Lo habitual cuando uno mira desde
la ventana de su habitación, es que siempre vea el mismo panorama con escasas y
ligeras variantes: mayor floración en los árboles en primavera, mayor desnudez
en otoño; más claridad o menos, dependiendo de la hora del día y del estado
nuboso o clareado del cielo... A veces
me canso de mirar para ver siempre lo mismo, aunque en los pequeños detalles,
como digo en el párrafo anterior, no hay dos días iguales.
Monasterio de la Cartuja - Granada |
A veces me da por evadirme y veo
desde mi ventana aquello que me apetece, algo que está al alcance de todo el
mundo, pero que no todos se atreven a practicar. Esta mañana, al abrir, con un
tiempo algo desapacible y frío, me he sentido, como si en el mirador de la
Alcazaba estuviera, contemplando La Alhambra y a sus pies toda la ciudad de,
esa que con tanta razón dice mi amigo Emilio Manuel que está en Granada. En el
aire se palpaba el tiritón del termómetro y la espesura de la densidad blanca de
las cumbres. Es posible que se haya pertrechado de oxígeno en la mismísima
cumbre del Mulhacén y de agua en el Genil o en el Monachil. Por entre las nubes
pardas se asoman los picos nevados y hacia abajo, salvando el desnivel, el
intrincado de sus calles y plazuelas.
Por el sonido en los cristales, creo
que empieza a llover en la calle o tal vez sea ese rumor tan característico de
las acequias de Granada. Aunque sea así, no va a ser un impedimento: no pienso
estar a la intemperie ni visitar La Alhambra como es casi obligado, sino que
quiero limitarme a revivir La Cartuja en cada una de sus volutas, en cada uno
de sus arcos y dinteles. Suelto el primer suspiro en el plateresco de la
portada y me extasío en la arquería dórica del claustrillo; en el retablo de San
Pedro y San Pablo respiro profundamente antes de acceder a la sala capitular y
su bóveda de crucería. Cada capilla es una invitación a salir de uno mismo, a
respirar del aire monástico de lo que fue y que de alguna forma permanece como
si la orden de San Benito siguiera presente.
No me ha gustado el panorama que
me ofrecía hoy mi ciudad. Por eso al despertar, en lugar de mirar a la calle,
lo he hecho por la ventana interior para presentarme y sentir aquello que me
apetecía y que me dispongo a celebrar para todo el día. Si te limitan, si acaso
no te gusta el panorama que tienes ante tus ojos, mira por la ventana interior
y sueña: Granada es un meritorio lugar por el que imaginar y divagar.
Pues mira, has visitado lo que yo no visito hace muchos años. ¿Que tal está? ¿La has visto bien cuidada? La próxima vez que te asomes a tu ventana pásate por el Hospital Real donde hay una exposición sobre su V Centenario y los 30 años que lleva allí el Rectorado.
ResponderEliminarTambién hace mucho que no estuve en Granada, no obstante, cuando repita te haré caso y te complaceré en lo que pides.
EliminarUn abrazo
Granada es la ciudad donde yo me perdería ... Me encanta!! .. Para mí es un lugar mágico ...
ResponderEliminarUn cálido abrazo
Para mí también, Aris, precisamente por eso me he asomado por mi ventana interior.
EliminarBesos
A veces uno necesita algo mas que una pared de ladrillos de la cas de enfrente y para eso esta la imaginacion, jeje con los sueños te puedes trasporta a otros lugares y además a sitios en los que realmente te gustaria estar.
ResponderEliminarun abrazo amigo
Lo que no nos da el día a día está al extremo de nuestra mano si tiramos de la imaginación.
EliminarUn abrazo
Pues no está mal abrir la ventana y ver la Alhambra y la Cartuja de Granada; a veces me pasa lo mismo, ¿Por qué será?. Saludos cordiales.
ResponderEliminar¡No me digas, Paco! Parecerme a ti es un piropo importante. Muchas gracias.
EliminarUn abrazo
Hay días en que es necesario hacer un ejercicio de introspección. Es necesario.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco.
Aunque no sea el día más propicio, y estando de acuerdo con el ejercicio de introspección, me encanta el sentido del humor que por lo general demuestras.
EliminarUn abrazo
Tu ventana interior ha reflejado perfectamente el paisaje que nos dibujas, frió, nieve -ayer lo hizo en la ciudad- Alhambra, Albaycin y con una foto de la Cartuja, ahí fue donde tuvimos la suerte de casarnos un lugar de gran belleza barroca. Se ve que conoces la ciudad y que la aprecias.
ResponderEliminarUn saludo
¡Qué bonito, Emilio, lo que me has dicho! Muchas gracias. Así es, tengo muy buenos recuerdos de las veces que estuve allí, y hasta del mes y medio de mili.
EliminarUn abrazo
Siempre hay puertas interiores que te permiten el tránsito al pasillo de los recuerdos. Granada es una buena opción.
ResponderEliminarUn saludo.
Te ha salido muy poético, profesor. Hay muchas cosas que no me gustan y esta ventana es como un lucernario por donde uno se asoma al mundo.
EliminarUn abrazo
Siempre nos queda la imaginación para cambiar lo que no nos gusta; a mí me ha gustado mirar a través de tu ventana interior.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco.
Pues que sepas, Elena que la pongo a tu disposición para cuando gustes.
EliminarUn abrazo
Nada como estar solo con uno mismo y y utilizar esa magnifica ventana interior como tu dices. Yo tengo un lugar ideal de descanso y me suelo ir allí que se está de miedo, y nadie irrumpe.
ResponderEliminarBss
Como sabes, Katy, lo que la ventana es por ponerle nombre, pero cada uno usa lo que tiene a mano, a condición de que lo pase por la imaginación.
EliminarBesos
En esto días así es preferible dejar a su aire a la "loca de la casa". Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminarLa loca de la casa es importante que no nos vuelva locos, sino que nos ayude a filtrarnos por las paredes hasta el lugar o la situación apetecida.
EliminarUn abrazo
Buen consejo. aunque más de una vez tenemos que mirar a través de esa ventana interior y no solo cuando nos levantamos
ResponderEliminarAsí es, Anun, lo importante es tener siempre localizada esa ventana para usarla en el momento preciso, indistintamente de la hora.
EliminarBesos
En mi deber, tengo el ir a ver la Alhambra y bueno, también la Mezquita de Córdoba, que eso también tiene delito, estando a 130 km solo de ella.
ResponderEliminarSi es que soy de lo que no hay, aparte de poco viajante.
Veo que viste tu premio en el blog. Te lo mereces
Un abrazo.
Sin duda merecen la pena ver ambas ciudades y sus exclusivos monumentos. Si un día vienes por Sevilla yo seré tu cicerone.
EliminarUn abrazo
El mirar por esa ventana interior ayuda muchas veces sobre todo cuando se elige un lugar tan bonito como el que tu elegiste.
ResponderEliminarCuando es uno quien construye el lugar donde pasarlo bien, todo va robre ruedas. ¡Inténtalo!
EliminarUn abrazo
Una buena forma de viajar sin ocasionar gastos extras al bolsillo. Más de una vez habrá que recurrir a ello.
ResponderEliminarBesos.
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
Tienes razón, es una fórmula barata. Hay dos formas de hacer este viaje: haberlo hecho antes o imaginarlo completamente. En esta ocasión jugué con la memoria, pero no siempre miro lo que conozco.
EliminarBesos
Francisco, la semana pasada visité la cartuja de Granada. Me gusta conversar con el hombre que siempre va conmigo.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Qué bien, Antorelo! ¿Se parece en algo a lo que yo he descrito? Si es así me alegro.
EliminarUn abrazo
Hola Paco, muy bonito lo que has escrito. Y me parece estupendo que cuando un paisaje cercano que habitualmente tienes delante tuyo no te gusta, qeu veas cosas hermosas que tiempo atrás te hicieron feliz.
ResponderEliminarMuy buena la tactica para no decaerse de ánimos. Así deberíamos hacer todos, cuando algo nos pone tristes, ver, mirar y escuchar algo agradable que en un tiempo nos haya hecho felices.
Buena terapia, la copiaré.
Saludos y besos
Si por ejemplo te cansas de ver las montañas de tu pueblo, imagínate Somosierra, o Sierra Nevada, el Pirineo, o el monte Fuji; todo depende de lo que te apetezca.
EliminarBesos
Y nuestro interior tiene tantas ventanas, es posible que incluso no lleguemos a poder mirar por todas ellas. En unas hay ciudades, en otras personas, son de distintos colores, unas nos sumergen en la tristeza, otras alegran nuestra vida... Por la que hoy se ha asomado usted es irrepetiblemente hermosa. Un saludo.
ResponderEliminar¡Tanto mejor! Es cuestión de seleccionar una cada vez que tenga necesidad de ello.
EliminarUn abrazo
YO A MENUDO MIRO PARA MI VENTANA INTERIOR PORQUE ME AGOBIA EL EXTERIOR, SIEMPRE LO MISMO, UNA CIUDAD MUY AGOTADORA LA MIA.
ResponderEliminarUN BESO GRANDE FRANCISCO.
Tampoco nos podemos plantar delante de la ventana interior para siempre, pero sí conviene ir alternando y balancear la vida.
EliminarBesos
Hola Francisco…me gustó tu texto… y me gustó visitar La Alhambra…pero comparto contigo que a veces es bueno evadirse del mundo exterior y mirar a través de su ventana hacia adentro. A mi me encanta regocijarme del mundo interior y de mirar la belleza desde ahí.
ResponderEliminarUn abrazo y buena semana.
Me alegro que coincidamos en algo tan importante como no dejarse arrastrar por la cotidianidad.
EliminarUn abrazo
Esa ventana que tienes es una suerte nada fácil de conseguir. Ojalá todo el mundo supiera mirar por esa ventana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todos sabemos mirar por ella, es cosa de practicarlo. ¡Inténtalo!
EliminarUn abrazo
Es una de mis citas pendientes, Granada, con tu descripción me has despertado las ganas, en este mes además tendría doble encanto para mi porque me gusta el frío, algún día...
ResponderEliminarBssss
Pues Granada en este tiempo está bien interesante. Si lo haces, no te olvides hacer una reserva previa por internet para entrar a la Alhambra. Es más, puedes reservar un bono que cubre todos los museos y algunos complementos muy interesantes.
EliminarBesos
Francisco, y mirar la felicidad en nuestro interior, a veces hace que sea más duradera.
ResponderEliminarPor cierto, que no has participado en nuestro reto de San Valentín, espero que sea porque tienes algo cocinándose en el horno jejejeje, queremos que estés en nuestro libro, junto a los demás que formáis acompáñame, anda, anímate. Un besazo.
Tengo un interior bastante completito y un exterior complementario, lo que quiere decir que ando bastante liadillo; no obstante, tengo tiempo, ¿verdad?
EliminarUn beso
Tamara: he perdido el correo donde tenía que mandarlo. ¿Me lo puedes enviar de nuevo? Me estoy haciendo mayor...
EliminarFrancisco si lo vas a publicar no es necesario que lo mandes, nos pasamos y lo copiamos, aun así te digo el correo irisamigos@hotmail.es
EliminarEl problema de esta humanidad es que ha olvidado como escuchar esa voz interior...ha cambiado ese tiempo de intimidad por el trabajo, la televisión, las fiestas, el tráfico, cualquier cosa que lo aturda con tal de no encontrarse cara a cara con su yo interior...y que buenos momentos se pasan a veces con uno mismo..si no eres amigo de ti mismo en quien vas a confiar? bss
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