11 agosto 2022

PADRE Y MUY SEÑOR MÍO



Tengo, padre, una débil memoria,

pero en mí se afirmó tu sonrisa

y algunos de los conocimientos

que de la tierra y el monte,

con tesón, me trasplantaste.

 

Tú me hablabas del ciclo de la vida,

de la ecología que hoy estudian

los sesudos en luminosos despachos.

Tú, con tus manos sarmentosas,

estercolabas la tierra y la sembrabas,

aguardabas el fruto, y tu sudor

era el vehículo que la llevaba al granero.

 

Me enseñaste a respetar las lindes

y también las malas hierbas hasta la bina,

a entresacar la caña débil

para fortalecer el brío de las promesas.

 

De ti aprendí a conocer las nubes,

a distinguir los vientos y sus amenazas,

a gozar el aroma expectante del azahar,

pero también del cantueso y el tomillo,

de la hierbabuena y el romero,

o a valorar la suma sutileza del jazmín

que plantaron tus manos

y que con tanto amor llevabas

un lindo ramillete cada tarde a mamá.

 

Te empeñaste en que reconociera

las huellas de personas y animales,

asignatura no llegué a superar,

a pesar de tu empeño;

en cambio, sí que he seguido

tu afición lectora, amor que a ti debo,

como te debo la vida

y la habilidad de saber gozarla.

5 comentarios:

  1. Mucho de los hábitos que tenemos ahora, se lo debemos a nuestros padres. Ellos han sido nuestro modelo a seguir.
    Besos.

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  2. Una herencia de virtudes y cualidades, que sin duda has sabido mantener y acrecentar, para también ser enorme.
    Un abrazo.

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  3. Fuiste muy afortunado con un padre así.Saludos

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  4. Un mensaje de agradecimiento que valoro y hago mío, aunque en otras circunstancia. Cuánto bueno hemos heredado de nuestros antepasados. Saludos

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