08 junio 2011

ARGUCIAS COMERCIALES

Algo está pasando en el comercio como para que cada día estén afilando más y más el lápiz de las ideas. Eso es algo que ya había ideado la antigua Rumasa cuando sus empleados tenían tarjetas de compras con descuentos de Galarías Preciados,  cobraban la nómina a través de uno de los bancos del grupo, vacacionaban en los hoteles de la cadena, viajaban con las agencias del holding y, en suma todo se quedaba en las mismas arcas.

Mi amiga Chari es un poco exagerada con eso de las altas temperaturas, pero no encuentra el ventilador adecuado para que no le moleste mientras duerme, así que por aquello de la garantía de devolución fue al gran almacén para comprar y luego probar que efectivamente no hace ruido. El mes avanzado y la nómina casi dilapidada, pero echó mano del recurso de la tarjeta y se compró el más caro y silencioso. Su sorpresa fue que, con el ticket de compra le dieron un vale para un pincho de tortilla, a consumir en la cafetería del establecimiento en el mismo día. “¿Y cómo hago  –se preguntó-  si me he escapado del negociado y además ya había salido a desayunar antes?”. En esas se encuentra con una amiga suya y le dice entregándole el vale: “Aprovecha, yo ya no puedo entretenerme más”.


Su amiga Miren estaba algo llenita y había ido a comprarse una báscula de baño, urgida por el control diario de peso, buscando en él la recompensa a tanto sacrificio. Por un momento no supo qué hacer. Hacía tres meses que no había probado un pincho de tortilla y ahora tenía la posibilidad de tomarse dos de un golpe: el que acababa de darle su amiga Chari y el que le dio la cajera a abonar su báscula de baño. Subió con decisión a la planta donde se encuentra la cafetería, buscó en el bolso los dos vales por sendos pinchos de tortilla, encontró sin querer la tarjeta de su nutricionista y finalmente pidió un té con limón.  Le preguntó el dependiente con mucha diligencia: “¿Tomará la señorita un croissant o un bollito de leche?”. Le miró en silencio con deseos ocultos que exteriorizó en su cara de angustia, al tiempo que se le escapaban un par de lágrimas delatoras y bajó la cabeza ocultándose. 

15 comentarios:

  1. Pequeños detalles.... Estamos rodeados de situaciones que analizadas con perspectiva dejan un poco descolocado al personal. Beso.

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  2. Hace unos meses me dieron a mí un vale de esos, pero no me lo advirtieron y lo vi al llegar a mi casa, por lo que no me sirvió para nada, pues no iba a volver de nuevo al establecimiento.

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  3. Pero chicos, esos vales son un timo, al final tienes que pagar algo, no es gratis total. Yo suelo tirarlos sin miramientos.

    Saludos.

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  4. Como reza el dicho popular: Dios le da pan a quien no tiene dientes. ¡Mira que estar a dieta!
    Otra cosa son las estrategias mercantiles que responden al truco de "todo queda en casa".
    Un saludo.

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  5. Qué mala idea tienen con las ofertas, monsieur. No hacen más que sembrar el camino de tentaciones. Deberían dar a elegir entre un pincho de tortilla o un descuento en el nutricionista, y de ese modo llovería a gusto de todos.

    Feliz dia

    Bisous

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  6. Está visto, Francisco, que el mundo actual es de los flacos. Ellos nos imponen sus leyes.
    Saludos

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  7. pobrecita Miren, me partio el alma

    besos

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  8. Querido Paco: O abrimos bien los ojos, o nos dejan ciegos. ¡Qué tiempos, señor, qué tiempos!
    Ángel

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  9. Me siento identificada con Miren, recibí uno de esos vales la semana pasada, pero se quedó sin uso para no tener problemas ni con la báscula ni con la nutricionista y mucho menos con mi conciencia.

    Un saludo.

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  10. Yo tambien recibi uno de esos vales pero de patatas bravas y pensé, si voy tendré que beber una cerveza porque unas patatas bravas a palo seco ni hablar, y entonces gastaré en la bebida,que es eso lo que quieren conseguir, que consumas, y pensé "a otro perro con ese hueso" y no lo usé, lo tiré en la papelera. Son estrategias de marketing para que consumas.

    Un beso

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  11. El cruce vital de dos personas puede dar lugar a una narración tan atrayente como la que nos ofreces. Y es que cuando uno va por la calle se cruza con tanta gente, cada uno con sus vidas, sus emociones, sus preocupaciones... LLuvia de pensamientos hacia el polucionado cielo.

    Saludos

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  12. <Tenemos que abrir bien los ojos para no dejarnos tentar por tanta promoción comercial, que en apariencia es maravillosa pero¡¡Vaya si son inteligentes! ¡¡ Si te descuidas terminas pisando el palito!!
    Besos: juliana

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  13. Si encima de todos los ajetreos y problemas que trae la vida, tenemos que sentirnos culpables por comernos un pincho de tortilla, es que fallamos en algo. En fin, a ver si alguien inventa los vales para productos dietéticos.

    Saludos.

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  14. Ay la dictadura de la imagen y la operación bikini de todos los veranos; yo me pregunto ¿es malo o sienta mal tomarse un pincho de tortilla de vez en cuando, siendo además regalado? Saludos cordiales.

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  15. El sacrificio de privarse para estar como una desea o como la sociedad baraja adecuado.
    Un abrazo, estupendo relato.

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