El
que se harta de riquezas no logra conciliar el sueño.
(Qo 5, 12)
Hablaron
de “burbuja inmobiliaria”
pero
la imaginación no me alcanzó a ver
globos
de colores como cúpulas
o
frontispicios,
y
resultó una infecta pompa de jabón
contaminada
de avaricia;
un
acoso desmedido a lo público
para
llevarlo a hurtadillas a lo privado
del
compadreo;
esos
que prometieron darlo
todo
por la patria
y
se lo llevaron a paraísos secretos
bajo
enrevesadas siglas eufónicas
de
cuyas consecuencias mis hijos y los tuyos
compraron
pisos de dos habitaciones
a
precios de mansión
y
cuyas hipotecas estrangulan sus vidas
hasta
la jubilación y más allá.
Dudo
que esta situación les quite o no
el
sueño a los protagonistas,
pero
sin duda que han desvelado para siempre
a
los incautos que sólo pretendían
un
nido sobre el que edificar sus vidas.
Siempre tocando la fibra.
ResponderEliminarUn abrazo¡¡
El poeta debe dolerse de lo social. Sin compromiso se vive enajenado de la realidad.
EliminarUn abrazo.
Lo triste de todo esto es que, si no hubiera sido por la avaricia de unos desalmados y con unas gotitas más de vocación de servicio a los demás, viviríamos en un país sin grandes problemas y la crisis apenas se habría notado.
ResponderEliminarDe nuevo, lástima de país, lástima de democracia... No es justo.
Un abrazo, Paco.
Si no nos han llevado directamente al matadero, es porque este país es más poderoso de lo que creíamos. La duda es, ¿quién nos sacará de esta estacada que nos devuelve cincuenta años atrás, Cayetano?
EliminarUn abrazo.
Verdades como puños Francisco, verdades como puños de las que ellos pasan de largo, edificios de corta duración que no ponen belleza al ambiente ni color.
ResponderEliminarPero bien se puede decir que cuestan un ojo de la cara.
No hay límite ni justicia.
Un buen fin de semana y un abrazo.
Ambar
Me siento muy decepcionado, Ambar. Se me acaban los razonamientos y hasta las palabras.
EliminarUn fuerte abrazo.
Creo que todo se ha dicho ya y nada nuevo puedo yo aportar, solo decir que me entristece profundamente en lo que se ha convertido España, mi pais, que amo tanto.
ResponderEliminarAbrazos
Si estar indignado es estar dispuesto a presentar batalla, sólo puedo decir que me siento decepcionado. Ya no me quedan facultades para salir a manifestarme, pero esto que nos sucede, además de inaudito es un saqueo del Estado, Julia.
EliminarUn abrazo.
La avaricia sin medida tiene terribles con secuencias.
ResponderEliminarBesos
Pero que la pagan los más débiles de la sociedad, lamentable.
EliminarBesos.
¡Cuánta verdad!
ResponderEliminarAbrazo!
Gracias por pasarte a leer y comentar.
EliminarAbrazos.
Las ganancias multimillonarias, a costa de los grandes sacrificios de la gente. Dura realidad tan extendida por doquier.
ResponderEliminarUn beso.
La avaricia del dinero es insaciable y no tiene fronteras ni físicas ni morales.
EliminarBesos.
En la diana, como siempre, amigo. como bien dices, los incautos (o soñadores) ven sus vidas hipotecadas para siempre, y con ello arrastran a los padres ya jubilados que merecen vivir tranquilos y felices tras toda una vida trabajando por el bienestar propio y de la sociedad y el futuro de sus hijos. Mi caso es similar al de cientos de miles de españoles: aplastado por la deuda de mi hija, veo menguar mis reservas de toda una vida hasta el punto de privarme de todos mis proyectos como jubilado. Y mientras tanto los culpables de esta situación duermen tranquilos habiendo robado tanto, defendidos por los mejores bufetes de abogados, quienes lograrán que solo pasen un par de años en la cárcel manteniendo todo el dinero robado. Un asco de país. Uno se siente impotente e idiota al pensar en todo lo que ha luchado durante el franquismo y después como sindicalista en las fábricas repartiendo octavillas arriesgando mi libertad para poner a estos mangantes en el poder. ¿Y ahora qué? ¿ Por quién votamos? ¿ Qué futuro nos espera? Un abrazo, Francisco.
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