Ahora sí te comprendo,
madre,
ahora que asumo el papel
protector
de mi propia descendencia,
madre,
es menos severo el rigor
al que tú me sometías;
incluso hoy no estoy de
acuerdo
con que te excedieras
en ciertas licencias que
entonces
me parecían rigurosas;
ahora que me ha tocado
asumir
el papel de padre, madre
mía,
¡Qué difícil es amar
y otorgar en plenitud la
libertad!
¿Qué complicado consentir
al tiempo que proteger!
Me dijeron: “Cuando seas
padre
comerás huevos”. Así me
dijeron, madre,
pero no intuí que fueran tan
indigestos.
Así es la vida, no te das cuenta de las cosas hasta que pasas por la experiencia. También pienso que los padres de ahora son mucho más permicibos que antes. Creo que nos hemos pasado de un extremo a otro (cuando nunca los extremos han sido buenos). No es bueno consentirselo todo y darle todo lo que nos pidan, la cultura del esfuerzo se va acabando.
ResponderEliminarBesos
Y de sopetón, ahí va. Y te lo entregan sin libros de instrucciones ni nada y vamos aprendiendo a comer cuando el bebé nos deja, y a dormir cuando el bebé nos lo permite y nos rinde el sueño... Tienes razón, querida amiga, nosotros hemos conocido unos tiempos más severos y hoy parece desaparecida la autoridad, y como siempre, los extremos son malos.
EliminarBesos.
Tienes muchísima razón,Los extremos son malos pero es tan difícil acertar y hacer entender el punto medio.Hemos querido evitar que pasaran por momentos difíciles y ahora tenemos los resultados. Un abrazo
ResponderEliminarNo digo que severidad, pero la educación requiere de rigor y los padres nos debemos dedicar a cuidar y educar. Cuando se pierde el principio de autoridad, nos encontramos con tantos casos desgraciados como existen.
EliminarBesos.
Y en esa tesitura me veré dentro de unos años, cuando mi alevín de seis meses alcance...¿cuántos?... Pongamos quince o dieciseis añazos.
ResponderEliminarUn saludo
Admíteme un consejo, Carmen. No te hagas amiga de tu hijo, no dejes nunca de ser su madre; ya buscará él sus amigos en la calle y en la escuela. Para ti están reservados los desvelos y la autoridad. Enséñale a amar y a respetar, el resto le vendrá dado.
EliminarBesos.
no lo vives hasta que lo vives...
ResponderEliminarde golpe y sin manual de instrucciones
ni menos con boleto de cambio...
Tal cual. Muy acertado en tan sólo tres líneas, Carlos.
EliminarUn abrazo.
¿Donde hay que firmar para que llegue a su destino?
ResponderEliminarEn el azul del cielo y con tinta indeleble.
EliminarBesos.
Jejejeje, muy bueno el poema. Me ha hecho sonreír a pensar de que es un poema que requiere en su toral cumplimiento mucha responsabilidad. :-)
ResponderEliminarAbrazos
A veces las cosas profundas hay que tomarlas a pequeños sorbos para que no se nos indigesten, Isa.
EliminarBesos.
Yo agradezco a Dios, la magnífica madre que te hizo ser como eres y poder estar cerca de ti. Soy muy afortunada, Paco.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Me gusta saber que te complaces. Yo guardo hacia mis padres un cariño eterno y así lo proyecto hacia mis hijos y nietos.
EliminarBesos de miel.