No sé si te ha sucedido alguna
vez, lector, pero pienso que no es algo extraordinario sino bastante usual en
todas las personas. Ayer, por un compromiso social, me vi forzado a vestir de
traje, algo que dejó de ser casi uniforme de trabajo cuando dejé de estar en
activo. En el momento de ponerte una prenda que hace tiempo que no usas, la
primera duda es si seguirá siendo tu talla o si se habrá puesto uno un poco más
apaisado después de las comidas navideñas. La prueba fue bien, así que sólo
quedaba lustrar los zapatos, darme una ducha y enfundarme el traje.
Cuando fui a poner en el bolsillo
interior de la americana la billetera, me topé con algo que lo obstaculizaba y
vine a encontrar una invitación de boda y un par de botones dentro de una
pequeña bolsita de plástico. Ya saben, esos botones que suelen venir de
repuesto y que siguen más o menos para siempre ocupando el lugar menos
inoportuno. La tarjeta era de la invitación a la boda de Marcos y Bea, boda que
duró casi el mismo tiempo que los esponsales y desde luego mucho menos que la tarjeta
con la que fui invitado y ahora no dejaba que entrara la billetera.
Cuando uno se coloca alguna
prenda que hace algún tiempo no se ha puesto, es frecuente encontrarnos un ticket
de compras arrugado y casi ilegible que termina en forma de bolita encestada en
la primera papelera, un extracto del banco con un saldo que ya quisieras que
fuera realidad hoy, o tal vez unas monedas y siempre un pañuelo que debería
haberlo echado al cesto de la ropa sucia, o a la papelera si es de celulosa. Me
apenó que Marcos y Bea durasen tan poco, y eso que ya llevaban una criatura de
la mano por embarazo previo; pero me dio mucha alegría el billete de veinte euros
que me supo a ahorros con intereses. Otra cosa que no suele faltar en ese traje
que durmió una larga temporada a la espera de algún acontecimiento, es una
pequeña etiqueta de papel grapada en el forro con un número escrito con tinta
indeleble, esa que sirve a la encargada de la limpieza en seco para saber a
quién pertenece. En esta ocasión no se trataba de una boda, así que tampoco iba
a ser algo duradero.
Tienes razón Francisco, a veces es un regocijo encontrarse con notas o números telefónicos o monedas y claro que cuando es un billete es más placentero. Estas cosillas materiales insignificantes cobran vida en el pensamiento que rebobinamos inconscientemente y me doy cuenta que aunque fue tiempo pasado sigue siendo presente…está guardado en el cerebro.
ResponderEliminarAbrazos y pases una linda semana en especial el día de San Valentín.
La ilusión no la proporciona el valor de lo encontrado, sino la cosa misma de encontrar algo cuando uno pensaba que no existía.
EliminarUn abrazo
Hola, Francisco:
ResponderEliminarSe encuentra uno con cualquier cosa, cada vez que desempolva algún viejo traje y esculca en los bolsillos... Hace poco encontré en uno de ellos, una lista de cosas que pensaba hacer y que nunca hice.
Un abrazo.
Bonito verbo, Rafel. Hacía tiempo que no escuchaba esa palabra que tanto he usado en mi casa, en mi infancia y juventud.
EliminarUn abrazo
Lo malo es cuando te encuentras un número de teléfono que no sabes de quien es o una dirección a la que no recuerdas haber ido nunca ni haber enviado nada.
ResponderEliminarClaro, todo lo que uno encuentra no es positivo o útil, pero eso forma parte de esos pequeños encuentros que son más comunes de lo que imaginamos.
EliminarUn abrazo
A veces un traje en armario se convierte en un libro de historia e incluso en un yacimiento de restos contemporáneos. No hace falta que te cortes la cabeza, sabemos que el de la foto eres tú.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco
No es que me cortara la cabeza, sino que usé un modelo y con tu broma me alegro mucho de haberlo hecho; así me he reído bastante.
EliminarUn abrazo Jaal
A parte de todas esas cosas, hay un momento malo, cuando te miras al espejo con ese traje que no te has puestos desde hace algún año que otro y te ves raro, rarísimo, no te identificas con la persona que se refleja en el espejo, comienzas a ponerte pegas, que si arrugas por aquí, que si solapas por allá, que si la corbata, mas tarde vienen los piropos de la familia, "que guapo estas", "que bien arreglado vas", más o menos queriéndote decir que durante todo ese tiempo estabas feo de cojones, y que poco más o menos estabas hecho un adefesio. No me gusta ponerme de punta en blanco, así evito no reconocerme y que se cachondeen de uno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero eso mismo te puede pasar mirándote cada mañana al espejo para afeitarte, por eso me he dejado la barba. Creo que, aunque uno se sienta más cómodo de una u otra forma, el vestido tiene que estar en consonancia con la función o la tarea a desempeñar.
EliminarUn abrazo
Qué poco acostumbrados estamos a ponernos de punta en blanco, pero qué bien sienta encontrarse en un bolsillo aunque sea una moneda.
ResponderEliminarUn abrazo Fco.
Cuando yo vuelva a Córdoba me voy a poner de punta en blanco: conocerte será una ocasión especial y merecedora de ello.
EliminarUn abrazo
Que suerte tuviste de que no se hubiese "encogido" en la lavandería. Yo el pasado año tuve que hacerme uno un poquito más holgado porque en el anterior los botones delanteros de la amerciana se había separado un buen trecho. Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminarLa verdad es que los que tengo los puedo seguir usando, lo que pasa es que las ocasiones son ahora escasas. Hubo un tiempo en el que iba así a diario.
EliminarUn abrazo
Curioso que todos nos encontramos cosas parecidas, un kleenex, un papel arrugado de algo. Pero nunca he encontrado algo decente como un buen billete de 50 €. En fin,menos mal que el traje te valió. La decepción es cuando no nos entra,
ResponderEliminarBss y feliz semana
Encontrarnos algo indecente hablaría de nosotros, de nuestro pasado que tal vez siga siendo presente; por otro lado siempre es motivo de dar gracias por haberlo encontrado uno y no el cónyuge.
EliminarBesos
Anda que no da legría cuando te encuentras con un billetazo sin esperarlo. Nada comparable al mosqueo que en su momento supuso el haber fundido tan rápido el de cincuenta que saqué hace dos días.
ResponderEliminarUn beso
A veces son cosas sin tanto valor, pero que también tienen su importancia.
EliminarUn beso
A mí con los trajes me pasan sensaciones muy parecidas a las que describes. Sobre todo porque apenas los uso y los tengo bastante manía. Y eso que mi mujer (costilla, parienta o "contraria") me dice que me sientan muy bien. La última vez que usé traje fue hace poco más de un año en la boda de mi hijo mayor. La ocasión merecía ese pequeño sacrificio. Sólo que en el bolsillo no había ningún billete olvidado.
ResponderEliminarUn saludo.
Para mí no es realmente un sacrificio, solo que el decoro marca "donde fueres haz lo que vieres", y me pasó el tiempo de las solemnidades. Tu mujer tiene razón. Bueno la tuya, la mía... todas las mujeres tienen la razón.
EliminarUn abrazo
Me ha pasado que en alguna prenda que no me he puesto en bastante tiempo, me aparecía un billete de 500 ó 1000 pesetas. Anda qué contenta me ponía.!!!! Yo guardo trajes de fiesta en mi armario que ya no me pondré, alguno he intentado aprovechar para alguna boda o acontecimiento pero he decicido que ahí se quedarán. Besos primo.
ResponderEliminarPues te debió pasar hace mucho, porque lo de las pesetas... Esta mañana en la farmacia (como ahora nos hacen pagar algo), he comentado: cambia uno 50€ y de seguida se le ve el fin. Eso no es lo que pasaba antes con el billete de 5000 ptas. que todavía te quedaban 4 billetes de a 1000 que era un dinero. Hoy se va como el agua.
EliminarBesos
Pues va a ser que soy un poco rara,pero tengo la teclosa costumbre de mirar los bolsillos si los hubiera,de todo traje de etiqueta que me pongo.
ResponderEliminarY de los que no lo son también.
Peeeero, lo hago precisamente porque sí me ha ocurrido en el pasado lo de tener algo en los bolsillos y al ir a ponérmelo de nuevo,ver la cosita en cuestión-alguna vez algún billetito-hechos un trapo,vamos inservible.
Y eso me ha dado una gran lección,ya ves...ja,ja,ja
Besos.
Yi miro bien cuando voy a echar la ropa a la lavadora o a llevar un traje al tinte, pero si lo uso un día y lo cuelgo en el armario no lo hago. Y tu proceder es precisamente por aquello que te pasó, no hay dudas, y porque eres muy ordenada.
EliminarBesos
Lo malo de ponerse un traje que uno no ha usado después de un tiempo es que no quepas en él por haber crecido a lo ancho. ¡Eso sí que da rabia! Y algo que no soporto es que huela a bolitas de alcanfor... No se quita la peste ni con todo el perfume que te pongas. De los recuerdos guardados en los bolsillos pienso que no molestan sino que nos advierten, en tal caso, del paso del tiempo o nos hacen revivir momentos felices o no tanto.
ResponderEliminarUn abrazo
Cramen, lo de las bolitas tiene verdaderamente un peluseo. Yo me he referido al hecho de encontrar pequeñas cosas olvidadas, pero efectivamente un olor no tapa a otro, sino que se superpone.
EliminarBesos
Hola Francisco, me ha encantado tu relato. Me han pasado cosas similares, pero lamentablemente suelo encontrar pañuelos, jamás billetes! En realidad, hace tanto que no acepto invitaciones a bodas o aniversarios, que a veces miro la poca ropa "de vestir" que no he regalado y pienso que sigue ocupando lugar que bien podría servir para otras prendas. Si se casan mis nietos, no habrá problema, en la Argentina de la castigada clase media la gente asiste a las bodas con vestidos sencillos o en jeans! Ya nadie te mira la ropa, a mí me dicen "ponéte cómoda" y lo pasarás bien!
ResponderEliminarY hablando de eventos tristes, lo mismo sucede con los velorios y funerales... ¡pero lo dejamos ahí!
Lo cierto es que tu relato me emocionó, gracias por compartir este pedacito de lo que supongo es de tu vida real. Abrazos afectuosos.
Gracias, Sylvia por tan emotivo comentario.
EliminarUn abrazo
BUENO FRANCISCO MENOS MAL QUE TE QUEDÓ BIEN PORQUE A VECES LOS CUERPOS VAN CAMBIANDO, SOBRE TODO LAS MUJERES, Y YA NO HAY CASO. HAY QUE COMPRAR OTRO. A MI ME PASÓ CON UN VESTIDO QUE COMPRÉ PARA LA NAVIDAD PASADA, EN ESTA NO LO PUDE PONER PORQUE NO ME GUSTABA COMO ME QUEDABA, Y ESO QUE ME CUIDO EN TODO, PERO EL TIEMPO PASA.
ResponderEliminarBESITOS
Todos cambiamos de fisonomía con la edad, pero creo que la diferencia es que el hombre, por lo general, no se pone la ropa tan ajustada como la mujer, así que a poco que cambie ella ya no le queda bien la ropa, mientras que él con un par de kilos más puede ponerse el mismo traje.
EliminarBesitos
jajaja, la ilusión que hace encontrarse dinero, yo guardé durante años un chaleco vaquero, y el día que lo saqué, guardaba aun las pesetas jejejeje, me hizo ilusión, porque vaya, aun conservo alguna jejejeje.
ResponderEliminarun besazo.
Encontrar algo en una prenda que hemos dejado de ponernos, o de la temporada anterior, da mucha ilusión porque lo que encontramos reconstruye de alguna forma el pasado.
EliminarBesos
Recuperaste alegria y recuerdos, eL traje te sirvio, pueden sentir que ni los años o los quilos no te defraudaron, solo te disgusto la invitacion. un abrazo
ResponderEliminarNo es que me disgustara la invitación, sino que me sigue llamando la atención que se rompa una promesa de para siempre con tanta facilidad.
EliminarUn abrazo
Hola Paco, que tipin tienes, me das mucha envidia. :-) Yo cada traje que me compro para algún evento, jajaja luego intento meterme en él y no entro. El último era un vestido muy bonito largo que me compré para una boda. Lo llevé a la modista para que me lo cortaran y poder usar. Me costó el arreglo 60 euros. Que añadidos a la compra del vestido podía haberme comprado muchas camisetas y muchos pantalones vaqueros. Aun no ha hecho tres años y no entro en el vestido jajajaja.
ResponderEliminarNo suelo guardar cosas `porque los vestidos de ahora no tienen bolsillos.
Pero sí que da alegría encontrarte algo que te sorprenda por el motivo que sea.
Saludos y besos
El del figurín sin cabeza no soy yo, a mí me sobran algunos kilos y muchos años para parecerme al modelo, pero procuro no aumentar mucho de peso, así me viene bien para mis problemas de columna.
EliminarBesos
pues...te felicitoo!!! eso de no usar un traje por mucho tiempo y que te quede igual, sin que apriete ni quede holgado es sinónimo de vivir una vida estable...muy linda esta entrada..bss
ResponderEliminarMuchas gracias, Garabata, tú si que eres linda.
ResponderEliminarBesos