Un gentío arracimado,
una rumorosa rambla
desbordada de gente
de todos los pelos,
de todos los tintes posibles
y de todos los acentos,
como río tras la tormenta
que arrastra cuerpos
sorprendidos
y fragmentos de existencias inverosímiles.
Por el paseo sin bolardos,
un furgón asesino segando
cual motosierra
en zigzag de orilla a
orilla,
un falso credo que en vez de
amor siembra muerte,
que pone el acento en el
odio esdrújulo
en lugar de alumbrar la paz
a una sociedad próspera y
distendida que pasea.
Aguas abajo, un ruido
ensordecedor
que anuncia catástrofe
y una desbandada de palomas
blancas
tratando de guarecerse.
En un fugaz momento, la
confusión y el caos,
una imagen dantesca vilmente
preconcebida;
sangre que corre, sangre que
se estanca,
sangre que se aferra a
seguir latiendo
y un paisaje desteñido de
ocaso,
a las cinco de la tarde.
Muerte. Agonía a destajo,
una leva que arrastra
la vida misma, envuelta en
el fragor
de la asesina sorpresa;
un falso credo que tanto
cuesta creer.
No confundamos el falso credo que se le hace a estos terroristas como el hecho de que les esperan 72 huries tras su muerte, del islam que profesan más de mil millones de seres en el mundo, muy pocos son los terroristas a los que se les ha lavado la cabeza en beneficio de unos pocos en los que también hay católicos apostólicos y romanos que venden armas y quieren los vienes y servicios de esos otros paises para enriquecerse a costa de los muertos y del miedo.
ResponderEliminarUn abrazo, no pensaba escribir ni mirar blog este verano pero el atentado de BCN lo ha impedido.
Me cuido muy mucho de señalar a nadie y mucho menor por su apariencia, raza o creencias. Me limito a señalar el hecho violento e indiscriminado y también a las falsas creencia de muchos credos que no creen en los otros, como si el hombre no fuera exclusivo y común. Desde que supe que biológicamente apenas hay diferencia entre el chimpancés y el hombre, todo me resulta relativo. Que sigas descansando, Emilio.
EliminarUn fuerte abrazo.
Francisco, ya nos conocemos por lo que escribimos, no te lo tomes a mal, hay veces que el teclado dice más que lo que queremos decir y a veces se entiende peor.
EliminarUn abrazo.
Cuantos crimenes en nombre de Dios. ¿hasta cuando?
ResponderEliminarUn nuevo enlace de una nueva escritora.http://hapytata.simplesite.com
Un abrazo amigo.
Seguramente ese falso credo no lo crea nadie, pues no hay texto escrito que haga tales indicaciones. Lo que sí hay es otros intereses oscuros que se revisten de la solemnidad de creencia para hacerlo más místico. Supongo que detrás de dicha tapadera, el interés del dios Dinero que todo lo manipula.
EliminarHe entrado en el blog que me indicas y me ha gustado lo que he leído, pero no hay opción de poder dejar un comentario.
Gracias, Josefa.
Cual alejado están estos fanáticos del concepto de Dios...Dios es Amor, si de verdad lo conocieran, en vez de muerte, vivirian buscando la paz y la solidaridad con los hermanos que sufren....el trigo y la cizaña crece junto hata el momento de ser cegado.
ResponderEliminarBesos
Para mí es querer justificar lo injustificable, ya sea apoyado en el credo o en cualquier otro escollo igualmente inservible.
EliminarBesos.
Mi abrazo, Paco. Con un anís que procure sosegar el dolor que invade todos los sentidos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Sara, por tu ofrecimiento y por querer desviar la atención y centrarte en el meollo de la cuestión.
EliminarBesos anisados.
Una gran tristeza lo sucedido, como en un sólo segundo te puede cambiar la vida, nos creemos eternos y poderosos, y no sabemos que somos tan frágiles...
ResponderEliminarAl parecer asistimos a una serie de atentados orquestados, según se trasluce de lo que filtran los investigadores. ¡El Señor nos proteja!
EliminarUn abrazo.
DESCANSEN EN PAZ!!!
ResponderEliminarAmén. Y si es posible que nos esperen largos años.
EliminarUn abrazo.
Gracias por dedicar este hermoso poema al horror que hemos vivido estos días y por compartir el dolor de mi amada ciudad, Barcelona y el de toda España
ResponderEliminarBesos
Tengo la fortuna de dolerme con el sufrimiento ajeno y este sufrimiento no es para mí nada ajeno: somos nosotros, es nuestra ciudad, nuestra gente, la gente. Gracias, Julia.
EliminarUn fuerte abrazo.