07 mayo 2016

NOCTURNO EN SIERPES



Caen los cierres metálicos,
─con sus sonidos a herrumbre─
y el pretérito bullicioso
se hace desolación y abandono,
silencio en el arqueo de caja.
Se marchan los últimos
y quedan solos los escaparates
con los reflejos de las últimas miradas.
Es noche cerrada. Soledad y silencio.
Un borracho zigzaguea su perorata
seguido por el eco de sus palabras.
Los tullidos y músicos callejeros
han abandonado y un lotero persistente
trata de colocar a la escasa presencia
los cinco últimos para mañana.
De nuevo el silencio y la desolación
ante el brillo de los escaparates:
no hay ojos para tanta óptica
ni turistas para tanto souvenir.
Un silbido de agua hecho ráfaga rompe
el silencio y, tras él, una barredora mecánica
va jaspeando el suelo hasta el impoluto,
revistiendo el suelo de una película
transparente donde se trasluce
el sueño empecinado de la noche.

10 comentarios:

  1. Haces muy fácil imaginar ese momento, con tus versos. Se termina la jornada con esos cierres y empieza la jornada de los invisibles como el que zigzaguea, o el agua de la barredora o quien la conduce.
    El cuarteto de tu cierre es exquisito!
    Un abrazo de anís.

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    1. Gracias, Sara. Aquí pasa de la media noche y estoy a la espera del sueño, muy gozoso por tu comentario.

      Abrazos.

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  2. Quillo... ¿qué has hecho? ¿pagarle a la gente para que se quite de en medio y no te estropee la foto ni el poema?

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    1. Tan sólo esperar a que sean pasadas las 9 de la noche, hora en el que la calle más comercial se queda muda y solitaria.

      Besos.

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  3. Nocturno en Sierpes y día de invierno a las 6 de la tarde aqui en la ciudad donde estoy, lo has descrito de maravilla.
    Desolación, abandono y no queda nadie en la calle, sólo hay vida normal de 8 de la mañana a 5 de la tarde, pero a las cuatro ya oscurece.
    Me ha gustado el poema.
    Un abrazo.
    Ambar

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    1. En Sevilla tenemos más horas de luz, pero el centro comercial se queda solitario en cuanto cierra el comercio. Gracias por tus palabras, Ambar.

      Un abrazo.

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  4. Ahora que lo dices, me viene a la memoria el sonido exacto del cierre -de tijera- del estanco de Sierpes 40. Cuántos recuerdos.
    Un abrazo, Paco.

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  5. Has hecho de algo cotidiano una belleza de poema. Casi me parecía estar mirando lo que versas, sintiéndolo todo abocado a la noche.
    Besos.

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