Píntame en mis labios
un beso carmín,
esa estrella roja
que me gusta a mí.
Dibujando
tu nombre
yo te imaginaba,
se me escapó el sueño,
¡qué larga velada!
Mis
manos sedientas
modelaban tu sombra,
y una estrella obstinada
saltaba a la comba.
Saltaba
y reía
y el sueño jugaba
a que se dormía.
Una llamada, con una poesía como esta , ilumina el día de cualquier mujer.
ResponderEliminarBesos
Esta llamada también es para ti, para que tengas un día espléndido y apuntes tu objetivo cómo sólo tú sabes hacerlo.
EliminarBesos.
..." y el sueño jugaba a que se dormía"... hermoso final.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Angalu.
EliminarAbrazos.
Seguro que Gloria al descolgar el teléfono del cielo, se estará sonriendo agradecida.
ResponderEliminarEsa es también mi confianza, Tracy.
EliminarBesos.
Muy bueno es cambiar el camino del estilo.
ResponderEliminarSaludos.
Como se dice por esta tierra, entre col y col, lechuga. Gracias, Vicente.
EliminarUn abrazo.
Que bonito poema. Me ha recordado al leerlo a Gloria Fuertes. Es muy del estilo de como ella escribía.
ResponderEliminarAbrazos
Un piropo, Isa, recordarte aa Gloria Fuertes es para mí un gran halago.
EliminarUn fuerte abrazo.
Yo te pinto en tu inspiración un beso de anís, en correspondencia a la dulce ternura de este poema.
ResponderEliminar¡Oh, Sara, qué dulce son tus comentarios!
EliminarBesos anisados.