Principio, como materia prima,
como elemento básico
por el que llegar al silente encuentro
unívoco y descendiente.
El umbral, desde el que alumbrar
el para, la finalidad de la causa primigenia.
Los mimbres con los que tejer el cesto
donde recolectar el fundamento
de ese acercamiento a la luz.
Entre las sombras,
los tropiezos, el riesgo de un descalabro,
la vida animal sin otro porvenir
que alimentarse, crecer, reproducirse
y finalmente morir.
Del crepitar de la luz, la vida plena,
si acaso hemos sido capaces de enfocar
la lupa del entendimiento
y visualizar para en lugar de ser
esquirlas o cascotes,
redescubrir la piedra angular.
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