Lo había abocetado en apenas
unos trazos
y ya sobrenadaba su ser
por entre el polvo del
carboncillo
que le daba estructura.
Era la tarde avanzada
cuando la luz comenzó a
perder intensidad
y los rasgos se hicieron más
firmes y seguros.
Me atraía su cabellera
ensortijada
y su piel de vainilla
tostada. Sin pensarlo,
le pedí que se quitara la
blusa
y accedió al prometerle que
sólo sería un palabra de honor.
No era profesional,
pero posaba majestuosidad
natural
y un ensayo de sonrisa cuajada
de embrujo;
su boca un manjar suculento
del que no saciarse nunca
y sus ojos la confirmación
de un todo
al que podríamos llamar
deidad angelical
cual princesa del olimpo
soñado.
Siempre se corre el riesgo de enamorarse uno de su propia creación. O del modelo que nos sirve de base.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Ciertamente, Cayetano, pero no me digas que no es como para enamorarse de ella.
EliminarUn abrazo.
Preciosos versos y preciosa mujer.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo mío
Como ella es verdaderamente preciosa, había que revestirla lo mejor posible. Muchas gracias, Julia.
EliminarUn abrazo.
Si, todo muy bien, pero le pediste que se quitara la camisa, yo también hubiera pedido lo mismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sólo quería ver el ébano de sus hombros, malpensado. No olvides que le prometí un "palabra de honor" y he cumplido. Ella tiene una belleza que subyuga, Emilio.
EliminarUn abrazo.
Esa deidad angelical venía a probar el equilibrio emocional del pintor,además de desplegar en sus pinceles su talento y sensibilidad...Nada es porque sí, todo tiene su misterio y su sentido...
ResponderEliminarBello poema-pintura, Francisco.
Mi abrazo y feliz día.
Tú sí me entiendes, María Jesús, y comprendes la atracción tan fuerte que ella ejerce en quien la contempla. Mil gracias.
EliminarUn abrazo.
Es hermosa, pero tu interpretación de belleza, es realmente sublime.
ResponderEliminarMil besos de anís.
Así es como te imagino, Sara, como una estrella brillantísima que camina por un cielo particular, escoltada por satélites.
EliminarMil besos.
Precioso retrato. Un abrazo Francisco
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado, Inés.
EliminarUn abrazo.