Dices que no cambias,
mas tu temperamento se mece
como la brisa en el trigal
y crea olas de panes pretéritos
o migajas ácimas e incomestibles;
como la luna, tienes una suerte de arreboles
que se interpolan en el segmento de tus días,
y emborronan la sonrisa
con hilvanaduras de cólera endémica
que deben salirte de las estrecheces del alma
y lo mismo pides guerra que armisticio.
Me culpas, siempre me culpas;
como el paisaje se asoma a nuestra mirada
con tonos luminosos
o con endechas grises de sombras opacas,
cuando las nubes tiñen el cielo
con pinceladas cenicientas,
así tú, amada mía, vas
de la aromática paz a la cólera,
al socaire de la brisa que corre cada día.
Yo creo que una mujer debe tener los matices del temperamento, de hecho la palabra viene de 'tempero': condimento.
ResponderEliminarMe encanta venir a tu blog, Francisco, me produce una sensación de reencuentro con lo mejor de la vida.
Un fuerte abrazo.
HD
Te agradezco mucho tus palabras, Humberto. Lo que viene de ti tiene peso específico, así que lo atesoro para siempre.
EliminarUn fuerte abrazo
Qué armonía para pincelar el temperamento femenino. Me encantó. Saludos.
ResponderEliminarLo has dicho de una forma muy bonita: pincelar. La voz poética no debiera tener sexo, así hablaría tanto de la mujer como del hombre.
EliminarUn abrazo
Siempre se cambia algo. Y las personas ciclotimicas. Forma parte de la naturaleza. Ahora eso si, se puede cambiar a mejor ...
ResponderEliminarCulpar no, eso nunca. Nadie es culpable de nuestras fluctuaciones anímicas. Bonito verso como siempre.
Bss
Como he apuntado en la respuesta anterior, la voz poética era la de un hombre, por eso la persona ciclotímica era una mujer; pero bien podría haber hablado en femenino y ser él el de los cambios de ánimo. No pretendía adjudicar propensión alguna a la mujer a esos cambios viscerales, sino a uno de los dos en la pareja que es por lo común quien da quejas; no obstante, he dicho lo que he dicho.
EliminarBesos
Tendré que buscar algunas palabrillas que has introducido y que quiero saber su significado, ácimas, sin ir más lejos.
ResponderEliminarMe gusta cómo lo desarrollas, pero esto de culpar al otro, no creo que sea algo común y genérico a la naturaleza femenina. :)
Un beso, Francisco.
Laura querida y admirada. Dudo que tú encuentres dificultad de comprensión en mi vocabulario, más bien lo recibo como un halago que has querido dispensarme. Ácimo es el pan hecho sin levadura, que se ha cocido sin fermentar; es el pan del Éxodo, hecho a toda prisa, cuyo sabor dista mucho del pan tradicional, por eso lo de incomestible.
EliminarComo bien dices, lo de culpar al otro es masculino y femenino, es un símbolo de soberbia de quien no se analiza a sí mismo y se pasa el tiempo juzgando al otro.
Un beso
No sé si en este caso se puede comparar temperamento con carácter ,pero hay que saber controlarse y por supuesto nunca se puede culpar a otro de las reacciones de uno mismo.
ResponderEliminarBonita manera de jugar temperamentalmente con los versos.
Un Abrazo.
Tu eres, Raelynn, una mujer equilibrada. Quienes no lo están, indistintamente que sean hombres o mujeres, tienen un yo superlativo y tan egoísta que todo lo malo viene del otro. Gracias por jugar conmigo.
EliminarUn abrazo
Ese temperamento femenino tan cambiante y tan complejo, del que rara vez podemos hacernos del manual de instrucciones. Buen fin de semana lluvioso, Francisco.
ResponderEliminarNo sé si debieran ocuparse de ello los padrinos o los padres de los contrayentes, pero todos deberíamos llegar con el manual de instrucciones. Es cierto que ellas tienen una forma muy compleja de pensar para los hombres, pero no es menos cierto que nosotros somos demasiado elementales para ellas y tampoco nos entienden. Reivindico el manual de instrucciones para ambos.
EliminarUn abrazo
Y sería terrible que no cambiase nunca. Nada hay peor que la monotonía para desgastar el amor.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Bisous
Tenéis, Madame, toda la razón: la monotonía lleva al aburrimiento, el aburrimiento a la desolación, la desolación al enfriamiento, el enfriamiento se hace crónico y lleva a la muerte.
EliminarBisous
Siempre se ha dicho que el mayor enemigo del amor son los celos, pero no es así, el mayor enemigo del amor es el aburrimiento.
ResponderEliminarEstas pequeñas contrariedades, estos cambios de temperamento tanto femeninos como masculinos que todos tenemos, son los que aportan esa pizca de pimienta a las relaciones de pareja. Adoro esas pequeñas cosas que resultan indispensables, son reconfortantes ¿no te parece?.
Un fuerte y calido abrazo
Lo siento, Nerim, ya he hablado en la respuesta anterior del aburrimiento y sus consecuencias. En todo caso, es verdad que esas pequeñas contrariedades son la sal de la vida y el alimento del amor.
EliminarBesos
Acabas de describirme sin saberlo, y para ello te sirves de tus mejores galas.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco.
No te creo, Elena. Es verdad que todos tenemos arrebatos y los míos son inconfesables (espero que no entre mi mujer a comentar), pero tú no eres colérica ni culpas al otro de todo.
EliminarBesos
Lo que siempre se ha dicho una veleta.
ResponderEliminarPero es verdad que así somos ,como la marea.
Un beso.
Tú no eres una veleta, "mi arma", en todo caso un giraldillo.
EliminarBesos
Una botellita de vinagree, amos!. Vinagreta, vinagró. Pos Buenos días en actitud panera
ResponderEliminarAbrazo
Merche
Eres genuina, Merche: llegas envuelta en la capa del anonimato, escribes de manera muy particular, y finalmente pones la firma. Gracias por tu constancia.
EliminarUn beso
Esto es la sal y la pimienta de cualqier relación. De no ser por el temperamento individual de cada uno de los componentes de una pareja, la relación sería un constante encefalograma plano, donde la ausencia de picos detonaría el más negro de los aburrimientos.
ResponderEliminar...y las reconciliaciones, suelen llegar cargada de energía positiva!!!
Besos y buen fin de semana!!
Sin sal ni pimienta todo sería pastoso, grumoso y aburrido, y ese derroche de energía de la reconciliación, ¿es que no merece la pena? Gracias, Mascab.
EliminarBesos
Ya te han dicho todo lo "decible" pero vengo a leerte y, por supuesto, a empaparme de tus letras.
ResponderEliminarSabes que desde que estoy jubilada esos cambios de carácter se producen más de tarde en tarde?
Un fuerte abrazo.
Pero yo siempre espero lo que tu dices. A mí me sucede lo mismo: se me ha dormido el tigre y todo es más apacible a mi lado.
EliminarBesos
CUANTOS CAMBIOS DE CARÁCTER, SUELE PASAR EN MUCHAS PERSONAS.
ResponderEliminarES QUE CADA UNO TIENE SU PROPIA PERSONALIDAD. YO LA VERDAD NO SUELO TENER ESOS ARRANQUES, SOY TRANQUILA... ESO SÍ PASO DE ESTAR TRISTE A ESTAR MÁS TRISTE... ES MI DEFECTO.
BESOS
Pues yo te invito a que te instales en la alegría, Luján. ¿No te parece que es motivo de alegría volver a despertar cada mañana? Sólo con volver a ver la luz del nuevo día ya es una renovación a la esperanza. Te deseo lo mejor.
EliminarBesos
Que alivio!, no soy la única! :)
ResponderEliminarBajo el anonimato no sé cómo dirigirme a ti, pero algo me dice que no es tan exagerado como dices. Todos pasamos por malos momentos, pero debemos aprovechar los buenos para corregirnos para la próxima vez. Eso te deseo.
EliminarSaludos
Hola Paco, creo que nos has fotografiado a muchas mujeres.
ResponderEliminarYo cuando me enfado es como si se hubiera desatado un gran torbellino. Creo que tanto mujeres y hombres somos así.
Muy bonito el escrito.
Saludos y besos para ti y tu esposa
Yo no quise fotografiar a una mujer tipo ni a ninguna concreta, sino la actitud de algunas personas que pasan de la risa a la cólera y siempre culpa al otro de cuanto ocurre.
ResponderEliminarBesos