Nació siendo bebé,
─como todos─
pero con mucha vehemencia,
empecinado en beberse la vida
a grandes tragos
y ser hombre;
quiso hacer de su vida
una página gloriosa
para la historia,
y, desde el inicio,
ya anhelaba la muerte
para acabar siendo estatua
en algún lugar señero,
para ser historia ignorada
en un parque.
Ignorada por todos menos por las palomas.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Las palomas es que son muy cumplidas; más que un luto, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
La ciudades están llenas de estatuas de piedra que el tiempo ha olvidado.
ResponderEliminarSaludos
Eso mismo pasa en los cementerios: "tu familia no te olvida", y luego ve uno el estado de las cosas. Es el afán del hombre por inmortalizarse, Emilio.
EliminarUn abrazo
No soportaría que me convirtieran en estatua, por eso no me hago famosa e ilustre, me moriría de nuevo de la pena de estar allí asustando a la gente que pasara o como posadero de palomas.
ResponderEliminarBesitos, Paco.
Un secreto bien guardado hasta ahora: te tengo modelada en mi mente y aromatizada con flor de anís. Mil gracias Sara por tu constancia y paciencia conmigo.
EliminarBesos anisados.
Esto de querer ser historia y tener una estaua,lo veo como prepotencia y total falta de humildad,sin pensar en hacer una gesta para beneficio de la humanidad.
ResponderEliminarTienes toda la razón, pero ni imaginas la cantidad de gente que busca su gloria por encima de todo. Muchas gracias, Cristina.
EliminarUn abrazo.