En la campiña sevillana,
el olivar es una ubre abundante
y frondosa
con millones de perlas
verdes o negras
que hoy ceden al ordeño
inaugurando la campaña
en su punto de partida.
En el mercado internacional,
una amenaza arancelaria
hace quiebros
comercializadores
y millones de peonadas
tiemblan de frío
en este estío revestido de otoño.
Si el ultimátum sigue
adelante,
es muy probable
que alguien en Miami se
tenga que tomar
un Dry Martini sin el acento verde
de una oliva ensartada con
tino,
aunque mantenga el twist de limón.
Son las maldades de la economía, los aranceles o los paraísos fiscales.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre en manos de terceros, Emilio Manuel.
EliminarUn abrazo.
El panorama económico -y político- futuro no pinta bien.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Peor que mal, Cayetano.
EliminarUn abrazo.