LAS SIETE HERMANAS

En Moscú se conoce con este nombre a un conjunto de edificios singulares y simbólicos, pensados como confrontación a las grandes edificaciones americanas, como quien en lugar de poner la otra mejilla acepta el reto y responde con un también podemos. La excusa se justifica como monumentos a la victoria en la Segunda Guerra Mundial, para los rusos la Gran Guerra Patriótica; un proyecto que se hizo público en septiembre de 1947, cuando la ciudad celebraba su 800 aniversario. El emplazamiento de las siete torres, a modo de collar alrededor del Palacio de los Soviets, fue fijado por Alexéi Shúsev, que utilizó los antiguos proyectos urbanísticos de los constructivistas.

La meta era crear un panorama inolvidable del Moscú socialista, alzando a una nueva altura su perfil tradicional. Fueron concebidos como una obra clásica soviética y a la vez como obras maestras a escala universal. En la época hablaron de triunfo de las componentes verticales que simbolizaban la liberación soviética de las fuerzas opresoras.

El más majestuoso de todos ellos es el edificio de la Universidad Lomonósov, con una estrella colocada a 310 metros sobre el nivel del río Moscova. No he podido visitar este edificio por dentro, pero se cuenta, en palabras de la época, que por los pasillos subterráneos que sirven de ventilación para los laboratorios y los refugios previstos en caso de guerra, hubieran podido pasar dos tanques juntos. A su vez, este edifico está rodeado de un extensísimo campus con jardines, fuentes y una gran diversidad arbórea.