En la frágil caracola de la brisa,
el murmullo de nuestros pasos,
la partitura de nuestro caminar
por los caminos de la vida.
Como instantánea de nuestras miradas,
dos sonrisas silenciosas y aunadas,
y la complicidad de lo que callamos
como franqueo certificado.
Como cántaro que rebosa,
el burbujeo de nuestra melodía,
entrelazados como corchetes
de confidencias y estrechamiento.
Tú y yo, y en nuestro entorno,
los sonidos que nos identifican.
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