09 septiembre 2018

ANTES Y AHORA





Antes, echar un cigarro era sinónimo
de un descanso al pie del duro tajo;
el vicio duro era el trabajo y las vaharadas
un respiro intoxicado para los pulmones
y para el resto de miembros y sistemas.

Antes, una tasca era una atmósfera
irrespirable y, entre la densidad,
unos parroquianos que voceaban,
bebían, exageraban y jugaban a cartas
o maldecían al poner el seis doble.

Ahora, una tasca, es un lugar donde
te sirven una tapa gourmet
en un gran plato circular y profundo
con la nomenclatura de nouvelle cuisine
y precio a juego con rima consonante.

Ahora, fumamos todos no sabemos qué,
sin comprar tabaco ni cerillas, ni yesca,
mientras los empedernidos lían
de forma artesanal o usan boquillas
electrónicas sin tabaco y con el mismo vicio.

8 comentarios:

  1. Y antes, como ahora, nos seguimos muriendo.

    Un abrazo.

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    1. Evidentemente, Emilio. El tabaco puede ser un acelerador y lo es según la ciencia médica; pero el sino es el sino.

      Un abrazo.

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  2. Aquí no nos quedamos ninguno... ¡Hips!
    Un abrazo, Paco.

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  3. Al menos al entrar al bar, se puede respirar sin el asfixiante humo y olor a tabaco...

    Un cálido abrazo

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    1. En algo hemos mejorado. Y lo mejor de todo es que entonces no nos creíamos que se pudiera lograr. Muchas gracias, Sneyder.

      Un abrazo.

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  4. Unos vicios acaban y llegan otros...Todo tiene su pro y su contra para la salud. Lo importante es no pasarse y ser consciente de ello.
    Feliz noche, Francisco.

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    1. Hay una actividad comercial que vive de lo marginal y tiene una gran inventiva, así que desaparece un producto y llega otro para sustituirlo. Ahora hay uno muy silencioso que es el juego de apuestas por Internet o desde el teléfono, que ya está causando estragos.

      Un abrazo, María Jesús.

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