Encarnada y jugosa, como tu boca;
carnosa y firme, como tus labios,
como la fuente fresca de la que bebo
hasta apagarme en ti y quedar ahíto.
Insinuante y sugerente en su esplendor,
fragante y lumínica con la exclusividad
de lo irrepetible ni en sueños ajardinados;
efímera, como un amor que no se nutre
de insistente y cansina perseverancia.
Así es la flor del pacífico rojo;
así es de atractiva tu boca.
Muy sensual la flor. Muy sensuales los versos, con ese paralelismo con la amada.
ResponderEliminarUn saludo.
Muy bellos versos para esa flor siempre dispuesta a ser besada y acariciada como una boca anhelante.
ResponderEliminarUn saludo.
Qué belleza Francisco.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si alguien me dijera eso seguro que lloraba.
ResponderEliminarA veces el amor que tenemos es mucho menos manifiesto y escuchar palabras como esas se echa de menos.
Un beso
Es flor ha nacido en una maceta del patio comunal de mi casa y se parece mucho (así lo he apreciado) a la habitante del 1º A. Gracias por vuestra presencia continuada.
ResponderEliminarbello como cada verso tuyo, aquí en Argentina esa flor le decimos Rosa de la China. Es verdaderamente una hermosura
ResponderEliminarbesos
O sea que las platanas y las flores se asemejan a sus amos como los perros a los suyos... Curiosa semejanza, jejej Seguro que el vecino del 1ºA tiene una cara de pan que se enrojece con facilidad...
ResponderEliminarSaludos
La flor preciosa, el poema inmejorable, sugerente, sensual y tu vecina del 1ªA, tiene que ser una verdadera belleza. Yo de ti, le echaría el poema debajo de la puerta sin decirle quien eres. A lo mejor es la gota de ilusión que le falta para replandecer aún más.
ResponderEliminarUn beso
Tiene fuerza el poema.
ResponderEliminarEs estupendo.
Abrazo.