De repente, sin esperarlo, lo vi frente a mí. Me sorprendió. ¡No va a sorprenderme, caramba! Era idéntico a mí. Tal vez algo más viejo y canoso, con ojeras un tanto más abultadas que las mías, o será que me miro más piadosamente que al resto de los mortales; pero ya digo, almas gemelas. Respondía a cada gesto con el mismo gesto. Si yo guiñaba el ojo derecho, él guiñaba el izquierdo; si yo arqueaba la ceja izquierda, él hacía lo mismo con la derecha. Saqué la lengua como queriendo inspeccionarla y él hizo lo mismo. Hice un conato por hablarle y me pareció que él también lo hacía; entonces le hablé con toda decisión y me dejó al descubierto su profunda afonía: vocalizaba, pero resultaba inaudible. Fue entonces cuando supe apreciar las diferencias entre tanta similitud. Le pregunté por su identidad y él calcó cada una de mis modulaciones bucales, pero sin pronunciar nada. Hice por girarme y él hizo lo mismo. Levanté la mano derecha por encima del hombro, la palma al frente y él hizo lo mismo con su mano izquierda, sólo que ofreciéndome la palma de su mano. Cansado de tanta mímesis sin poder establecer comunicación entre ambos, cansado de tantos gestos simétricos y sordos, salí del cuarto de baño y él lo hizo por la esquina opuesta del espejo; desde entonces no he vuelto a saber nada de él.
A mi me suele pasar lo mismo, cuando miro a mi doble también lo veo un poco más viejo que yo.
ResponderEliminarComo simepre muy ingenioso. Buen fin de semana Un abrazo
Volverá a aparecer en cualquier momento, ya verá. Los dobles siempre están ahí, al acecho, intentando suplantarnos. Tenga cuidado!
ResponderEliminarFeliz fin de semana
bisous
Muy bueno Francisco, y qué curioso, el otro día andaba yo dándole vueltas a esa idea para escribir un post, aún no lo he hecho pero no lo descarto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy original este texto. Será verdad eso de que todos tenemos un doble ...!
ResponderEliminarUn abrazo
Genial esa secuencia de los hermanos Marx.
ResponderEliminarYo también tengo un doble que me contempla desde el otro lado del espejo, sólo que a veces no le reconozco, parece mayor que yo y más serio.
La mía me saca la lengua descaradamente, y cuando yo me arranco por lagrimillas, me mira compasivamente, con sus preciosos ojos verdes solidarios, también anegados en saladas lágrimas...
ResponderEliminarNo,si al final se les coge cariño, ya te digo!
Muy bueno este reflejo!
Un abrazo!
;)
Mañana te estará esperando en el lugar de costumbre y a la hora señalada para recordarte que hay que vivir con ilusión el día que empieza.
ResponderEliminarUn abrazo.