A Rossana Bellé, que también hizo escalas cuando escalaba por la música.
Por la ventana entreabierta,
un violín derrama escalas
que se repiten hasta el
infinito;
no es torpeza, es ejercicio
de alumno aplicado
que tartamudea sus notas
poniendo aires de
conservatorio
en el atardecer comunal.
Se para y el silencio
resulta
más torpe aún que la
insistencia
del joven, que posiblemente
sueña con Paganini.
Cuando parece que va a dar
comienzo
a una tosca melodía,
vuelve a sus escalas
interminables
y el oído se acomoda
a la función de aprendizaje
con no poca resignación.
Por la ventana entreabierta
no salen acordes excitantes,
pero sí el estímulo
persistente
de alguien que se ejercita y
sueña
con llegar a ser concertino
o solista itinerante.
De momento, continúa su
lección
al otro lado de la ventana entreabierta.
Maravilloso sueño, estupenda constancia, pero... ¡Pobres oídos vecinales!
ResponderEliminarUn vecino ilustre cuesta lo suyo, Morena Clara; luego podremos presumir de haberlo visto crecer.
EliminarBesos.
Mientras no practique a las doce de la noche...
ResponderEliminarDejaste la ventana abierta para que entrara el fresco. Y el fresco entró y se llevó todo lo que pudo.
Un abrazo, Paco.
El fresco me ha saqueado la despensa, Cayetano. ¡Ay, Dios!
EliminarUn abrazo
Menudo sufrimiento escuchar a un alumno iniciándose en el violín.
ResponderEliminarMe ha recordando una canción de Leonard Cohen. Bss
Gracias, Katy, por traernos el recuerdo de un gran autor de letra y música.
EliminarBesos.
Constancia, eso es lo que tiene tu vecino o vecina.. así que, como tú bien dices, más adelante podréis presumir de haber sido testigos pacientes de un virtuoso del piano...
ResponderEliminar;)
Besossss
La virtuosidad es hacer las escalas con él y detectar sus errores por tener los sones precisos memorizados.
EliminarUn beso, Edurne.
Para el aprendiz es imprescindible practicar y practicar con duro esfuerzo; para el vecino la tenacidaz consiste en soportar sin quebrarse esos sonidos repetitivos una y otra vez.
ResponderEliminarUn saludo
Podríamos decir, Carmen, que todos hemos hecho la carrera musica con él. Gracias por venir y comentar.
EliminarUn abrazo.
Puede que en el futuro se convierta en una gran artsta de ese instrumento y entonces puedas presumir, de que has seguido su carrera desde sus primeros inicios.
ResponderEliminarBesos
Desde ese punto de vista viene a ser como una inversión, ¿no es cierto? Así lo tomaré.
EliminarBesos.
Escalar por las notas musicales es cuestión de temple, para el aprendiz y para el escucha. Al inicio, todo debe ser duro, impreciso, aburrido. Pienso...cómo se sintiría Dios creando el Universo?
ResponderEliminarAbrazo querido Francisco.
Es cierto, el aburrimiento pronto serán bellas armonías que acompañarán al vecindario. Mil gracias, querida Ceciely.
EliminarAbrazos.
Esos acordes repetitivos me ponen de los nervios.
ResponderEliminarA ti y a cualquiera. Tengo que tomarmelo como una inversión que dará frutos a futuro, Tracy.
EliminarBesos.
Interesante reflexión, sé del esfuerzo de practicar escalas de todo tipo, aún hoy lo hago para estimular el cerebro y la digitación. Hermoso homenaje a la pequeña pianista. Saludos.
ResponderEliminarY como cierre de comentarios, el ejemplo vivo de Rosa María que sigue calentando dedos a diario haciendo escalas; aunque seguro que luego les regalará al vecindario bellas melodías.
EliminarSaludos afectuosos y musicales.
Prefería hasta antes de leerte, esperar a que dominará el arte. Pero me has hecho ver que atestiguar el proceso ha de ser muy grato.
ResponderEliminarBeso 3.
Acompañar a esa criatura que crece debe ser maravilloso. Así lo creo.
EliminarBesos.