A estas fechas, una semana
después del día de Reyes, serán innumerables los juguetes abandonados por
nuestros niños; unos rotos, otros con las pilas agotadas, otros a los que el
niño no le ha captado el punto divertido y ha jugado desde el primer instante
con la caja y no con su contenido. A veces los padres traen a sus hijos los
juguetes con los que ellos mismos jugar y no aquellos que el niño necesita, de
ahí que con tanta frecuencia los niños decidan atar o hacer atar una cuerda al
envoltorio y poner en funcionamiento su tierna imaginación en lugar de nuevas
pilas. Nunca fue más brioso el corcel que cuando era un trozo de vara o caña y
un niño a horcajadas pronunciando con sus labios el galope.
Un niño con un juguete mecánico, por
lo general, se aburre, porque el juguete deja de cumplir su función primordial
que es el juego. Y es que cuando el juego consiste en accionar un interruptor y
ver como el coche o la moto se estrella contra la pared de enfrente, deja de
ser un divertimento porque es el juguete quien juega y el niño quien lo
contempla. El niño es cómplice del juguete y le pone el alma que éste no posee,
el motor que no tiene y hasta el combustible que ni da humos ni contamina,
porque es la propia acción del niño la energía que todo lo acciona. En esa
tarea, desarrolla la imaginación y se siente colaborador necesario y hasta creador
de su propio juego.
Muchos de los juguetes actuales
lo son más de adultos que propios de niños, así que no es de extrañar que
estemos criando una generación de solitarios que no sólo no juegan con otros
niños, sino que ni siquiera juegan ellos mismos. El mejor de los juguetes es
aquel en el que el niño forma parte activa del juego y le da al juguete el
ánima de la que carece; y el superior de todos los juguetes, aquel que tiene
esas características y que se juega en equipo en lugar de en solitario. Hasta a
la pelota se puede jugar sin pelota, basta con un poco de papel o trapo y una cuerda. Posiblemente la crisis
económica devuelva a los niños la necesidad de ser creativos en sus juego,
aunque de momento lo que está consiguiendo es que varios estén jugando en el
mismo lugar en su más intima soledad, cada uno con su maquinita.
Francisco querido, que bien dicho y escrito. Es tan cierto lo que dices. El olvido del Juego acarrea muchos otros olvidos fundamentales que nos empequeñecen. Aunque sea con poca frecuencia ( al menos por ahora),vengo tras tu huella. Un fraterno abrazo!
ResponderEliminarSi en verdad hay en ti realidad y ficción, quiero soñar que es realidad que lo he dicho y escrito bien. Muchas gracias.
EliminarAbrazos
ResponderEliminar¡Feliz fin de semana!
bajo la incipiente mirada
de la luna enamorada
de los riscos tornasolados de la alborada...
Atte.
María Del Carmen
Muchas gracias, María del Carmen. También te deseo toda la felicidad.
EliminarUn abrazo
A veces los niños se empeñan en un juguete con el que luego no juegan, a nosotros nos pasó una vez y cada vez que venían los amigos sacábamos el juguete para ver si por lo menos lo rompían y nos podíamos deshacer de él, pero ni así.
ResponderEliminarCreo que los juguetes demasiado perfectos anulan la imaginación de los niños.
Esa es la clave. Resulta que cuando se le da al niño todo hecho, cuando él no tiene nada que aportar, se aburre.
EliminarUn abrazo
Hay niños que juegan con juguetes y juguetes que juegan con los niños.
ResponderEliminarSaludos.
Esa es la idea que quise transmitir, delo nefasto de los juguetes que juegan solos mientras el niño mira y se aburre.
EliminarUn abrazo
Pues sí, Don Francisco, ya la misma noche de Reyes cayó en la basura alguno de los juguetes y no porque fueran comprados en todo a 1€, sencillamente es lo que tu dices, juguetes de adultos que publicitan para todas las edades. Por suerte le ha regalo a mi nieto un buen cacharro que tiene, futbolín, pin-pong, billar, y otro juego, al menos en este, tienen que jugar como mínimo dos personas, ya que es cierto que los niños son cada vez más solitarios en los juegos. ¡¡Jolín!! como recuerdo cuando salíamos a la calle a jugar a vaqueros e indios con nuestras pistolas, nos tirábamos horas jugando todos los niños del barrio; ahora resulta que aquellas pistolas era violencia y no ven que la soledad del niño es aún peor.
ResponderEliminarSaludos
¡No me llames Dolores, llámame Lola; perdón, llámame Paco! Me parece que le has hecho un buen regalo a tu nieto. Recuerdo un lejano día que después de haber visto una película de espadachines, hicimos dos pandillas, nos armamos de varas a modo de espadas y nos fuimos a las eras; nadie murió de una estocada, pero muchos palos si que nos dimos tratando de ganar la plaza. En fin, historias de otros tiempos.
EliminarUn abrazo
La muñeca es un juguete que siguen apreciando las niñas, pero que también ha cambiado un poco por sobreabundancia, por tener cada año una distinta.
ResponderEliminarMe parece que aquellas muñecas que no se podían bañar porque eran de cartón, que no lloraban por la misma razón ni se hacía pipí, eran más divertidas porque la niña tenía que inventar todo aquello que ella imaginaba: lloraba por la muñeca, simulaba que la bañaba... todo lo hacía ella.
EliminarUn abrazo
Cuánta sabiduría ha acumulado usted. Sus reflexiones acerca de los juguetes me parecen sumamente acertadas. Tanta sofisticación y mecanización al final llevan a crear juguetes que acaban con la imaginación, la fantasía, la sociabilidad y el desarrollo de otras importantes cualidades. No es sorprendente que nos encontremos una sociedad cada vez más deshumanizada. Acabaremos siendo todos un poquito robots.
ResponderEliminarFeliz domingo
Bisous
¡Cómo me decís a mí, a mi casi nada, lo de sabiduría la Dama de la Historia! Lo peor que podemos hacer contra un niño es acabar con su fantasía y la necesidad de relacionarse con otros niños, aunque se peleen, aunque regresen con "heridas de guerra". Para mí, Madame, es un honor que vos me leáis.
EliminarBisous
Estoy de acuerdo, Francisco, no se compran los juguetes o juegos necesarios para la edad y la formación de los niños; además, se compran muchos más de lo necesario, con lo que se valoran poco o nada. Pero es lo que hay. Buena reflexión, buen domingo.
ResponderEliminarYa hace muchos años que los niños piden los juguetes que antes les ha metido por los ojos la televisión. Las criaturas ven tanto que lo piden todo y no les educamos bien.
EliminarUn abrazo
El mejor juguete para un niño es el que él inventa. Besos mil querido primo.
ResponderEliminarEsa es la verdad. Te cuento un secreto, prima. Un día de Reyes me trajeron una escopeta que era un trozo de madera coloreada de rojo y un cañón de hojalata a cuyo extremo se colocaba un tapón de corcho, a modo de bala, que iba atada con una cuerda para poder recuperarla. Iba yo la mar de ufano paseando con mi escopeta y me paró la guardia civil pidiéndome la licencia; como no la tenía, me dijo el cabo que fuera al día siguiente al cuartel que me haría la licencia. Desde entonces, ya no salía a la calle con la escopeta y llevar aquel papelito doblado y amarillento en el bolsillo de la camisa. Debieron correrse la voz y cuando los civiles me veían por la calle me pedían la licencia con todo rigor y yo sacaba mi papelito. Real como la vida misma.
EliminarSuscribo tus reflexiones al 100%. Cuántas veces he visto a un niño dentro de la caja del juguete jugando de verdad, poniendo en marcha su imaginación que, al fin y al cabo, es de lo que se trata.
ResponderEliminarTambién creo que la responsabilidad es del que regala.
Un abrazo Fco.
Gracias, Elena. Parecerme a ti es de lo mejor que podría pasarme.
EliminarBesos
Pues sí, mi nieta, cuando era pequeña, siempre prefirió jugar con la caja, que podía cargar con piedras, con hierbas, con cucharas... y tirar por ella con un cordel. Aparte que no le gustaban las muñecas, no les hacía ni caso, lo suyo era disfrazarse, meterse en el baño y pintarse como una mona. Total, para disfrazarse con la ropa y los zapatos de su mamá, no hacía falta comprarle nada, así que... libros, que la niña leía y lee como una posesa. Es decir, es cosa de los padres "ver" todo eso, informar a abuelos y tíos y, además de no malgastar dinero, llevarle al niño o niña algo de su agrado.
ResponderEliminarLos coches, para los niños de mi edad, no estaban al alcance de la mano; pero jugábamos con el aro sacado de un viejo cubo, le poníamos cuatro ruedas de corcho a una tabla y teníamos un camión para cargar piedras, aunque les llamáramos aquello que se nos ocurriera.
EliminarUn abrazo
Antes los niños nos entreteniamos con cualquier cosa a la que pudieramos dar una apariencia de juguete, pero eso es historia. La pena es que con toda esa inversion en juguetes inutoles se podrian hacer otras cosas, pero......
ResponderEliminarun abrazo amigo
Muy buena aportación esa de dedicar ese dineral a otra acciones más necesarias, ya lo creo.
EliminarUn abrazo
Aguda y certera reflexión la tuya, Francisco.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Antorelo.
EliminarUn abrazo
No hay nada que mate tanto la creatividad como los juguetes de hoy día. Con una maquinaría tan perfecta que hasta hablan. Cierto que a los dos días ya se han aburrido de el. dales una cartón y la creatividad se dispara.
ResponderEliminarPero luego viene eso de ningún niño sin juguete...
A mi los coches siempre me han gustado pero los que hay que empujar para que anden. Nunca he jugado con muñecas y si con canicas.
Bss y buena semana
Todo lo que dices es verdadero, Katy, de tanto quererles dar les anulamos sus capacidades.
EliminarBesos
Tienes razón, hace tiempo que veo ese efecto en los niños, han dejado de usar la imaginación y por supuesto se aburren, aquellos niños que tiraban de un cordel atado a una caja realmente jugaban y antes de usar el juguete practicamente lo fabricaban, lo que tu dices, ahora las maquinitas, yo soy enemiga de esas maquinas, mis nietos solo han pedido juegos para la consola y yo me desilusiono, se aislan totalmente, lo siento, no me gusta
ResponderEliminarBsss
El mayor problema de esos juguetes sofisticados es que crea niños que se aíslan en su cuarto.
EliminarBesos
Sabias palabras amigo! Son muchas las veces que veo a mi sobrina nieta dejar todo lo "entretenido" que le regalan para jugar con el perro o la caja de zapatos que se transforma en cuna. Realmente los papás piensan que estimulan su creatividad, pero salvo algunos realmente educativos todo termina en un rincón.
ResponderEliminarBeso
Tengo un nieto de seis años que siempre pide juegos de Lego: piezas para montar y eso sí le desarrolla mucho la inventiva y creatividad.
EliminarBesos