El otro día, mi amiga Luján Fraix
nos presentó la mansión de Julio Iglesias en Punta Cana, todo un derroche de
espacio y lujo en medio de una naturaleza paradisiaca. Yo comenté en su blog: “Con todos mis respetos, no es la casa que me
gusta. Ni me gusta una casa aislada, ni un palacio desarbolado medio
deshabitado. Prefiero un espacio más reducido, más íntimo, más vivo, más vivido...” Por cierto, que Julio Iglesias tiene otra mansión en mi pueblo, en Ojén, Málaga, en una gran finca en medio del monte; pero es verdad que desde ese día me viene
rondando en la cabeza cómo sería la casa de mis sueños.
No me gustan los espacios demasiado
grandes, tampoco los tan angostos que resultan irrespirables, pero sí diré cuáles
son esos mínimos que me hacen soñar cuando pienso en mi vivienda. Por supuesto
una cocina suficiente donde pueda haber una mesa para comer o al menos para
hacer el desayuno. Un dormitorio con tálamo matrimonial donde seguir de por
vida dando y recibiendo calor, a veces para el encuentro y otras para el “no te
pegues tanto que hace calor”. Un baño sin bañera, con una hermosa ducha y un
cuarto de invitados con su propio baño. Como es normal, un salón donde
compartir y poder disfrutar de la compañía de los amigos en momentos especiales,
pero con una chimenea donde durante el invierno no faltase el olor a leña
quemada y el rescoldo que tanto echo de menos. Y una habitación privada, con mi
estudio, mi ordenador, mi reproductor de música, estantes de libros en lugar de
paredes y un caballete con un lienzo para los momentos inspirados.
Hasta ahora nada imposible, nada
que no esté más o menos al alcance de quienes tuvimos al alcance poder hacernos
con una vivienda y más o menos lo que ya tengo, pero me falta para idealizarla
que en lugar de un piso sea una vivienda de planta baja y única, con su porche
en la parte anterior y su patio trasero. Un porche donde recibir los primeros
rayos de sol de cada amanecer desde una mecedora y despedirlos cuando se ponen
dorados por el poniente; algunas plantas. No sé, pero que no falte un jazmín ni
una dama de noche. En la trasera un patio con macetas, un limonero y una barbacoa
donde celebrar la llegada de los amigos y agasajarlos; donde la visita de los
nietos no sea un incomodo sino un esparcimiento para ellos y un recreo para
nuestro espíritu. Con su columpio, sus tumbonas y un arriate que lo circunde y
haga del espacio un lugar cercano a la naturaleza.
Ya sé que tales características
son incompatibles con vivir en el centro de la ciudad, así que tendría que
optar entre vivir en una urbanización que teatraliza a la naturaleza, pero que
sólo es un simulacro, o vivir en la ciudad con sus ruidos y sus gentes, con sus
sugestivos programas, sus museos, sus exposiciones, sus problemas de tráfico; pero
sin porche, sin patio y sin chimenea. Con la temperatura actual, los dos
primeros son impracticables, pero ¡cómo echo de menos esa chimenea!, el olor a
leña y una luz indirecta sobre las páginas del libro sobre el que seguir
soñando.
Estoy de acuerdo contigo en el tipo de vivienda ideal y que es incompatible con vivir en el centro de la ciudad. Soy de los afortunados en que gracias al ahorro de toda una vida he podido tener algo parecido a esa segunda vivienda en el campo, en la que paso algunos días de la semana, ya que la tengo cercana, tan sólo a 8 kilómetros de mi domicilio. Cuando lo desees estás invitado a unas costillicas a la brasa o simplemente a unas tostadas de ajo en las brasas de la chimenea, acompañadas, eso sí, de un bien vino navarro. Un abraso desde mi mejana
ResponderEliminarMe encantaría echar contigo esas costillicas y ese vino, Felipe.
EliminarUn abrazo.
Una característica de la naturaleza humana es el inconformismo y el querer siempre buscar algo diferente a lo que se tiene. Mi ilusión de toda la vida era comprarme una casa de varias plantas, con su garaje, su patio, su buhardilla. Y fue lo que hice. Dejé el piso de 80 metros cuadrados y me fui a vivir a un pueblo cercano a Madrid. Eran otros tiempos. Los chicos eran pequeños. Así tenían más espacio para sus cosas. Menos peligros. Una habitación para cada uno. Luego pasó el tiempo. Los chicos se fueron. Y mi mujer y yo nos quedamos con una casa que hay que limpiar y calentar (Los inviernos aquí son la ruina). Nos sobra casa por todos los lados. Ahora pensamos en venderla (malos tiempos para eso) y mudarnos a un piso. Pero si lo hago, seguro que a los tres días ya estoy renegando de los ruidos, de las estrecheces y de la comunidad.
ResponderEliminarEs la naturaleza humana ser inconformista.
Un saludo.
Por suerte tengo un buen piso, ya también nido vació, así que de los 4 dormitorios sólo usamos uno; otro me lo he tomado como despacho y lugar de refugio. Lo que echo en falta es el patio, el porche y sobretodo en este tiempo la chimenea.
EliminarEn todo caso, no hay como valorar lo que tienes para dejar de desear lo que resulta complicado o imposible.
Un abrazo
Me gusta tu casa. Yo añadiría un trocito de huerto, mi perrita danzando tras los pájaros y las gallinas en su corraleta.
ResponderEliminarMi marido me dice que soy más de campo que un arado.
Soñemos.
Un beso
Yo en otro tiempo también, pero se me averió la columna y ya tengo suficiente con poder caminar con cierta ayuda. Me has recordado la vieja casa de mi abuela en el pueblo, esa que nunca jamás se va de nuestra mente y nuestras apetencias.
EliminarUn abrazo
Si, el humero, fundamental, el de mis sueños ocuparía un "testero", y con profundidad, sin escatimar espacio, como pa meterme y andar por dentro, si así me da. Flores, siempre.....acogedora parece tu casa soñada.
ResponderEliminarEl humerito soñado
Yo viví de muy pequeño ese humero en el suelo, la leña, las tenazas, el abanador, la olla humeante... ¡Qué lejos queda todo! Tal vez por eso sigue uno con esa fijación.
EliminarSaludos soñados
Yo quiero una casa igual,
ResponderEliminarJajajajaja, me la copio.
No importa donde estemos, siempre que estemos
dentro de unas comodidades, lo importante es
que estemos bien y en paz con nosotros mismos.
Un fuerte abrazo, y a por ese puñado de ladrillos. . .
Tienes razón, Paco, lo importante es estar conforme con nosotros mismos. Pero eso no quiere decir que no echemos de menos algunas cosillas que son más difíciles en las ciudades, aunque prefiero pasar sin ellas que marcharme a vivir a un pueblo. Siempre hay cosas que se ganan y otras que se pierden.
EliminarUn abrazo
Todos tenemos nuestra casa soñada pero no todos podemos hacerla realidad. En mi caso al menos tendrá que seguir en mis sueños, pero aún así es bonita y acogedora.
ResponderEliminarLa mía no es perfecta, pero mi mujer hace que lo parezca y yo también le echo una mano.
EliminarUn abrazo
Me ha interesado mucho la descripción, Francisco...una de las consecuencias de la especulación con la vivienda ha sido que la gente ha dejado de pensar cómo son sus casas soñadas, para conformarse con lo que le ponían por delante. Y lo que le ponían por delante, en la mayoría de los casos, era lo que era: pura bazofia, comida barata y grasienta. Por eso me alegra ver cómo la gente se plantea la alternativa a la hamburguesa y piensa en los ingredientes de la receta que le gustaría comer...bonito post.
ResponderEliminarUn abrazo
Hoy te he dado en la tecla, Plax. Los arquitectos tenéis, en algunos casos, otra visión de las cosas. Para mí la construcción ideal es aquella que viene a satisfacer los gustos y costumbres de sus moradores. No necesito una bodega ni un bar, porque para lo que bebo me basta la mesa del comedor. No necesito una sala de proyecciones, pues con el televisor normalito me basta para tenerlo como en este instante apagado y ver las películas en el cine. No necesito una piscina, cara de mantener, cuando tengo una municipal muy cerca de casa y me cobrar por ser viejo muy barato... No necesito un palacio, sino un hogar que sea acogedor.
EliminarUn abrazo
Hola Francisco, ya nos conocemos del blog Acompáñame:, hoy me paso por tu blog y me ha encantado, sabes?, yo también quiero una casa como tu describes, bueno de echo la tengo pero es entre todos los hermanos pero como a mi no me gusta ir sola ya hace tiempo que no voy porque por la noche me da miedo, las cosas de la vida, pero mas o menos es como tu la describes, y como me gusta como bien dices la olor de la leña cuando se esta quemando, me encanta, o por la mañana ver ese sol que como decía un sobrino mio "mama esque aquí veo el sol":), por las tardes en la terracita oyendo a los pajarillos y así ya te puedes imaginar ya que tu mismo lo has descrito muy bien, pero si tuviese otras condiciones si que me iba a vivir a la casita ya que me encanta estar allí, ojala algún día puedas cumplir con tu sueño:)
ResponderEliminarSi me lo permites te sigo:)
Besos.
Lo más importante que ha pasado hoy en esta, también mi casa, es que ha llegado la bruja Piruja y que piensa quedarse. ¡Viva!
EliminarUn beso
Hola Francisco. Añado a tu casa soñada un pequeño -para mí muy grande- detalle: un terrenito en donde pueda correr a sus anchas 'Pancho', el perro de mi hija, que me saca de paseo casi todos los días. Sería ¿cómo decirlo? la felicidad soñada.
ResponderEliminarUn saludo a todos, Ángel
www.demayores.blogspot.com.es
Si yo tuviera una casa como la que describo soñada, también tendría un perro, pero en un piso no me parece el lugar idóneo para la expansión que creo que necesita y merece.
EliminarUn abrazo, Ángel.
Me apunto a tu ideal de casa, eso de que sea de una sola planta me ha cautivado, jajajaj.
ResponderEliminarPero, como a ti, tampoco me gusta vivir en mitad del campo sola.
Un abrazo Francisco, conformémonos con nuestro pisito.
¿Sabes qué, Elena? Que nos vamos a comprar una cada uno y nos vamos a hacer vecinos. Elena, que me he quedado sin sal, ¿me das una poquita? Y de paso unas cervezas que esto beben...
Eliminar¿Te imaginas que fuéramos vecinos? "¡Dile a tu nieto que gaste más cuidado con la pelota!"
Besos
Sé que serías un vecino excepcional.
Eliminar¡Cómo no voy a quererte! Yo te dejaría en paz, pero estaría deseando que surgiera la ocasión para pegar la hebra. Horas más tarde recordaríamos que no hemos cenado, improvisaríamos algo y seguiríamos hablando...
EliminarMegusta la casa que describes. No me gustan las casas palaciegas para vivir.
ResponderEliminarUn abrazo
Me parece muy bien, Antorelo, algo pequeñito y con todos sus avíos, como nosotros.
EliminarUn abrazo
Quiero que decir que no está nada mal esa casa añorada, y nada de incompatible con la ciudad, pues la casa de los sueños de uno son eso, sueños. Yo tampoco aspiro a mucho más. Buen domingo, Francisco.
ResponderEliminar...Y los sueños, sueños son; que dijo Segismundo. Lo que se hace difícil en esta ciudad es una planta baja con tanta humedad y una planta única en el centro, en San Lorenzo. Pero ya sabes, uno se acomoda, a los lugares, a las personas... Es muy difícil cambiar, sin entrar en lo económico. Pero como dices, ¿quién puede impedirnos soñar?
EliminarUn abrazo
La casa de mis sueños es aquella en la que crecí y que abandoné para vivir en un piso, pues las necesidades son distintas cuando nos hacemos mayores.
ResponderEliminarEs que de una u otra forma siempre volvemos a la infancia.
EliminarUn abrazo
Hola Paco. Muy bonita la foto de la casita de campo.
ResponderEliminarA mí también me gustaría tener todo eso. Perooooooooo, no puede ser.
Yo tengo una casita en el pueblo, pero no tiene huerto, el huerto está en el campo. No tiene porche. Tiene grandes ventanales por donde se ve un paisaje precioso de la sierra. En verano nos despiertan el rebuznar de los burros y el relinchar de los caballos. El canto de pequeños gorriones. En las noches estrelladas se ve hasta el la Osa Mayor. Se ve un cielo limpio lleno de estrellas con un brillo precioso. Todo no puede ser. Aquí tengo un pisito sencillo de tres dormitorios pero solo usamos uno. El otro lo hemos convertido en cuarto de estar, y el más pequeño tenemos libros y un ordenador para mi compi y otro para mí. Me ahorro el gimnasio porque es un cuarto piso y sin ascensor. Aunque tuviera ascensor lo usaría lo minimo porque me dan panico los ascensores :-)Somos afortunados de tener lo que tenemos. Hay que seguir soñando que es gratis, esperemo no le pongan impuestos a los sueños. Me encanta la casita que te gustaría tener.
Saludos y besos
Sé que esa casita del pueblo es para ti un rincón de oro, donde disfrutas muchísimo y yo me alegro mucho de ello.
EliminarBesos
Curiosamente como desde niña he andado con a casa a cuestas como un caracol, no tengo un ideal de casa. Me da igual. Lo que si me gustaría es terminar mis días junto al mar, Tampoco me importa mucho el el lugar, pero tiene que ser en el Sur, el sol y el calor y el mar son mis únicos ideales. Casi nada:-)
ResponderEliminarMe gusta la casa de tus sueños.
Bss y buena semana
Yo me debato entre el mar (Marbella) y la ciudad (Sevilla); se me echaron los años encima, hice lo que pude y soy feliz en las condiciones en las que me encuentro, lo que no quiere decir que me olvides de esos pequeños sueños.
EliminarBesos
BUENO FRANCISCO JIJIII, MI ENTRADA TE HA INSPIRADO.
ResponderEliminarYO SOLAMENTE TRATO DE MOSTRAR, SOY OBJETIVA, NI SIQUIERA OPINO SI ME GUSTA O NO. EN REALIDAD ESA CASA DE JULIO ME PARECE QUE NO TIENE VIDA, MUY OSTENTOSA. A MI ME GUSTAN LAS CASAS QUE SE NOTA QUE ESTÁ HABITADA... MAS SENCILLAS POR SUPUESTO. IGUAL ME AGRADA VER COMO VIVE LA GENTE, NO ME MOLESTA PARA NADA QUE OTROS GASTEN SU DINERO.
A MI ME GUSTARÍA VIVIR EN UNA CASA DE CAMPO, DE ESAS INGLESAS LLENAS DE VEGETACION, FLORES, MUEBLES RECICLADOS, RECUERDOS, FOTOS, PLANTAS INTERIORES, Y GATOS.
BESOS
Te agradezco que me incitaras a hacer este escrito que está siendo tan comentado. A mí me gusta esa casa de campo, pero para cortas estancias, no para vivir de manera estable, para eso necesito la ciudad.
EliminarBesos
Querido Paco: bonita descripcion de la casa de tus sueños, que al leerla me da rubor ver la similitud con mi hogar, hogar que tambien es tuyo. Sabes que cuando soy mas feliz es cuando comparto con mis seres queridos(entre ellos estais vosotros )lo poco o mucho que tengo.
ResponderEliminarMe has descubierto. De tu casa sólo me sobra las escaleras, pero pensaba en ella al escribir de donde sólo me sobran las escaleras. Pero no le quito nada, sobre todo sus gentes.
ResponderEliminarBesos
Yo prefiero una casina pequeña y con un poco de jardín para plantar rosas y si algún día el destino nos concede el placer de conocernos en persona dártelas como obsequio para darte las gracias por tu cariño y amistad. Miles de besinos de esta amiga que te desea con inmenso cariño feliz inicio de semna.
ResponderEliminar¡Qué bonito, Ozna, me has emocionado! Mañana me compro unas flores y mando ponerles una tarjeta con tu nombre!
EliminarBesinos.
Hola, Francisco:
ResponderEliminarNo está muy lejos esa casa de tus sueños, de la que yo también sueño, pero las circunstancias nos ponen en otros lugares. Realmente yo si quisiera una casita pequeña en alguna zona rural que me permitiera estar cerca de la naturaleza... tal vez algún día.
Un abrazo.
¡ Te la compro Paco! ah, no, que es la de tus sueños y los sueños no se pueden comprar, un fuerte abrazo. Marisa
ResponderEliminarYa sabes que ni se compran ni se venden los sueños, peros serás mi invitada siempre que lo desees.
EliminarBesos
Tenemos puntos en común sobre todo lo de la chimenea.
ResponderEliminarFantástico lugar y fantástico momento.
Hace ya tiempo que deje de soñar, pero si sigo queriendo conseguir algo mejor en mi vida, que no tiene porque ser mas caro, mas grande, o de más lujo, el estar bien con uno mismo y en el lugar en el que decides estar, es lo mejor que podemos lograr, es lo que nos dona la completa felicidad y bienestar deseado, saber ver.
Abrazo Francisco.