Parecía centrado en la
lectura del periódico;
leía sin voracidad, como
mascullando
cada palabra del diario
en el que tenía hundida su
mirada
detrás de sus viejos
espejuelos.
El café, como si llevara
otra velocidad,
era un bullicio de entradas
y salidas,
un trasiego incesante y
rutinario:
camareros uniformados
enviando silenciosas comandas
por una App.
Él, con su traje raído del
uso, su corbata negra
y descolorida, anunciando
soledad,
ocupaba cada día la misma
mesa
al fondo, junto al ventanal,
como quien observa la vida
desde la distancia
de un palco sin prestarle demasiada
atención.
En el mural izquierdo, negro
pizarra,
caligrafía esmerada en
blanco
con una oferta larga y dilatada
como jornada de vendimia.
En un ángulo de su mesa, una
taza
marcada por los posos del
café
y un vaso de agua a medio
consumir;
las gafas sobre el extremo
de la nariz,
detrás del periódico
desplegado,
el anciano ha dado una
cabezada
y vuelve de nuevo a
centrarse en el diario.
El mundo que reclama su atención está delante de sus gafas, impreso. El otro ya le va interesando menos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
La soledad tiene estas cosas. Esta mañana he visto en el cruce de una calle a cuatro jóvenes que cada uno consultaba su teléfono móvil; otro tipo de soledad.
EliminarUn abrazo
No me imagino a ese bar, cafetería o casa de comidas, donde un, digamos, jubilado (por no decir un viejo) dormita con un café y un periódico delante de su cara al tiempo que ese bar, cafetería o casa de comidas tramitan gracias a un App comidas a sabe dios que lugar.
ResponderEliminar¿A donde vamos a llegar?
UN abrazo.
Esa App es el nuevo sistema que tienen ya muchos bares para pasar la comanda a cocina y caja. El viejo cliente sigue en su mundo y a su ritmo, apartado del resto, Emilio.
EliminarUn abrazo.
A cierta edad se detiene el tiempo para poder darse el lujo de entregarse a la actividad que sea hasta con cabeceadas incluidas : )
ResponderEliminarBesos anisados.
Tienes razón, Sara. Por eso decidí hacerle un homenaje a ese anciano que vive su soledad en medio del bullicio sin alterarse.
EliminarBesos de anís.
Preciosa escena, con imágenes metafóricas de tiempos y épocas muy dispares. Me ha gustado muchísimo el contraste que generan. Precioso de veras. Con tu permiso lo comparto en goole +.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Rebeca, por tus palabras y por compartirlo. Me gustaría que me pasaras el enlace de dónde lo has compartido.
EliminarUn fuerte abrazo.