22 agosto 2020

LAS ALEGRES AGUAS DE LA INFANCIA


 

Para cuando me asomaba

pelusilla a la barba

empezó a molestarme

el niño que me habitaba,

a ello contribuían

los compañeros de instituto

los no amigos

y el gozo inexplicable

de hacer daño

en lugar de bostezar indiferencia

o ayudar al débil.

Ahora lo llaman “bullying”.

 

El trabajo exigía responsabilidad

y madurez en las proporciones

adecuadas;

dos elementos indisociables

con las alegres aguas de la infancia…

Y se fue diluyendo

en la necesidad de progresar.

 

Pasó el tiempo dejando su mácula

y, ahora, con la barba cana,

vuelvo a revivir al niño

que venía de fábrica;

y si bien nada es lo mismo,

apuesto por la ternura, la compasión,

el respeto y la aceptación

de la inocencia,

como gel que lava

las rebabas de la vida.

12 comentarios:

  1. Eso de compartir redes , como hacemos tú y yo, hace que nos leamos muchas veces, bueno , que te lea pues yo publicar lo que se dice publicar lo hago poco y lo de escribir ...tampoco mucho que digamos.

    Cuántos niños sufren/ han sufrido " acoso" en silencio ...
    Me gusta como lo dices y , como siempre , buen poema el que nos vuelves a dejar. Un abrazo .

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    1. Es un honor que tú me leas y que comentes y apruebes lo que hago. Muchísimas gracias, Chelo.
      Un abrazo.

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  2. El niño, me refiero a tu niño, siempre está presente en tus letras y supongo que en tu vida. Por eso estás lleno de amor y en todo lo reflejas. Sin ese niño imposible sobrevivir con tanta ternura como tienes.
    Fuerte abrazo.

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    1. Muchísimas gracias, Sara, por ese concepto que tienes de mí.
      Un fuerte abrazo.

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  3. Hola Francisco. Que bien escribes parte de la niñez que te tocó vivir.
    Me gustan las metáforas.
    Tanto en la niñez como en la vejez el respeto ha de ser mutuo. Tofos debemos ser respetados en todas las edades, pero somos malvados.
    Abrazos

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    1. Es muy cierto, Isa, que hay bastante de malvado en las personas, algo que solo lima la educación y el ejemplo en familia.
      Un abrazo.

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  4. ¡Precioso! Con qué claridad y belleza nos resumes el paso de la infancia a la adultez y viceversa, pero esto último con toda la madurez y sabiduría que pone la vida en unos ojos que nunca dejaron de mirar con asombro e inocencia.
    Felicidades!
    Un abrazo

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    1. Muchas gracias, Maite, me alegro que te haya gustado.
      Un fuerte abrazo.

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  5. El hecho de llevar gafas y ser pelirroja fué la causa de sentirme muchas veces acosada a base de adjetivos ( no los quiero decir aunque me acuerdo muy bien de ellos) que me hicieron tener una serie de complejos en mi infancia y adolescencia que siempre oculté para poder pasarlo bien y jugar cómo si nada me ocurriera. Menos mal que con el paso de los años esos complejos desaparecieron y ahora los recuerdo cómo algo anecdótico de mi infancia que me ayudaron a ser más fuerte.Saludos

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    1. Tienes razón en lo que dices: quien lo supera se hace mucho más fuerte, pero es un acoso muy perverso.
      Un abrazo.

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  6. Apuesto por lo mismo que tú y creo que es apuesta segura.

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    1. Mil gracias, Tracy. Vamos de la mano y cambiemos hostilidades por caricias.
      Un abrazo.

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