Anochecía en el claro del
bosque
y el camino era un trazo
diagonal
de luz ocre que cruzaba el
paisaje,
arropado entre olivos
y flanqueado por serias
escarpaduras.
Era en Juanar, aguardábamos
el oscuro intenso y total
para ver las estrellas;
más o menos a unos mil
metros de altitud
y en medio de un silencio
profundo,
coreado por la suave brisa
en la arboleda
y la melodía monótona de los
grillos
despidiendo el día desde la
maleza.
Por los cerro cercanos,
fumaradas
de nubes negras y
deshilachadas
amenazaban con acomodarse
por los riscos,
pero se desdibujaban al
punto misteriosamente
y abrigábamos esperanzas de
que despejara;
en el firmamento, una gran
capa gaseosa
y aterciopelada de coral
ocupaba
la casi totalidad del
cielo
sin intención alguna de
desplazarse y abrir.
La vista se acomoda a la
escasez de luz,
como se acomodan los sencillos
a la calderilla de final de
mes.
El pinar acaba siendo una
mancha parda
donde sólo se delinea el
contorno.
─ ¿Acometemos a la intendencia?
Se hizo larga la espera como
terca
y el firmamento cada vez más
cerrado
invitaba a desistir y
abandonar:
la Luna debía ser Nueva en
algún lugar,
como lo habíamos previsto y sería
sin dudas
el llanto lumínico de las
hespérides el gran protagonista.
No se descorrió el velo
nuboso, ya noche cerrada,
y festejamos el fracaso con
las viandas
y alborozadas risas, mofas y
linternas.
Mereció la pena estar junto en tan bello paraje aún sin estrellas.
ResponderEliminarPor supuesto que sí. ¡Que nos quiten lo bailado! Mil gracias, Tomás.
EliminarUn fuerte abrazo.
El cielo de tu noche velado de estrellas
ResponderEliminarEl lugar es muy cercano e ideal por su nula contaminación lumínica, pero las nubes impidieron el espectáculo.
EliminarBesos.
Este año las Hespérides jugaron con nosotros al escondite.
ResponderEliminarEso nos da motivos para vivir hasta el año que viene , por lo menos, con la esperanza de verlas.
Desde ese punto de vista hasta tenemos que agradecerles que no aparecieran, así nos garantizamos un año más, Tracy. Ja, ja, ja...
EliminarBesos.
Esa noche las estrellas permanecieron ocultas a la mirada del hombre, ellas detrás de ese tupido velo, eran completamente de que un grupo de gentes agurdaban largo tiempo poder disfrutar de su presencia.
ResponderEliminarBesos
Recuerdo que cuando era niño, bastaba con asomarse desde casa para ver el firmamento en todo su esplendor; pero todo ha cambiado tanto...
EliminarBesos.
Hola Francisco. Seguro que a pesar de no tener la noche clara, disfrutaste del momento.
ResponderEliminarMuy bonito.
Abrazos
Eso es muy cierto, Isa. A pesar de todo lo pasamos estupendamente.
EliminarBesos.
Tampoco por acá pudimos admirar el espectáculo, nos quedamos en nuestros palcos respirando la noche oscura.
ResponderEliminarBesos.
...y entre amigos, cenando lo que habíamos preparado bajo el manto de la noche. ¡Casi nada!
EliminarBesos.