¿Sufre más aquél que espera siempre que aquél que nunca esperó a nadie? (Neruda)
Su padre se opuso frontalmente a aquella relación, pero nadie aprende en cabeza ajena y Mercedes se sentía en el derecho de vivir su vida. Había tenido otra relación anterior, pero sólo conoció la pasión cuando se encontró en los brazos de Eduardo, un eterno estudiante de buena parla que a sus 28 aún tenía asignaturas colgadas de varios cursos y un proyecto que nadie sabría asegurar si realmente había comenzado. Andaba siempre a la cuarta pregunta, pero no hacía escrúpulos cuando ella tenía que hacer frente a lo consumido sacando la cartera. La madre, a espaldas de su marido, se había convertido en su cómplice y le tapaba sus encuentros.
Cierto día llegó Mercedes con mayor cara de preocupación que de costumbre. Sus padres estaban cenando y ella se excusó diciendo que se iba a su cuarto porque tenía jaqueca. Poco después la encontró su madre tirada en la cama, llorando con gran desespero, las manos abrazándose el vientre y, entre sollozos, le señaló el sobre abierto sobre la mesita de noche. El laboratorio confirmaba el embarazo y su madre se dio por enterada sin necesidad de que ella pronunciara palabra alguna.
“Y ¿qué dice tu novio de esto?” “Hoy no ha podido acompañarme, pero dice que mañana por la tarde vendrá para hablar con papá y contigo y proyectar nuestro futuro”. Aquella tarde no llegó nunca, ni siquiera una llamada de teléfono. Pronto los corrillos habían difundido el estado de buena esperanza de Mercedes y comentaban que él se había ido a comprar tabaco a Cuba o tal vez café a Colombia. Había desaparecido de la ciudad y no volvió a verle nunca más. Pasaron los años y ella seguía soñándose rodeada por sus brazos; le esperaba cada tarde, sentada junto al ventanal, mientras su hijo hacía los deberes y le preguntaba las dudas cuando le surgían.
Pintura de Richard S. Johnson
Una historia de las que mucho se repiten, pero yo pienso que realmente sufre más el que nunca espero a nadie. Darle un sentido a la vida siempre vale la pena aunque no sea el más deseado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sufre quien tiene la desilusión, pero el que huye endurece su sentimiento y deja perder gran parte de su humanidad. Beso
ResponderEliminarY qué es la vida sino esperar, siempre esperar.
ResponderEliminarFelicidades por el relato.
Un beso.
Mejor sola que mal acompañada. Pero yo creo que sufre más el que espera que el que no conoce lo que es el dolor de esperar. Sufre más, pero también vive más intensamente.
ResponderEliminarFeliz dia
Bisous
Siempre sucede algo bueno de las cosas malas..siempre aparece una bella flor al borde del acantilado..ella tuvo a su hijo..
ResponderEliminarBesos...
Evidentemente se fue a por tabaco, sólo que el estanco andaba un poco lejos.
ResponderEliminarUn saludo.
Nadie dijo nunca que ser padre es fácil, ni que esté todo el mundo preparado para serlo; pero otra cosa es ser un desalmado, cobarde y ruín, como es el caso del hombre en que se fijó Mercedes. Saludos, amigo Francisco.
ResponderEliminarQuizás fue lo mejor que le pudo haber pasado,que el no volviera, solo que la ilusión de la espera, lo hace un corazón engañado bañado de Amor y con eso no se puede.
ResponderEliminarCuantas historias lleva una vida...
Un abrazo y bonito relato de realidades de la vida y de las personas...
Francisco, es muy triste no esperar a nadie, ni que nadie te espere.
ResponderEliminarUn abrazo
Soy muy afortunado: consigo subir algo al blog cada día, cuento ya con 120 seguidores, las estadísticas contabilizan más de cien lectores diarios, y para colmo me hacéis comentarios siempre positivos. Vosotros formáis parte de mi realidad, ya que nada sería lo mismo sin A.K.E., Tere-Incisos, Elena, La Dame Masquée, Doña Bostezos, Cayetano, Paco Hidalgo, Mari C. Masi, Antonelo... A todos muchas gracias y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarUna historia tristísima pero ella no estaba sola, tenía a su hijo y su hijo la necesitaba.
ResponderEliminarMuchas felicidades Francisco por tus 120 seguidores. No es de extrañar.
Besos.
Soy Ojos, no me deja publicar con mi nick.
Muy bonita historia Francisco, aunque a veces pienso que no se debe esperar, siempre hay una luz que nos trae sorpresa y sin ser esperada, un abrazo
ResponderEliminarla pena mayor es que ella sigue esperando y no pudo rearmar su vida
ResponderEliminarbesos
Es un placer seguirte Francisco, gracias por lo que nos aportas y por estos ratitos tan enriquecedores.
ResponderEliminarEnhorabuena por tus seguidores. Te los mereces y por algo es.
Un abrazo.