Un pequeño impulso, una
aceleración de unos metros y le fue dando hilo a la cometa; la ilusión en sus
ojos y el extremo del cabo bien firme a su mano derecha, aunque no dejaba de oscilar y cambiar de
dirección a cada instante. Allá arriba, muy alto, la esquelética estructura de
cañas parecía tan frágil que no podría aguantar la tela que presentía en fuga;
de repente jugueteando entre nubes con volteretas y arabescos, se iban formando
volutas caprichosas y grumosos capiteles que le daban la apariencia y esbeltez
de un templo gótico. Cuando quiso reparar no estaba solo en la plaza, sino que
muchos otros, jóvenes y mayores, correteaban la planicie portando la rienda
móvil de aquellas arquitecturas ficticias que simulaba el templo sagrado de los
dioses en medio del ágora. La brisa del atardecer hacía fluctuar las posiciones
como si de un elemento vivo se tratase. En las alturas, las nubes, como
excitadas por el juego, contribuían con figuras etéreas que parecían animadas
en vez de pétreas. De cada cuerda un fuste, cada cometa un capitel; los niños
basas móviles que daban consistencia cambiante al templo de la diversión; el
movimiento de las alturas como nervaduras de una cúpula siempre abierta a lo
altísimo y en el ánimo de los participantes el miedo a que se echara el viento
antes de que cayera la noche y que el templo se derrumbase.
Bella descripción del cuadro. Como la vida , a veces hay que echarle hilo al cometa para que vuele.
ResponderEliminarMe ha venido la frase de Hellen Keller a la cabeza
"Nunca se debe gatear cuando se tiene el impulso de volar”.
Buen miércoles
Gracias, Katy, por tu generosidad conmigo.
EliminarBesos
¡Quién no ha soñado alguna vez con ser un pájaro! Por eso nos gustan tanto las cometas.
ResponderEliminarVolar pero dentro de un orden, sujetos y seguros, con ese cordel o cordón umbilical que nos ata a la tierra. Una metáfora de la libertad controlada por nosotros mismos. Si perdemos el control, el viento puede destrozarnos.
Tal vez sea esa la razón de que nos atraiga tanto ya desde pequeños.
Un saludo.
El vuelo y la libertad son algo más que metáfora, casi son sinónimos. Gracias, Cayetano.
EliminarUn abrazo
Sencillamente divino. Besos mil primo.
ResponderEliminarMi prima exagera siempre lo que hago. ¡Cómo te tira la sangre!
EliminarBesos
Francisco,acabas de bordar con hilo fino la imagen.
ResponderEliminarTe ha quedado precioso de veras.
Besos.
¿Y la vainica, también te ha gustado la vainica, Marinel? Muchas gracias.
EliminarBesos
Armonía y sencillez que se descubre en el cuadro y en tu descripción.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco.
Muchas gracias, Elena. Siempre encantadora conmigo.
EliminarBesos
Pues no se podría describir mejor, monsieur. De hecho, la descripción ha conseguido ser superior a la imagen :)
ResponderEliminarFeliz día
Bisous
Madame, me ruborizáis vos.
EliminarBisous
Una entrada preciosa con aires de cometas que va acompasada con la divina imagen. Cómo me haces recordar mi infancia haciendo volar las cometas de colores…ellas queriendo zafarse de nuestras manos para proseguir su sueño…querían ser como Juan Salvador gaviota y una que otra lo lograba.
ResponderEliminarAhora por lo menos mis sueños vuelan así y más aun…
Abrazos Francisco, buena semana.
Gracias, Ceciely, por contarme que te he hecho recordar tu infancia.
EliminarUn abrazo
Francisco contigo volamos más allá de las letras, precioso texto has escrito.
ResponderEliminarUn beso.
¡Qué bonito, María! Muchas gracias.
EliminarBesos
guauuuu, encima el otro día en clase explicábamos la cometa jajaja, y dibujamos una con sus lacitos y todo jejejeje. Un besazo.
ResponderEliminar¿Otra docente? ¡Dios mío, estoy rodeado de maestros, no me califiquéis, por favor!
EliminarBesos
Hermosísimo relato breve, inspirado en la imagen adecuada. Imaginación rica y pluma fácil para describir tu fantasía.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo.
¡Cuántas cosas me has dicho, Chela! Muchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo
Siempre me han gustado las cometas y en ocasiones iba con mis hijos a volarlar. ellos los conseguían pero yo era un negado y se me estrellaban todas. Ahora solo dejo volar mi imaginación.Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminarLos hijos nos superan con frecuencia en muchos frentes, Felipe.
EliminarUn abrazo
Hola Paco, precioso el texto y precioso el cuadro.
ResponderEliminarQuien no ha querido volar una cometa imaginado que quien volaba era él/ella misma. Cuanto más alto y más tiempo la cometa en el cielo, uno/as se imagina que tiene poderes para volar muy alto. Aunque de pronto una racha de aire nos tire, y no podamos de nuevo emprender el vuelo, y se nos caiga el castillo imaginado.
Bello relato y bella la obra de arte.
Saludos y besos