Como conté el pasado 23 de
agosto, bajo el título Encuentro,
quedamos con Demófila y su marido para compartir cena con nuestro común amigo
Enrique y su esposa el día que nos fuera posible a todos. El lugar prefijado,
el establecimiento de los Hermanos Haro, en el puerto deportivo: una garantía
de calidad a muy buen precio, servicio rápido y esmerado y una ubicación
envidiable en el centro neurálgico de la playa marbellí.
Apenas si Demófila y yo cruzamos
palabras sobre el mundo bloguero, pero sí que hicimos desfilar por nuestra
extendida charla a la nómina de amigos y conocidos, a la Marbella que es y
fundamentalmente a la Marbella que fue. Ella se decanta por el centro
histórico, donde ha nacido, se ha criado y donde habita; por cierto, lo más
entrañable de esa Marbella es que a fuer de cosmopolita y ostentosa no ha sido
capaz de desviar la primacía en la predilección de ella y de la mayoría de las
personas que visitan la ciudad y entre los que me encuentro.
Sí me contó que tiene el mundillo
bloguero un poco desatendido en estos momentos porque la playa representa para
ella un atractivo irrefrenable que durante todo el verano casi le impide hacer
otra cosa. Vive a escasos metros de la playa y se arrulla con el rumor de las
escasas olas, así que a media mañana, con toalla y bolso a su segunda fila de
hamacas, un receso para comer en casa con su esposo y nueva sesión vespertina
playera. El color de su piel, el tostado dorado al sol y el disfrute continuado
de la naturaleza le dan una lozanía espléndida y muy saludable. Lo mejor de
todo que hemos fortalecido los lazos de amistad y que en adelante contamos en
Marbella con amigos tangibles y no solamente virtuales.
La cena fue a base de pescados, a
destacar un exquisito bonito a la plancha que estaba superior. Nos levantamos
sin postre y dimos un paseo hasta la Heladería Valenciana por el paseo marítimo —no hay ciudad donde
no haya una heladería valenciana y/o italiana—y se extendió la noche con la
luna en creciente, la mar en calma y las expectativas colmadas de gozo.
Hola Paco, muy bonito lo que cuentas. Qué bonito pasear bajo la luna creciente y el arrullo de las olas en compañía de amigos/as.
ResponderEliminarUmmmmmmmm, muy ricos esos pescaditos fritos.
Saludos y un abrazo
No hay nada mejor que una buena cena compartida con los amigos, y esa fuente de pescaíto frito es una magnífica excusa.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco.
QUE LINDO LO QUE CUENTAS, ENCONTRARTE CON AMIGOS, DISFRUTAR DE LA PLAYA... QUE BELLA VIDA QUE TIENES!!! ME ALEGRA POR TI. YO ACÁ ESTOY A MILES DE KILÓMETROS DEL MAR. NI EN VERANO VOY.
ResponderEliminarUN BESO QUERIDO FRANCISCO.
Los pescaditos, el bonito a la plancha, el paseo a la luz de la luna, el murmullo de las olas, la buena compañía... ¿qué más se puede pedir? El vino, Paco, que te has dejado el vino. Un fuerte abrazo desde mi mejana
ResponderEliminarDe tu entrada, dos cosas me han gustado, el nombre de tu amiga Demófila y esa fritura de pescaito que seguramente disfrutaste.
ResponderEliminarUn abrazo.
jajaa Felipe, que no ves que en vez de vino se ha comido un delicioso helado?..
ResponderEliminarFrancisco..creo que deberías ir pensando en poner un aviso a la entrada de tu blog que diga "Entre a su propio riesgo"....porque ver esa foto de ese plato así de golpe me ha dado un terrible antojo...bss
Hola!!!! Estos encuentros siempre son una gozada y si además le añades una buena cena y un entorno envidiable... en fin... ese plato de pescaítos fritosssssssssssssssssss!!!! pero qué ricosssssssss!!! Besos jacetanos.
ResponderEliminarDespués de la desolación del post anterior viene de perlas esa fritura de pescado que se mete por los ojos. Menos mal que al mar no llegan los incendios...
ResponderEliminarSabía que se iba a producir el encuentro y me extrañaba que no nos dieses detalles.
ResponderEliminarMe alegro de que el blog te haya servido para que consigas una nueva amistad.
Un abrazo.
Hola Paco, dices que quizás no fuese de interés esta entrada, te has equivocado, para mi ha sido de mucho interés y felicidad al ver que gozaste con la cena que compartimos con nuestro amigo Enrique y su mujer.
ResponderEliminarEs verdad que hemos consolidado una amistad que ha nacido de este mundo de los blogs, para algo sirve, ahora ya me pondré las pilas y meteré más entrada, cuando deje de bajar y subir a la playa, como bien dices en tu entrada, gracías por lo de la piel morena dorada que dices que tengo.
Muy buena e interesante entrada, gracías por compartir tus sentimientos con todos los blogueros que se visitan, que no son pocos.
Voy a sacar una entrada sobre el incendio que se ha producido en estos días por nuestras queridas tierras, no sé cuando, si no la puedes ver antes de irte, espero que la veas cuando vuelvas de tu viaje.
Espero que lo pases muy bien en tu viaje a Moscu, te deseo lo mejor, para ti y tu mujer.
Un fuerte abrazo.
Hola Francisco, emotivo post... amistad virtual, amistad real.
ResponderEliminarEl mundo bloguero nos une a muchas personas por medio de los blog, fuera de los blog y eso es genial, conocer en persona a nuestros amigos virtuales nos da un puntazo de ser sociables y cercanos...
Besos de MA y feliz día.
El blog de MA.
Ya veo que no soy el único mortal que abandona alguna vez el blog por otros menesteres. También veo que no soy el único que se rinde ante un plato rebosante de pescado recién frito.
ResponderEliminarUn saludo.
Ohhhh que bueno ese pescaito!!!!! quisiera reencontrarlo....
ResponderEliminarque aproveche amigo, disfrutalo muchas veces que tu estás ahí
Bsss
Cuántas amistades se tejen en la bloggosfera y cuántos amigos nos habríamos perdido sin ella...!
ResponderEliminarMe encanta que tú también puedas disfrutarlo, solo por ello, vale la pena continuar.
Gracias por tus palabras de aliento, gracias por tu amistad.
Un abrazo grande.
Amigos, pescaíto frito, luna grande, paseo y helaíto ... ¿qué más se puede pedir???
ResponderEliminarUn abrazo!