¿Quién carga con la muerte
de un niño que fallece de
hambre,
de un chico que ha perdido
el sabor
de la leche en su tracto digestivo?
¿A qué ministerio, a qué
ministrable,
a qué misterio le resulta
achacable
que en vez de pintarse un
bigote blanco,
con la leche blanca de un
cartón de leche,
se demude el color de su
tierna carita
en máscara de cera que
anuncia la muerte;
que todavía es vida, pero
vida embargada?
¿Qué sabe Panamá? ¿Qué saben
las Vírgenes?
¿Qué sabe Gibraltar? ¿Qué
saben las Bermudas?
¿Qué sabe nadie que no sepa
una madre
del ronroneo de tripas,
agudas y graves,
y su nocturna música de
percusión y aires?
Estos niños no son
refugiados, no corren
de una guerra sangrienta,
son los excedentes
de una sociedad que quiere
sacarles
por la puerta trasera que no
da a la calle.
¿Quién aboga por ellos? ¿Quién
dibuja
sus caras famélicas, en la
nueva campaña,
mamando en la ubre de un
Estado solidario,
donde todos los niños tengan
bigote blanco?
No. No llores conmigo. El
llanto no sacia
y de esto saben mucho sus
sufridas madres;
échate mano al bolsillo, compremos
leche abundante,
para que no haya ningún niño
sin bigote,
sin bigote blando de hoy en
adelante.
Para ello hay que movilizarse. Las recogidas de alimentos en las puertas de los supermercados por parte de voluntarios debidamente acreditados suelen dar buenos frutos. Doy fe de ello: este pasado fin de semana, Granito a Granito (con uno de mis hijos y mi mujer entre ellos) decidió dedicar viernes y sábado a este menester. Y la gente responde, porque les llega muy dentro. Y nada cuesta salir del super con un litro o dos de leche extra o un paquete de garbanzos para donarlos a los de la recogida. Y la conciencia algo más tranquila. Y el super hace más caja. Todos contentos.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
La solidaridad social está logrando evitar la catástrofe a la que el Estado no pone remedio. Por supuesto que son efectivos estos ejemplos. Hoy, gracias a Cáritas, Cruz Roja, Banco de Alimentos y otras organizaciones, se está paliando las graves consecuencias de esta crisis de la que parece que se sale, pero en la que los último están cada día más hundidos.
EliminarUn abrazo.
No solo de leche vive el niño, hay que darle, carne, pescado y otros productos que desgraciadamente sus padres no pueden pagar, no tienen trabajo ni tampoco entra una ayuda en casa, mientras otros, con un sentimiento mentiroso, dicen que tenemos que ser honestos y poner la X solidaria en su correspondiente casilla, sinvergüenzas.
ResponderEliminarSaludos
El vaso de leche es el símbolo, pero no sólo de pan vive el hombre, Emilio.
EliminarUn abrazo.
La recogida de alimentos en ls supermercados da buenos resultados, las personas que acudimos a ellos añadimos a la lista de las compras algunos artículos para socorrer a aquellas personas que necesitan la solidaridad de los demás para para poder sobrevivir en este mundo injusto. Un día hablando con unas personas colaboradoras me indicó que las cestas iban llenas de alimentos de diferentes clases pero tenía una carencia total de artículos de limpieza y a la leche y legumbres que iba a aportar añadí un gel de baño...ese apartado nunca lo había tenido en cuenta ya que siempre me había centrado en la alimentación.
ResponderEliminarBesos
Ayer fue para mí día de Banco de Alimentos: por la mañana descargar ordenar y distribuir en 32 lotes; por la tarde hacer entrega de ellos a otras tantas familias. Decía la Madre Teresa de Calcuta algo así: sin mi pequeño gesto, la mar seguiría siendo la mar, pero le faltaría esas gotitas. Ayer fue día de gotitas, de 32 gotitas.
EliminarBesos.
Las organizaciones civiles no alcanzan a cubrir todas las necesidades de los niños del mundo, de alimentos de buen trato de vida digna. Se necesita el despertar del resto de la sociedad.
ResponderEliminarUn abrazo de anís.
El problema es que la sociedad más despierta es la civil y no la gubernamental. Y de la civil, aquella más comprometida con sus semejantes. La solución a todos estos graves problemas han de venir por el compartir, pero parece todavía una fruta verde que tardará en madurar mientras caen por los bordes del camino millares de criaturas.
EliminarAbrazos de anís.
Creo que la gente de a pie, la gente normal,que tiene un sueldo para vivir,esa gente es solidaria y compra alimentos,para ayudar a los que con muy buena voluntad hacen la recogida. Tristemente, los responsables de que haya niños que no tienen nada que comer, son las grandes empresas,los gobernantes de países ricos .
ResponderEliminarPero qué hacemos , gente sencilla y de clase media,que colaboramos en lo que está en nuestras manos,pero esa no es de ninguna manera una solución? Pienso que dar de lo que podemos y nos sale del corazón,sabiendo que eso no impide que haya niños "sin bigote blanco "
Este asunto es demasiado extenso para resolverlo en un par de párrafos. Creo que la responsabilidad de tantas personas que lo están pasando mal es de los estados, de los gobernantes; pero es la ciudadanía la que suele salir a apagar el fuego del hambre, a paliar las miserias humanas. Vivimos en un mundo cada día más comunicado, pero cada día más dispar y de espaldas al otro. Hagamos cada uno aquello que le sale de su conciencia y ayudemos a quienes nos necesitan.
EliminarUn fuerte abrazo.