Hay veces
me dan arrebatos
y quisiera cambiar el orden
de todo lo establecido,
como si yo fuera el absoluto;
pero el secreto
y las posibilidades combinatorias
no están en mí
sino en ese más allá
que ni siquiera vislumbro.
Me pongo en el lugar
que no me corresponde
y cuando me doy cuenta,
he subvertido el orden de lo creado
y le asigno propiedades
a quien no las posee,
como me otorgo la creatividad
de la que sin dudas carezco.
Hay veces
soy excesivamente minucioso,
y hasta severo,
con las actividades ajenas,
pero jamás reparo en las razones del otro,
y es muy posible que el error sea yo.
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