Es cierto, con los ojos entornados
se trasciende el paisaje
y se licuan todas las fronteras,
no hay lindes, ni mojones,
ni límites que coarten los sueños.
Como la encina o el pino
no se auto limitan ni a lo ancho ni a lo alto,
como el espliego satura el olfato
y condensa las pituitarias,
como el fin de semana
acaba en atracón indigesto,
así de expansiva es la imaginación
para quien entorna los ojos y sueña.
Y tú, ante el espejo,
contemplando tu desmesura desmedida
y culpando a la moda
de la esclavitud de las tallas
y sus estrictas variables.
Con los ojos entornados,
caminando por un idílico camino paralelo,
la vida es menos vulgar, menos soez
y hasta mucho más placentera.
Por un idilico camino trataria de ir con lo ojos bien abiertos mirando todo lo que se abre a mi paso. Además, ahora que uno, por la edad, va perdiendo vista no puede darse el lujo de disminuirla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero con los ojos entornados se ve mejor aquello intimista que interesa, Emilio.
EliminarUn abrazo
La vida ya se encarga de entornarnos
ResponderEliminarlos ojos.
Sin dudas que es así, Tracy.
EliminarUn abrazo.