La luz cenicienta del ayer
es una sombra somnolienta
que bosteza,
que se desprendió vencida
del calendario
y no vuelve al taco ni
renace.
Un recuerdo, una página de
la historia
que puede acabar en
histeria
si tratas de activar sus
constantes vitales
con la farmacopea del
artificio.
En la resaca del distante
ayer,
la enseñanza de los
fracasos
y el olvido sin huellas de
los aciertos,
porque solo lo que hiere
deja secuelas.
Ayer, esas aguas río abajo
que ya no vuelven a las
aspas del molino,
ese pretérito que se
esfumó
de nuestro ámbito para siempre.
Es cierto que los errores dejan huellas, pero la vida es una suma de errores y aciertos, gracias a los aciertos avanzamos.
ResponderEliminarUn abrazo..
Que gran verdad que solamente los fracasos dejan profunda huella cuando deberían dejarla también los aciertos y los logros por pequeños que sean.Saludos
ResponderEliminarSabio y para reflexionar.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.