Lo que en estos días es un hervidero de cuerpos semidesnudos tostándose al sol y al otro lado del paseo marítimo una selección de negocios de hostelería de lo más diverso, no ha sido siempre el estado de cosas en la playa de Marbella. Y es que nada es eterno ni ha sido como lo es hoy desde siempre. La vida es evolución, es cambio, es adaptación, y si todo lo transforma el tiempo, traigo hoy como ejemplo un par de imágenes que hablan por sí solas. La misma playa agitada por el mismo mar, pero dos actividades bien distintas.
Corrían los años cincuenta. El instituto estaba a escasos metros de la playa y hacíamos con frecuencia de las arenas el lugar de recreo. La playa era un varadero de jábegas durante el día, las cuales se hacían a la mar al atardecer, cuando el sol dorado de la tarde se hace horizontal a la superficie del agua y cabalga las olas ocultándose por el poniente. No podré ni quiero olvidar el espectáculo de velas latinas desplegadas al viento, si lo hacía, o el ritmo acompasado y esforzadísimo de aquellos remeros con rumbo a los bancos de sardinas. Al alba, antes de que el sol asomara rubio, regresaban al punto de partida con su carga plateada y la esperanza puesta en una subasta favorable en la lonja. Durante el día, los mayores remendaban las redes y disponían todo para el próximo atardecer.
Hoy esas mismas arenas son un varadero de tumbonas y sombrillas; se ha levantado un puerto deportivo sobre la estructura de un viejo cargadero de mineral, ha desaparecido el saladero de pescado y a cambio son numerosos los chiringuitos con pedigrí donde comerse un espeto es un acto gastronómico de no poca relevancia. Nada es eterno: desaparecieron las jábegas con sus velas blancas y llegaron las alegres y listadas lonas sobre las tumbonas.
Francisco, ¿como crees que era mejor Marbella, como aquél pueblecito de pescadores, o ese macropueblo turístico e impersonal?
ResponderEliminarConozco Marbella y Málaga en general, soy un enamorado de esa ciudad hasta que empezó a crecer y dejó de gustarme tanto.
Un saludo
Creo que una evolución y modernidad es necesaria y conveniente, pero que sea una sola cosa la que importa en los kilómetros de playa que tiene la península, resulta, cuanto menos, redundante... Beso
ResponderEliminarPor eso a mí me gustan las playas de San Fernando en Cádiz, anchas y alejadas de la ciudad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las ciudades mudan de vestido, se apuntan a modas, y cuando tardamos en pasar por un lugar, ya ni lo reconocemos. Me pone nostálgica encontrar los lugares tan cambiados.
ResponderEliminarFeliz dia, monsieur
Bisous
Pues si amigo Francisco nada es para siempre. La evolución se impone y la adaptación es necesaria. Hermosas playas.
ResponderEliminarUn besito
Imágenes y recuerdos nostálgicos. Aquello ya fue, yo hace unos años no conocí ni lo tuyo ni lo de hoy... mis imágenes son otras cuando apenas empezaba el turismo. Tampoco nososotros somos igual de jóvenes.
ResponderEliminarPor eso prefiero vivir el aquí el ahora. El ayer no me pertenece.
Nada es lo que fue, todo cambia, todo es ciclico, lo que si es verdad es que actualmente la gente puede disfrutar de lo que antes solo podian unos cuantos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Todo es cambiante y no siempre cualquier tiempo pasado fue mejor. El pasado, pasado está. Un saludo
ResponderEliminarMañana de ayuno. Anoche se prolongó todo hasta la muy madrugada. Demasiada comida, demasiada bebida, muchos besos, innumerables abrazos. ¡Qué bien te veo! ¡Estás hecho un chaval! Es lo que tienen las bodas y los encuentros familiares. Se agranda la familia y mi nueva sobrina es una mujer encantadora. Es psicóloga, lo cual no está mal, pero me interesaría más que fuera traumatóloga. Yo no la elegí, sino mi sobrino Alberto; para él será sólo su complemento. ¡Hermosa pareja! ¡Felicidades!
ResponderEliminarEn casa todos duermen. Mi estómago se queja del mal tratao recibido esta pasada noche. En mi terraza los primeros rayos de sol iluminando el día. He venido hasta aquí a encontrarme con mi otra familia, la virtual, pero que tienen nombres y apellidos, y a la que también quiero. Un fuerte abrazo.
Evolución Francisco todo es evolución y con ello cambio, no siempre del todo a mejor, pero es así la vida, no podemos quedarnos anclados en nada, sino malo.
ResponderEliminarUn abracete.
hermosa analogía, inevitable el cambio con el paso del tiempo. De cualquier forma todo se adapata a las épocas, en los años que recoprdabas aquel paisaje era el "perfecto" y en estos días...las umbonas (supongo que serán lo que nosotros llamamos reposeras) y las sombrillas
ResponderEliminarbesos