Nos habían advertido: “no
compréis ningún regalo antes de visitar el Mercado de Izmailovo”. Se trata de
un mercadillo al aire libre, cerca de la estación de metro de Partizanskaya, la
estación dedicada a los partisanos. Antes de entrar propiamente en el
mercadillo, nos encontramos con una veintena de puesto de venta de distintos
tipos de miel; sobre el mostrador, enormes botes y por delante unos pequeños
frascos con unas cucharitas de plástico para probar del gusto adecuado.
Para entrar en Izmailovo hay que
pagar una entrada de tan solo diez rublos, si mal no recuerdo. Lo primero era
reponer fuerzas. Llegamos con la hora marcada en el estómago y disfrutamos de
unos pinchos de cordero riquísimos, asados en plena calle y servidos en unas
mesas de madera con huellas remotas de muchos otros comensales.
Las calles, con tenderetes
estables de madera, son una algarabía de gente y elementos muy diversos que
invitan a la compra a los mejores precios de la ciudad. No es un mercadillo del
regateo, como lo son otros, pero sí se negocian los precios, sobre todo cuando
se compra más de una pieza. Tal vez el elemento más repetido sean las
matrioskas, pero no se agota todo en las populares muñecas rusas, sino que se
encuentran todo tipo de recuerdos, como camisetas con siglas de la extinta URSS
o lemas de ardores pasados, el águila bicéfala del escudo de la ciudad, gorros
paramilitares, ensartados por numerosos pin a modo de condecoraciones, y otros contra el
frío intenso; los hay sintéticos para ese turista que acabará arrinconándolo o
tirándolo a la basura y otros de auténtica piel para el riguroso invierno que
no se da por nuestras latitudes.
Entre las muchas curiosidades,
podemos encontrar vestidos típicos hechos de no muy buena calidad,
cristalerías, cerámicas, un mar de imanes para el frigorífico con la reproducción
de una matrioska o un edificio simbólico, balalaikas, minerales con apariencia
de piedras semipreciosas, artesanía en madera, cajas de ajedrez, reproducciones
de carteles estalinistas, libros, iconos, un angelical ejército de iconos de
muy diversas calidades. Los buenos, esos que más gustan, los que saltan a la
vista desde lejos por su belleza son más caros, pero los hay al alcance de
todos los bolsillos. Hay un par de calles dedicadas a la pintura, pero allí no
me permitieron tomar ninguna fotografía. No se trata del paraíso de las
compras, pero sí merece la pena conocer la singularidad de este mercado de los fines
de semana.
Recuerdo perfectamente este mercado y que compramos alguna cosilla. Comimos de picnic en el parque cercano y además nos hizo un día espléndido. Un saludo desde mi mejana
ResponderEliminarMe encantan los mercados al aire libre. Cuando voy a algún sitio me paso sin falta. Tenderetes de mil colores no traes hoy. Seguro que habéis encontrado lo que buscabais.
ResponderEliminarBss
¡¡Que chulo!!.
ResponderEliminarUn abrazo.
En nuestro vieje(año 2002) estuvimos en dos mercados especiales quiero recordar que éste es el que estaba bastante cerca del hotel, pero es curioso lo olvidado que tengo todo, entre tus fotos y las conversaciones con Javier consigo ir recordándolo.
ResponderEliminarUn abrazo
Bueno pues he estado en el mercadillo de Moscu. Muy original todo. Pobre zorrito o lobito ahí despellejado. Supongo que con ello se hacen los abrigos y gorros para poder aislarse del frio por esos lares.
ResponderEliminar¿Qué tendrán los mercadillos que gustan tanto.
Saludos y un abrazo grande
Muy curioso. Digno de visitar.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Francisco, el verano ha sido fructífero por lo que veo. Me alegro de tus alegrías y buenas experiencias. Solo pasaba a dejarte un abrazo!
ResponderEliminarSi fuese a Moscú, no me lo perdería.
ResponderEliminarUn saludo.
¡Qué bárbaro! Había que reservarse las compras del viaje hasta llegar a este mercadillo, Francisco. Más que mercadillo diríase zoco o gabinete de las maravillas... Una delicia de los sentidos, auqneu no sé si también del bolsillo.
ResponderEliminarSaludos
Me encantan ese tipo de mercadillos. Supongo que los vendedores hablarán algo de inglés u otro idioma para entenderse con el turismo.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por compartir la información.
jijiii yo en ese mercadillo me pierdo... Me encantan todos los productos que exponen, me los compraría todos.
ResponderEliminarAcá en Argentina, le decimos "mercado de pulgas".
Besos, preciosas imágenes.
Hola Francisco, un buen lugar para divertirse viendo tantas cosas bonitas y más si lo acompañamos con un buen bolsillo.
ResponderEliminarMi relato ocurrió de verdad en Brasil, yo lo he hecho un relato más de la vida de mis amados niños.
Con ternura
Sor.Cecilia
Hola Francisco...amigo, este viaje por Moscú ha sido espléndido, lo he disfrutado mucho. Te cuento que en mi pueblo hay un mercado enorme, el más grande de Centroamérica y ahí encuentras hasta lo inimaginable. Gracias por compartir tus experiencias. Recibe un fuerte abrazo.
ResponderEliminarQué cosas tan bonitas y qué bien expuestas. Tus fotos: Estupendas al igual que tu relato. Los trajes preciosos, me recordó unos carnavales que me disfrací de bailarina rusa. Ellos tienen una variedad de danzas increíbles y son muy artísticas.
ResponderEliminarUn abrazo grandote y gracias.