Fotografía de José Antonio Tamayo |
En las palmeras de la plaza
los primeros cánticos —dúo de voces—
entre gorriones y vencejos;
por la ventana se filtra la vida
que reclama incorporarse
para asistir a la inauguración
de esta nueva amanecida.
Sobre los tejados de Ojén,
la veleta galopa a trote de corcel
en dirección suroeste
como queriendo escapar
de esos rayos cálidos que ya son inminentes;
allá al fondo, como telón decorado,
una mezcla de azules, rosados y grises
luchan cuerpo a cuerpo
por ser los más fuerte y, en la preponderancia,
tintan la paleta del cielo
de augurios sugerentes.
Bajos los tejados,
los primeros bostezos, y en mi memoria,
el olor a pan tierno y la alcuza de aceite
llamando al desayuno.
Bien describes tus recuerdos de Ojén y de tu niñez. Yo aún no me he acostado y ya estoy amaneciendo aquí pero sin alcuza ni pan tierno.
ResponderEliminarAsi que buenas noches y deso que amanezcas genial
Bss
Yo no soy muy dormilón, como tampoco lo era de joven, pero prefiero el amanecer a trasnochar. En mi recetario de cocina íntima, cada mañana, siempre, pan tostado y aceite, con sus variantes si los medios lo hacen posible: tomate, jamón... en ese pan y en ese aceite está mi infancia, mi pueblo, mis padres...
EliminarBesos
Ni tú ni yo podremos olvidar jamás esos colores, esos olores que nos retornan a la niñez.
ResponderEliminarUn abrazo Fco.
Frente a la casa donde nací había un horno de pan que aromatizaba la calle a primeras horas de la mañana. Era un horno que se caldeaba con la quema de retamas, lentiscos, romero, enebro... Ese es el aroma más imperecedero que guardo de la niñez. Cuando salía de la escuela me gustaba irme al horno y ayudar a llevar los panes ya fermentados hasta la boca del horno; amasaban a puño, le ponían levadura natural y tapaban los panes con una manta para que fueran subiendo. No se conocían las prisas, el pan duraba varios días sin ponerse duro... Es una pena que se hayan perdido tantas cosas de calidad. Gracias, Elena, por acompañarme a este paseo íntimo a la niñez.
EliminarBesos
"por la ventana se filtra la vida"
ResponderEliminarBonita frase, entronca con lo que a veces he escrito yo, te explico en mi estudio donde paso muchas horas, de frente tengo una ventana DE LA VIDA por donde veo sin mirar, abrazos Josep
Aquí está usada como metáfora, Josep, pero tú y yo sabemos que por la ventana entra la vida, esa vida que nos empuja a salir a la calle sin importar las dificultades.
EliminarFuerte abrazo.
Muy bien descrita esas amanecidas, esos despuntares del alba de Ojen, esos recuerdos que nunca se van. Abrazos y buen día, Francisco.
ResponderEliminarGracias, Paco. Tus afirmaciones son para mí como obtener buenas calificaciones y progresar adecuadamente.
EliminarUn abrazo
Yo me pido "primer" para ese amanecer y desayunar "tostadicas"
ResponderEliminarrecién hechas con esa alcuza que nos ofreces.
Bueniiiiiiiiiiisimas tienen que estar, tanto como tu poema.
Un abrazo y feliz despertar.
En la respuesta a Elena he hablado de cómo era ese pan, Paco, y seguro que te apuntas a una buena rebanada. Mi padre solía cortar el pan en la mesa y preguntaba, "¿quieres pan de rico o pan de pobre?, ¡pan de rico, papá!" Entonces te daba un trocito pequeño. "¡Te pedí pan de rico!" "Por eso, los ricos comen menos pan porque tienen otras cosas".
EliminarUn abrazo
Hermosos versos para hablar de tu querido Ojén... de tus recuerdos de antaño. La foto que compartes es realmente bella... esos colores lo dicen todo!!! Besos mil, primo!!!!
ResponderEliminarDe nuestro querido Ojén, prima. José Antonio es una persona muy válida y meritoria, a pesar de no bajar nunca de su silla de ruedas. Uso algunas de sus fotos que me traen sugerencias. El poema surgió mirando la foto y encajando palabras.
EliminarMuchos besos
Una bella descripción de un amanecer amable y amigo, desayuno incluido. Podría ser también una hermosa prosa poética.
ResponderEliminarSaludos.
Me conformo con que sea mi decir. Los catálogos no son una ciencia exacta y con frecuencia no son capaces de abarcar toda la panoplia de las posibilidades creativas. Lo que importa, Aurora, es que te has sentido invitada a despertar para ver el milagro de esa nueva amanecida y hasta has desayunado. Gracias por tu presencia.
EliminarUn beso
Comprendo perfectamente ese estremecimiento de paz y sencilla felicidad que se siente cuando uno participa de ese renacer del día que se inicia al alba. Y si ello va unido a los recuerdos de la infancia o de la juventud... ¡para qué contar!
ResponderEliminarYo también prefiero madrugar a trasnochar.
Un saludo.
Es que la felicidad está en lo sencillo, Cayetano, en lo simple, y no me dirás que no es sencillo un trozo de pan con aceite después de un dulce despertar.
EliminarUn abrazo
Enhorabuena, Francisco, por tan excelente texto.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Antorelo, te has ganado un cafelito, ¿te apetece una tostada con aceite de oliva virgen?
EliminarUn abrazo
Precioso amanecer!!.Con tus letras Francisco, he viajado a un pequeño pueblo del sur, adorado y querido para mi, pues ahí nació mi añorado padre, vivió su niñez, su adolescencia y luego como tantos otros emigró para buscarse la vida... Un lugar donde regresamos sin falta todos los veranos, a disfrutar de su paisaje, a reencontrarnos con los amig@s y familia, y sobre todo a disfrutar de ese "olor a pueblo", (lo digo, con todo el cariño).
ResponderEliminarGracias por compartir tan hermosas sensaciones, :)
Un abrazo
Ojalá nos encontremos este próximo verano. Mi pueblo es Ojén y mi playa y mi otro pueblo es Marbella. Gracias por tu comentario y confidencia.
EliminarUn abrazo
Que belleza de amanecer...lleno de aromas y colores.....muaaaaaaaa, muy lindoo!
ResponderEliminarLo que tú sellas con un beso yo no me atrevo a discutirlo. Muchas gracias.
EliminarBesos
No me extraña que la fotografía haya inspirado estos versos, Francisco, porque es maravillosa. ¿Quién dijo que el blanco de la cal siempre era blanco o que el cielo es azul? Me gustaría montarme en el caballo veleta y perderme entre las nubes rosáceas del amanecer.
ResponderEliminarUn saludo
Ahora estoy en Sevilla, Carmen, pero para este verano podemos intentar montar al caballo y cabalgar los vientos. Gracias infinitas.
EliminarBesos
QUE BELLO POEMA Y ESE AMANECER TAN SOÑADO LLENO DE MATICES QUE INVITA A UN NUEVO DIA.
ResponderEliminarPRECIOSO QUERIDO FRANCISCO.
BESOS
Gracias, Luján, por tus palabras cariñosas.
EliminarBesos
Jo,qué bonito Francisco.
ResponderEliminarHa sido como retroceder a aquellos despertares infantiles de los domingos,con el pan tostado,el aceite, la mantequilla y el aroma del café y la leche impregnando el hogar,mientras el sol se desperezaba sigiloso.
Precioso de verdad.
Besos.
Me alegro haber despertado en ti esos recuerdos, Marinel.
EliminarBesos
Hola Paco. ¡¡Qué belleza de amanecer!!
ResponderEliminarPrecioso el poema. Bien se ve que describes con los ojos cerrados los amaneceres de tu pueblo. Me encantan los colores tan suavitos con los que comienza el día.
Saludos y besos
Amigo Francisco Espada, no sé que decir.
ResponderEliminarYo creo que si me encargaras "como me han encargado alguna foto" a pesar de no ser fotografo, no creo que entre las miles y miles de fotos, no creo que hubiese acertado con la foto y lo bién descrita con tú poema, que dan ganas de cojer un trozo de pan recien traido del horno "calentito" con aceite y un vaso de café y volver a desayunar...
Un fuerte abrazo Francisco.
Y gracias por mencionarme, las fotos las hago por distraerme, pero jamás pensé en ver una tan bién descrita. J. A. T. P.