Pinchos, púas puntiagudas
desde la flor al tallo,
desfiladero de espinas
como aguerrida formación de hoplitas
protegiendo el sinsentido
de apenas un yerbajo.
En el parque, por entre setos
geométricamente alineados,
la indolencia o la desventura
había permitido
que emergieran unos vulgares cardos,
espinosos abrojos
víctima propiciatoria de la poda
y el desprecio.
Era nuestro aniversario;
había encargado
un generoso ramo para la efemérides;
resultó realmente espléndido,
aunque costoso.
Cuando ella lo puso como centro de mesa
y me lo agradeció con un beso,
recordé la belleza primitiva de aquellos cardos
que tanta similitud tiene con nuestro propio ser:
momentos de felicidad
entre los barrotes de las penalidades
del vivir diario.
Que no te den amor sin espinas.... que cantaba Sabina; y que verdad más grande. El vivir diario tiene sus púas, pero cicatrizan pronto y dejan otros satisfacciones mucho mayores. Espléndido poema, Francisco. Buen sábado.
ResponderEliminarHay dos cosas espléndidas, Paco: la imagen de esos cardos vulgares y simples, esa flor que pasa desapercibida para quien pasea el campo, salvo cuando tropieza con ella y se pincha, y tu mirada, tu afecto al leer.
EliminarUn abrazo
Ya sabes primo... no hay rosa sin espinas ni jardín sin flores. Un beso cariñoso.
ResponderEliminarYo ahora, prima Liova, ya no sabría vivir sin este parentesco que nos hemos inventado y que tanto nos ayuda a querernos cada día más.
EliminarBesos
Plas plas plas plas plas...
ResponderEliminarFelicidades Francisco, este poema te ha salido redondo.
Un abrazo, sin espinas ¿eh?
No sé si son aplausos o que me has cruzado la cara cuatro veces... Viniendo de ti, Elena, serán besos.
Eliminar¡Muchas gracias!
Acuérdate de que las hermosas rosas también tienen espinas.
ResponderEliminarUn beso y feliz fin de semana
Lo recuerdo, Carmen. Precisamente cantar al cardo ha sido una reivindicación a la flor humilde a la belleza y sencillez que nos ofrece la naturaleza y no sólo en la flor cortada y costeada.
EliminarBesos
Precioso poema.. me ha encantado..
ResponderEliminarSonoros besos
A mí me encanta que tú aparezcas por mi casa y la adornes con tu presencia.
EliminarBesos
Todo un tratado sobre la vida y sobre nosotros. A veces somos cardos, o la vida nos lo hace serlo. Pero en el fond lo hacemos para defendernos.
ResponderEliminarBss y buen finde
Si todos lo que me rodean fueran como tú, Katy, no necesitaría defensa.
EliminarBesos
Haces una buena comparación los cardos con nuestro día a día, las espinas que pasan por nuestra vida, esas son las que nos hacen duros para enfrentarnos a ella, las rosas son muy hermosas pero a veces traicioneras, como los que creemos buenos amigos, porque tienen espinas y al cogerlas desprevenidos nos podemos clavar una, a pesar de su belleza.
ResponderEliminarMe dices en tu comentario que mi entrada te parece una buena reflexión para el tiempo que nos ha tocado vivir, gracías por tus palabras, la tuya también lo es e invita a la reflexión.
Un abrazo, hasta pronto querido amigo
Yo creo que las espinas son la sal de la vida. Los alimentos necesitan un poco de sal para reforzar el sabor; nosotros necesitamos conocer de cerca el sufrimiento para descubrir la verdadera belleza de la vida. Tengo gamas de ir unos días por Marbella y encontrarnos.
EliminarBesos
Los pinchos protegen la ternura. No son tan malos, solo necesarios. Toda criatura debe poseer su arma para protegerse en un mundo en el que siempre hay enemigos al acecho. En cualquier caso, hay que aceptar también las espinas.
ResponderEliminarBuenas noches, monsieur
Bisous
¡Magnífico, mi Dame! He explicado más arriba algo similar que no creo oportuno repetir. Su sintonía, Madame, me complace al extremo.
EliminarBisous
Infinitas gracias querido y admirado amigo por concedernos el privilegio de ser testigos de la belleza y sensibilidad de tu alma de poeta. Muchos besinos y feliz domingo te deseo con inmenso cariño.
ResponderEliminarGracias, Ozna, por tu delicado afecto, por tu finura y delicadeza.
EliminarBesinos
asi es la vida misma..un ir y venir entre flores y cardos...cardos y bellas flores...pero que seria la vida sin sentir de vez en cuando un pinchazo que te haga sentir que despues del sufrimiento hay felicidad? besitosssss
ResponderEliminarGracias, Garabata, por tus continuos maullidos tan afectuosos.
EliminarBesos