No son pocas las convulsiones por
las que atraviesa la vida en estos últimos tiempos. Anteayer veía en televisión
un reportaje de lo que significó el envenenamiento del aceite de colza, con
bastantes muertes y muchas otras lesiones de por vida, cuyas indemnizaciones no
llegaron o lo hicieron, como suele ser costumbre, fuera de plazo. Estos días
también hablan los medios de otro tipo de fraude con hamburguesas con cierto
porcentaje de carne de caballo, carne que siendo acta para el consumo, no lo es
para la sensibilidad de muchas personas. No hace tanto, el ministro del ramo se
comió un yogur caducado para quitar importancia a la fecha óptima de consumo
que suelen traer impresas en la tapa, como hace muchísimo más tiempo otro
ministro se bañó en las aguas mediterráneas de Palomares, donde había caído una
bomba nada saludable desde un avión militar de los EE.UU.
Mi amigo Jose Eliecer Garcia, un
adventista dominicano cuya vida se desenvuelve en el medio natural y que se
dedica a crear belleza estética como diseñador de jardines y espacios naturales
intervenidos, proponía ayer en su muro de Facebook “Una vuelta al régimen original”,
con un enlace a una página de recetas vegetarianas. No me sumo a su propuesta
íntegra, pues aunque me declaro gustoso consumidor de frutas y vegetales, no
prescindiría por nada del mundo moderadamente de la carne y sobre todo del pescado.
Pero lo cierto es que en temas alimenticios necesitamos volver a los orígenes que,
en el caso español, es regresar fundamentalmente a lo que hoy se conoce como
dieta mediterránea. Y dicho sea de paso, pero con rotundidad absoluta, a no dejarnos
engañar por la avaricia de quienes usan grasas u otras materias infectas para
abaratar la producción de los alimentos y conseguir mayor margen de beneficios.
Donde se ponga la cocina de la
abuela, ese hervor lento con los condumios tradicionales; esa olla donde no
falten las legumbres, las verduras, el arroz, algo de carne con moderación—cosa
que siempre lo fue, e incluso escasa como en los tiempos actuales se imponen de
nuevo—, que se quiten los productos prefabricados, los robots cocineros y la
nueva cocina con más ingenio puesto en titular los platos y en presentar las
raquíticas raciones que en elaborarlos. Menos sucedáneos y más bocadillos para
los niños. Y ya que las máquinas, además que ocupar los puestos de trabajo
evitan al hombre el desgaste físico y el consumo de sus propias energías,
raciones más moderadas para evitar el sobrepeso. En los años 50 no había gordos
por esa doble coincidencia de la alimentación de aquel momento y el esfuerzo
físico; hoy no podemos llamarles gordos —¡lo
nocivo que es el lenguaje!—, pero son muchos los obesos por las razones
contrarias a aquellas.
Con esos garbanzos puestos al remojo desde horas antes de utilizarlos!! Qué ricos!! ..
ResponderEliminarYo tengo la inmensa suerte de vivir en un pueblo y rodeada de huerta .. Y te doy toda la razón en que la mejor comida es la hecha en casa como toda la vida ...
En cuanto a obesidad... pues.. difiero de ti .. porque por desgracia .. a veces hay causantes externos ( medicación .. por ej. ) que contribuye a no poder tener una figura esbelta ( snif ) ...
Un enorme y cálido abrazo desde la huerta murciana
Gracias, Aris una vez más. Es cierto que existen algunos casos de obesidad que tienen su razón de ser en razones hormonales u otras, pero la mayoría de las veces obedece a una ingesta superior a las necesidades. Lo que quise decir es que aquellos trabajos esforzados y la alimentación más escasa daban unas figuras más enjutas de las que hoy paseamos las calles.
Eliminar¡Ajajá, ya te tengo localizada, murcianica. Besos
Hoy llego bien prontito a su espacio.
ResponderEliminarRecuerdo con añoranza en el colegio en la merienda del panecido y la barrita de "lingotín". Tan simple y tan bueno.
Un abrazo.
¡Qué tiempos aquellos! Yo recuerdo de aquella etapa la leche en polvo y la mantequilla de los americanos, pero lo autóctono era el pan tostado con aceite de oliva que a día de hoy sigo desayunando.
EliminarUn abrazo
Claro que sí, Francisco, hemos de volver al equilibrio, ya. El sobrepeso en los niños es alarmante y los padres no son conscientes o no se atreven a enfrentarse a sus hijos y decirles, «eso no es bueno para tu salud»
ResponderEliminarMe acuerdo del baño en el mar del que era entonces el ministro de información y turismo Manuel Fraga Iribarne, yo lo recuerdo muy bien, fue dar un alarde, de que no pasaba nada, pero sólo de bañó una sola vez, por si acaso...
Gracias
Sor.Cecilia
La bollería industrial, por su alto contenido en grasas poliinsaturadas es muy nociva para la salud. Lo del Sr. Fraga fue verdaderamente un alarde, pero luego el tiempo a venido a quitarle la razón, aunque se aireó bien poco del riesgo radioactivo al que se sometió a aquella zona levantina.
EliminarMuchas gracias, Sor Cecilia. Créame que admiro su integración en el mundo desde su apartimiento en su congregación y con el rezo como norte. No olvide pedir por todos nosotros, en especial por aquellos que más lo necesitamos.
El problema es que somos muchos y que queremos consumir alimentos que no son de temporada. Si a esto le unimos la picaresca, rayana en sinvergonzonería, de los que se lucran con la salud de los demás... Pues ya tenemos el lío servido.
ResponderEliminarUn saludo.
En parte es cierto, Cayetano, pero hoy encontramos en el mercado productos todo el año venidos de cualquier punto del mundo; otra cosa son los medios productivos y los transportes. Y si hablamos del mundo de los indermediarios ¿para qué?
EliminarUn abrazo
Yo procuro utilizar las técnicas de antes. No tengo robot, utilizo la olla expré salvo en contadas ocasiones, pero aún utilizando los productos naturales no sabemos con qué agua están regadas o si son transgénicos.
ResponderEliminarLos que publicitan como ecológicos son de un precio prohibitivo y tampoco tenemos muchas garantías de que lo sean. Hay cantidad de conservantes que son perjudiciales para la salud. Las carnes tres cuartos de lo mismo.
Como no puedo tener una huerta ni una granja para mi consumo me conformaré con ir sorteando los obstáculos.
Vivir mata, beber agua y respirar contaminación también.
Bss
Conozco tus recetas y tus métodos. Tienes muchas razón en lo de los productos ecológicos, posiblemente no tanto y muy caros. La cosa es que, sin llegar a los extremos hay que procurar ajustarnos a los procedimientos de la abuela y menos acabados industriales.
EliminarBesos
Es muy difícil volver a los principios alimentarios, el modo de producir alimentos ha cambiado mucho, ya no existen productos de temporada, ni naturales, lo transgénico abunda, los pollos nos los comemos a la semana de salir del cascarón, la fruta, como lo anterior, se acelera su producción por ello carecen de sabor. Tener una huerta en tu terreno tampoco te asegura la calidad de los productos si junto a ti hay un agricultor poco cuidadoso.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con la dieta mediterránea, pero esta dieta ya no es lo que era.
Saludos
Está claro que ni siquiera el pan, con muchos mayores medios, es lo mismo que era. Recuerdo cuando las familias iban con su harina al horno, amasaba su propio pan, dejaba su maquila y tenían pan para toda la semana. El pan no se ponía duro como hoy a las dos horas, ni siquiera a los dos días.
EliminarLo que tampoco debemos hacer es entregarnos a las manos de la industria de los precocinados, bollerías, etc.
Un abrazo
Creo que se consumen demasiados alimentos de los que venden hechos ya, la mayoría de los que los consumen lo achacan a que no tienen tiempo de cocinar en casa pero yo mas bien creo que es por comodidad. Cocinar en casa, aunque lleva tiempo si se quiere hacer bien, compensa tanto en el gasto como en la calidad.
ResponderEliminarTienes toda la razón y esa es la vuelta atrás de la que hablaba.
EliminarUn abrazo
Amén.
ResponderEliminarNada como una dieta saludable donde comamos de todo de la manera más próxima a la tradicional,digo esto de próxima,porque naturalmente existen ya otro tipo de ollas y aparatos que nos facilitan la elaboración.
Pero ello no significa que hagamos la comida basura o con excesiva grasa,cosa ésta sumamente perjudicial para la salud.
Yo no prescindo de nada,aunque sinceramente,sé que abuso de la fruta,la verdura y el pescado que me chiflan,pero también se come carne en casa y absolutamente de todo con conocimiento.
Hasta algo de bollería si quieres,pero toda esa comida foránea tan recargada que hincha tanto...
Qué rica la macedonia,las ensaladas, el pescaíto....mmmm
¡Qué hambre me entra y apenas son las 11!
Ja,ja,ja,
Besos.
¡Qué buena respuesta, Marinel! Me parece muy oportuno todo lo que haces.
EliminarBesos
Ay Francisco, la de yogures caducados que se han comido mis hijos, mis hijos y yo, y aún estamos vivos, no pasa nada; se abren, se huelen, se prueban y si todo está correcto se comen sin ningún problema. Nunca tiro nada porque una fecha lo indique.
ResponderEliminarSigo contándote mi vida doméstica: no tengo Thermomix o como se escriba, lo más moderno que tengo para guisar es una, bueno tres, ollas exprés y un perol negro de hierro marca Castel, que me costó un huevo, pero en el que sale un arroz de muerte, y no se pega nada.
Y te confieso una cosa, me encantan los platos de cuchara, no cambio un buen plato de cocido por una de esas chuminás que hacen los de la nouvelle cuisinne, o como se escriba.
Un abrazo y buen provecho.
El ministro también sabía que no le iba a pasar nada, pero me refería al gesto. Tú debes hacer un "perol" exquisito, de eso no me cabe la menor duda.
EliminarUn fuerte abrazo
Ahí, ahí le has dado Franciso, si me vieses cada vez que sale en la tv algún "cocinero" o aprendiz de "cocinero" de estos que cogen un plato que no cabe en la mesa y se lía a poner en el centro 4 tonterías, vamos, que un pincho que ponen en mi pueblo tiene mejor pinta y más alimento que la "mierda" esa que nos quieren meter por los ojos y que en un restaurante lo mismo te clavan 100 euros y sales con más hambre que cuando entraste.
ResponderEliminarY la cocina de la abuela... si es que como esa no hay nada, nos están anglosajonizando y tonterías de esas y lo peor de todo, sabemos que lo nuestro es lo mejor y nos dejamos engatusar.
Así nos va.
Un abrazo y feliz domingo a tod@ss
Lo de poner a lo sumo una tapa en el centro de un plato enorme y luego manchar el plato con un chorro de salsa o mermelada es que me enerva.
EliminarUn abrazo
Francisco totalmente de acuerdo,pero la nueva generacion, que piensan ser mas listos, lo a pasar peor aun, no disfrutan de la buena cocina, bueno tampoco quieren saber, es mas comodo lacomida basura. un abrazo
ResponderEliminarGracias, Mª Jesús, por tu apoyo.
EliminarUn abrazo
Cierto, no había tanto problema por guardar la linea, lo que comiamos era tan natural como escaso en muchas ocasiones y en muchas familias, también es verdad amigo mío que la obsesion por lucir huesos no existía. Pero volviendo a la comida tradicional estamos muy de acuerdo, menos envasados y más huerta, creo que esa es la solución a muchos problemas que nos aquejan
ResponderEliminarQue pases muy bien lo que queda de domingo
Bsss
Tienes razón, Rita, tampoco había la obsesión por la extrema delgadez de ahora, sino que los cuerpos atractivos tenía sus redondeces naturales. Muchas gracias. Rita.
EliminarBesos
Muy buen artículo Francisco, con el que estoy completamente de acuerdo. Y por cierto, a mi también me enerva lo de las tapas de diseño. La tapa es la de toda la vida, que es la que sabe. Un fuerte abrazo y feliz Domingo amigo.
ResponderEliminarLo curioso es que está volviendo a los orígenes, a consumir productos directamente del campo, de las huertos urbanos y no hace muchos día un amigo me auguraba que dentro de poco todos tendríamos un pequeño huerto para cultivar nuestras hortalizas. ¿Tendrá razón?
ResponderEliminarUn saludo
Ay Paco, quién pudiera volver al ayer en tantas cosas.
ResponderEliminarDesde Gran Canaria, un saludo a todos.
Ángel