En el lecho arenoso de mi
mar,
en las profundidades
nocturnas de mis ensueños,
Tú, sargo escurridizo
en fuga de mi tacto.
En el lecho tempestuoso de
mi mar,
en las profundidades
de mi apetito insaciable,
Tú, pulpo danzarín,
octópodo alucinógeno.
En el lecho pedregoso de mi
mar,
en las profundidades
de las simas de mi codicia,
Tú, sirena de argenta,
el tesoro que me encandila.
En el lecho ensabanado de mi
hogar,
en las profundidades
de mis nocturnas
elucubraciones,
Tú, lisa resbaladiza
que escapa de mi copo.
Cuando el lecho se convierte en mar y los sueños en aguas profundas. Bucea en medio el nadador enamorado.
ResponderEliminarUn abrazo, Paco.
El nadador de los sueños, Cayetano.
EliminarUn abrazo.
Como se nota que eres un enamorado del mar...
ResponderEliminarEl mar no pasa desapercibido y cuando uno se enamora de esa música desde la infancia, es casi imposible de olvidar.
EliminarBesos.
Pescador de ensueños marinos.
ResponderEliminarEs precioso.
Un beso de estrellita de mar.
Gracias, Sara, por tu encantadora presencia.
EliminarBesos anisados.