De todos los frutos
que nacen
bajo la superficie de la
tierra:
ajos, zanahorias,
patatas, puerros…
De todos los frutos
que granan
por encima de la tierra:
trigo, cebada, maíz,
tomates, pimientos, berenjenas…
De todos los frutos
que crecen
en las ramas de los árboles:
naranjas, mandarinas,
manzanas, aceitunas,
ciruelas, aguacates…
Nada tan asépticamente
presentado,
ni tan bien envuelto
como la castaña:
aguerrida capa de púas,
chaleco rutilante de
cordobán
y camiseta interior amarga.
De todos los frutos
que nos da la Naturaleza,
ninguno tan jugoso
como la grosella de tus
labios.
La oda a los frutos no podía tener un final mejor.
ResponderEliminarBesos
Gracias por tu apreciación. Feliz domingo.
EliminarUn beso.
De todos los frutos
ResponderEliminaramo al que ha caído
por el beso de un gusano.
Un saludo
Seguro que está maduro: ellos no se equivocan.
EliminarSaludos.
Los frutos están precisamente para eso: para disFRUTarlos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
Qué tú disFRUTes de un feliz domingo y recolectores frutos de amor.
EliminarUn abrazo.
¿Y que me dices del fruto humano?, posiblemente sea el peor de los frutos, salvo excepciones
ResponderEliminarUn abrazo
Pues que hay de todo, Emilio. De todo hay en la viña del Señor.
EliminarUn abrazo.
Un final apoteósico!
ResponderEliminarMuchas gracias, Tracy.
EliminarBesos.
Muchas gracias, Tracy.
EliminarBesos.
De todos los frutos que existen, nunca mejor reivindicados que a través de tus versos, gran poeta.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande!!