Me he quedado
apenas con un pronombre
de tercera persona
que no he logrado identificar,
como un barco sin bandera
en medio del mar.
El verbo, cuando pude reconocerlo,
era intransitivo,
y
vacilante como balsa al pairo
que casi se hunde.
En este estado de inacción,
movido por las olas de la duda,
me quedé sin predicado
y solo acerté a refugiarme
en la oración.
Mientras su vida,
tantas vidas a diario,
siguen soñando cruzar el Hades salino
al cara o cruz de la fortuna.
Un problema de dificíl solución.
ResponderEliminarFeliz domingo de descanso.
En especial si nos dedicamos a mirar hacia otro lado y a no ser conscientes de que son vidas humanas.
EliminarPara tí los predicados no son ningún problema.
ResponderEliminarMuchas gracias, Tracy, se hace lo que se puede.
EliminarUn abrazo.