Un conjuro de nubes
violáceas y tenebrosas
le han puesto lindes al cielo
y el sol amanece entre rejas
jugando al escondite;
el Jiraldillo
—como en él es costumbre—
indica el origen del viento
mientras mi cuerpo barrunta
—en el aullido del barómetro interno—
que el verano
sestea a pierna suelta
en el otro hemisferio,
al sur de mis padecimientos.
No sé si es mejor la poesía o la foto.... mejor me quedo con los dos que hacen buenas migas...
ResponderEliminarUn saludo.
elperroverde
Todo ello está concatenado: primero fue la fotografía; luego fue la agudización de mis padecimientos.
EliminarPara ser un perro verde, no eres muy extraño.
Un abrazo
La imagen espectacular y el poema magnífico.
ResponderEliminarUn abrazo Fco.
Gracias, Elena. Lo que he contado es el malestar que me producen los cambios de tiempos antes de que éstos lleguen.
EliminarBesos
El poema describe totalmente la maravillosa foto. Enhorabuena
ResponderEliminarun abrazo
fus
Muchas gracias, Fus.
EliminarUn abrazo
Ese cielo tan hermoso presagia viento. Ojala el invierno y el verano intercambiaran sus puestos por unos días. O mejor lo cambiaba por la primavera. El invierno se acaba haciendo demasiado largo.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
A mi espalda le sienta la humedad del invierno a cuerno quemado.
EliminarBisous
Hay que ver primo la creatividad que tienes!!!! Unas nubes, las sombras chinescas de monumentos de Sevilla, un sol que viene o va... un deseo de calorcito aunque todavía lo tenemos un poco lejos... una preciosidad tus versos. Besos mil.
ResponderEliminarGracias, prima querida, también es posible que te anime a ver así la familiaridad.
EliminarBesos
Como dijo el poeta don Gustavo: "Volverán las obscuras golondrinas..." y quizá quiso decir que volverá el luminoso verano después de sestear en el otro lado del mundo. Ya lo veremos pronto, muy pronto.
ResponderEliminarEs cierto que el tiempo es un continuo, pero a mí el invierno se me hace demasiado laro y demasiado continuo.
EliminarUn abrazo
Sí...el verano sestea en otros latifundios mientras aquí ulula sin descanso el viento,como para cerciorarse de su presencia,advirtiéndonos de lo lejos que nos queda aún el ambiente estival.
ResponderEliminarBonito poema,sí señor.
:)
Besos.
Marinel, ¡qué bien suena en tus labios eso que me dices!
EliminarBesos
Un foto, un poema y tú entre ellos, un trio perfecto.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Chelo. ¡Cñomo te quiero!
EliminarBesos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo sé si habrá sido la fotografía lo que te ha inspirado este precioso poema en el que vemos tu añoranza de los días cálidos de verano, cuando nuestro barómetro interno no emite tantas quejas, o si han sido las vistas desde algún otero lo que te animó tanto para hacer la fotografía, como para escribir estos versos.
ResponderEliminarLo cierto amigo mío, es que ambas hacen un maridaje perfecto.
Besos
Me voy a secretear contigo, Macab: Tenía guardada la fotografía esperando una oportunidad; comenzó un cambio de tiempo, me sentí muy mal y he tratado de trascribir lo que sentía.
EliminarBesos
Niños, hay que ir al bar runto ese. El giraldillo viene conmigo, llegaremos volando!
ResponderEliminarAbrazo volaero
Arriba, donde está el Jiraldillo, corre al aire hasta los días que están en calma. Por lo del bar no tienes que preocuparte mientras a este pensionista no le recorten la paga nos echaremos unas cervezas.
EliminarUn abrazo
Duerme el verano, a lo mejor espera, confío en que no esté agazapado.
ResponderEliminarSaludos
Me cuentan que está a todo disfrute por el hemisferio sur, pero que tienen billete de regreso para estos pagos en cuanto se canse de surear.
EliminarSaludos
Es verdad, aquí el verano se toma una siesta de aquellas, pero aprovecha mientras dure...
ResponderEliminarTe dejo un abrazo.
Tu que vives en Argentina sabes de su actual paradero, ¿no es cierto?
EliminarUn abrazo
Bienvenido al club de los "barruntos". Mis pobres huesos también saben de fríos y humedades.
ResponderEliminarUn saludo.
Este es el club de los "ayes", tanto para sentarse como para levantarse. Cosas de la edad.
EliminarUn abrazo
ResponderEliminarSESTEO
Dice un refrán castellano:
“Que el que a buen árbol se arrima,
-sobre todo si es verano-
buena sombra le cobija”
Yo lo tengo, Paco, al Norte,
de mi veleta intranquila,
que es como el Jiraldillo,
de tu querida Sevilla.
Padeceres misteriosos,
que en el alma se enraciman,
como una serpiente al tronco,
del árbol por donde esquila.
Las estaciones no calman,
la sed de nuestra avaricia,
bebes y bebes constante,
y por siempre te acaricia.
En ninguna estación cabe,
el colmo de las desdichas,
están siempre apretujadas,
en el borde de tus risas.
No se nos van con el viento,
cuando sopla al mediodía,
ni se pierden en las nubes,
de cualquier noche sombría,
se quedan siempre en el alma,
del cuerpo que las cobija.
O.Z.M.
NOTA,- Felicidades por tu calidad de poeta que poco a poco voy descubriendo.
Espléndido regalo, Olegario. Te lo agradezco en el alma.
EliminarUn abrazo
A ver si el solecillos empieza a calentar y se van los reumas, las gripes y los achaques del invierno.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, Carmen, por tus buenos deseos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
HOLA QUERIDO AMIGO
ResponderEliminarGRACIAS POR PASAR POR MIS PENSAMIENTOS AZULES, ES UNA MANERA DE DAR UN POCO DE ESTIMULO A TODOS.
DE BUSCAR UN CAMINO CON ALEGRÍA.
BESOS
Esto de los barruntos puede ser muy peligroso:-) A ver ¿Se puede barruntar en positivo? entonces vamos bien. Fuera nubarrones, aunque a veces queden muy bien el fotos y en pintura.
ResponderEliminarBss
Hola Paco, el poema divino, y la foto me ha encantado. Es una autentica postal. Creo que las nubes y el viento están celosas de Sevilla, por eso la han querido dejar a oscuras con esos nubarrones, pero lo que han hecho es embellecerlo más. Seguro los truenos quedaron ahogados en su propia garganta para no asustar a la Jiralda ni a la Catedral.
ResponderEliminarCuando llegue de nuevo el tiempo más calido, se iran los achaques. :-)
Saludos y besos