22 septiembre 2018

RESIDENCIA DE MAYORES





El Mediterráneo es siempre amable,
aún en la cercanía del Estrecho,
donde los antiguos campos de cañas de azúcar
perdieron el pulso
ante la modernidad turística.

En esa jungla de cemento,
entre campos de golf, jardines,
apartamentos, hoteles
y otros lugares de ocio,
una residencia de (ancianos) mayores
en primera línea de playa,
cuyos salones se asoman al mar
como desde un palco o tribuna cubierta.

Nadie mira la mar.
Ésta se agita trayendo olas a la orilla
y lo acompasa con música de órgano salado.
Los mayores, en sus sillones de orejeras enfrentados
son una fila de silencio entre sí.
Si alguno habla es para soltar un lamento
y motivos no faltan.

Los que se valen por sí mismos
piensan más en una partida de dominó
que en bajar al jardín o a la playa.
Algunos calientan sofás ante el televisor
que vocea para nadie.

También el mar canturrea sus salmodias;
también los barcos que vienen y van
en planos superpuestos de distancia
son un desfiladero que se enmarca en el horizonte.

Los mayores no se quejan,
hacen cola para desfilar ante el podólogo
y hacen cábalas si esta próximo fin de semana
vendrá a visitarles alguno de sus hijos
como eternamente esperan
y pocas veces sucede.

8 comentarios:

  1. Últimamente mucho que desear. Entre los recortes en lo público y la consideración de negocio en lo privado, cada vez cuentan con menos personal cualificado. En vez de residencia, más valdría hablar de aparcamiento de viejos o, si me apuran, de simple y llanamente, un "moridero". Penoso.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Con demasiada frecuencia un "moridero" penoso, Cayetano. Pero por las causas que apuntas y por las que se detecta en el poema de olvido familiar, el aparcamiento perfecto de una sociedad que quita de la vista los sufrimientos.

      Un abrazo.

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  2. Aún así, tienen atendidas sus necesidades básicas. Es mucho mejor, que estar solo en casa, padeciendo desnutrición y a merced de los ladrones. Últimamente los delicuentes se han dedicado a asaltar las casas de las personas mayores y suelen ser extremadamente violentos. Les agreden físicamente para obtener, el poco dinero de su pensión. Esto está ocurriendo ahora bastante.

    Besos

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    1. Esta visión que presentas bien merece una consideración. Es evidente que todo estado puede empeorar y el que describes es el más lamentable. Los ancianos de antes morían en casa rodeado de los suyos, protegidos y amados.

      Besos.

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  3. Según lo planteas es triste, Francisco...No obstante, hoy han mejorado mucho las residencias, cuidan muy bien a los internos y hay de todo...Unos reciben visitas y otros no.La educación es importante y desde pequeños hay que aprender a respetar y cuidar a nuestros mayores.Pero, hoy prima la economía y la vida fácil, ya lo sabes...
    Mi abrazo y mi ánimo.

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    1. Imagino que de la trayectoria familiar de unos y otros debe depender la situación final a la que lleguen los ancianos de hoy. Lo que relato es la sensación que da visitar un lugar de estos y cómo muchos internos se lamentan del olvido de sus hijos.

      Un fuerte abrazo.

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  4. Por desgracia, hubo un tiempo en que solía visitar una de ellas como acompañante y lo que vi, fue lamentable. No se salvan las de renombre y sus cobros desorbitados, jamás entenderé que el aseo personal se deba de pagar como extra y el arrinconamiento de los abuelos dependientes.
    El señor nos coja confesados.
    Un beso.

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    1. Buenos días, Musa. Lo bueno de tratar estos asuntos es llegar a ver con mayor lucidez lo que hay y lo que conviene. Venimos de un pasado donde todo quedaba en familia, pero hemos llegado a la modernidad y los cambios traen siempre desajustes. No he pretendido entrar en pormenores, sino una visión global del asunto, pero como era lógico, tiene sus limaduras. Sí, que nos coja confesados, pues no sabemos hacia dónde va a derivar con cada día menores prestaciones sociales.

      Un beso.

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