Los otros, los nadie,
esos anónimos que se resisten
a ocupar el lugar que les toca
y salen de las grietas del lodo
o de las canteras de un ensueño
queriendo hacerse realidad de la nada;
los indeseables
que se niegan a cargar la mochila
de sus orígenes
y engolan la voz para gritar
con engaños y mentiras,
como si mediante la palabrería
pudieran aspirar a lo que está
fuera de sus agendas por línea parental.
No hay estirpe entre ellos,
tampoco tradición que les amparen.
¿De dónde han salido sino de las cloacas?
Aspiran al todo y no son nada,
pretenden medirse
y ni siquiera tienen talla homologada.
Los otros no pueden ser de los nuestros,
nunca lo fueron
y solo serán pisadas bajo la niebla,
ensayos de luz
entre la cerrada tiniebla.
Son y serán siempre los otros,
la inapreciable ganga de lo puro.
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