Debería bastarte una mirada,
un gesto,
un esbozo de sonrisa,
un arqueo de ceja
deslumbrada
para que tú me entendieses.
Como el viento, el agua, las
nueves
hablan sin palabras y dicen
con precisión,
como la amapola tiñe de rojo
el trigal verde y habla de
sazón, de siega inminente;
como el cerco que anilla a
la luna
e invita a buscar el
paraguas
porque siempre llueve cuando
el cerco aparece;
como blanquea el almendro en
invierno
y en marzo o abril hay nieve
en el naranjo
y el aroma de azahar lo
invade todo…
Como entiendo a la brisa
cuando se enreda en tupelo
o la golondrina revolotea en
torno a su nido;
como el olor a tierra húmeda
habla de lluvia inminente
y acerca el sonido de las
canales;
como la luz dorada anticipa
a la noche
y un oscuro frescor se anticipa
al alba;
así, amor mío, mis gestos,
tus gestos,
tu tacto en mi tacto,
diálogo silente y explícito
nos habla en silencio.
Una mirada dice más que mil palabras. La mirada no miente pero las palabras pueden ser falsas.
ResponderEliminarBesos
Así parece, aunque hay personas tan profesionales de la mentira que hasta sus ojos saben disimular.
EliminarBesos.
Actualmente hablan más los gestos que el lenguaje de la Naturaleza, que como bien sabes está cambiando a marchas forzadas.
ResponderEliminarPienso que la Naturaleza también está haciendo gestos de dolor por el maltrato recibido.
EliminarBesos.
Estoy de acuerdo no siempre las miradas son lo que creemos.Aunque para algunas personas es difícil disimularlas.Saludos y un abrazo.
ResponderEliminarLo verdaderamente importante es la presencia, Katiuska,
EliminarUn fuerte abrazo.