Dicen que la mejor enseñanza
llega por el ejemplo y no por la predicación. Mi padre era muy lector y lo
recuerdo casi permanentemente con un libro en sus manos, fuera de sus tareas
agrícolas. A través de su ejemplo descubrí la magia de la lectura y ese mundo
desconocido y apasionante que se abría ante mis ojos tras cada hoja. Nunca tuvo libros propios,
pero se nutría de los préstamos que le hacía su amigo Diego, posiblemente el
barbero más culto que haya existido.
Yo tuve muy pronto libros propios
de los que mi padre hizo también sus lecturas. A poco de comenzar a trabajar me
compré El Quijote en dos tomos,
edición de Plaza Janés, formato pequeño, papel biblia, tapa dura y estuche de
cartoné forrado para cada uno de los tomos. Luego busqué más los libros de
bolsillo por su practicidad: ligero, flexible, fácilmente acomodable al espacio
en el que portarlo y papel vulgar de tacto rugoso y aroma a tinta… El libro de bolsillo no es un libro menor
aunque así lo identifique su tamaño. Y no lo es porque se trata del mismo
contenido embriagador y misterioso que aquél otro lujosamente encuadernado,
sólo que a un tercio del precio que cuesta el segundo.
No se trata de un libro
descafeinado, si se me permite el parangón con la humeante taza de café. En el
libro de bolsillo todo su aroma y la facilidad de un tratamiento con menos
exigencias. Me interesan las lecturas que me aportan reflexión, por encima de
aquellas otras en las que se cuenta una historia lineal y sin matices. Me
interesa ese libro que te incita a subrayar, a marcar, a escribir notas
marginales que facilitan segundas o terceras lecturas, ese libro casi
interactivo en el que es fácil convertir al libro de bolsillo mientras leo con
un lápiz en la mano.
No sé el número de libros con los
que cuento, pero puedo asegurar que casi todos son libros de bolsillo y la
mayoría están anotados o subrayados a lápiz. De El Quijote tengo tres ediciones: la ya referenciada, mi primer
libro de los 16 años que leí ciertamente forzado por el hecho de superar ese
hito lector, un segundo ejemplar encuadernado en piel repujada que me regaló
hace muchos años mi amigo José Gorría, y el más manejado, también en un tomo,
publicado con los auspicios de la RAE y edición de Francisco Rico, con motivo de los 400 años de la primera
edición y el que más he manejado; por cierto, la edición más sencilla de
apariencia e idéntico contenido, aumentado por un buen número de consideraciones de ilustres hombres de letra.
El día que mis hijos se dividan o
adjudiquen los libros que deje, cuando me marche y deje de leer, no serán joyas bibliófilas,
pero sí bibliográficas; potentes en su
contenido y no en la materialidad de su edición. El libro de bolsillo y la
biblioteca pública hacen más por los lectores que los tomos excelente y lujosamente encuadernados.
En casa tenemos entre 2000 y 3000 libros, la mayoría de bolsillo. He leído algunos encuadernados con las pastas duras y la verdad prefiero los pequeños de tapa blanda, son inmensamente más cómodos de manejar. Y por supuesto están llenos de apuntes y subrayados.
ResponderEliminarUn abrazo Fco.
Yo también prefiero los de bolsillo aunque en mi casa hay de todo, como en botica. Tengo tres ediciones del Quijote,una en dos tomos, otra obsequio del BBV y otra con las obras completas de Cervantes. Todavía tenía una más, la de mi primera lectura, con ilustraciones de Gustavo Doré que, misteriosamente hace años, "se ausentó sin dejar señas". Algunas veces subrayo pero las más hago "chuletas". Un abrazo desde mi mejana
ResponderEliminarEs una lastima que el futuro sea todo electronico, a mi me encanta leer pasando las hojas del libro y oliendo su aroma a libro antiguo sobretodo
ResponderEliminarBsss
Volvemos poco a poco tras el paréntesis estival.
ResponderEliminarLo bueno de El Quijote es que, debido a su estructura episódica y al carácter independiente de muchos de sus capítulos, se puede hacer una selección de algunos de ellos para su primera lectura y luego abordar todo el conjunto. Es una manera de acercarse sin miedo a la gran obra.
Un saludo.
Hola Francisco, aquí me tienes de vuelta de vacaciones.
ResponderEliminarCon el Quijote, según dicen, uno de los mejores libros escrito desde que se inventó la escritura, tengo una permanente lucha, aprendí a leer con "El Quijote" a finales de los 50 bajo el criterio de "la letra con sangre entra", ¿a que educador, hoy día, te enseña a leer con el Quijote?, en mi niñez lo leí al menos tres o cuatro veces, en una de ellas tuve sangre, aún tengo ese libro, diría que aparte del valor recordatorio -aunque negativo- tiene un valor económico, pasta dura, ilustraciones magníficas, formato algo mas pequeño que los libros de texto actuales, letra miniatura, pasta dura, y papel biblia, es el anti-libro infantil y de lectura para niños. Pero no es solo eso lo que quiero contar, he intentado ya en mi madurez leerlo en su edición íntegra, no he podido, los recuerdos no eran precisamente agradables, los libros son para disfrutarlos.
Podemos decir que es un caso claro de como una persona puede hacer odiar un libro cuando no se sigue un reglas educativas adecuadas. Por suerte, ya en mi juventud, encontré a otras personas que me hicieron amar la lectura y gracias a ellos en ello estamos. Yo también leo con un lápiz de color rojo y azul para subrayar.
Un abrazo.
Hola Francisco. Creo que dices bien al afirmar la practicidad del libro de bolsillo. No niego que su coste y su contenido (idéntico al de las ediciones más lujosas) cubre de sobra con el objetivo de la lectura.
ResponderEliminarRespecto a apuntar con lápiz en mano en estas pequeñas ediciones ...yo me las veo y me las deseo, porque sus márgenes suelen sere muy estrechos.
Y no me puedo ir sin decirte que uno de los primeros libros que conocí en casa de mis padres ...fue ....Un Quijote de gran formato, con tapas de cuero, y con bellísimas ilustraciones dentro. Si lo pienso friamente : no fueron sus letras lo que me produjo la seducción por los libros ...sino aquellas ilustraciones tamaño desmesurado que también contaban la historia. O sea que : mi amor personal por este mundo se debe nada menos que al Quijote. Más tarde lo leí, claro, pero en un formatito más chiquitín, parecido a ese que nos muestras.
Besos desde mis palabras.
¿Qué opinabas del libro electrónico? ....creo que ya hablamos en alguna ocasión de ello ¿verdad?.
Mis libros de bolsillo también están anotados y subrayados a lápiz :)
ResponderEliminarLos adoro. Espero que este mundo virtual no acabe nunca con ellos. El olor del papel y la tinta impresa es insustituible, y necesito tocar los libros.
Feliz día
Bisous
YO TAMBIÉN SUBRAYO TODOS LOS LIBROS, ANOTO COSAS, LOS ESCRIBO A TODOS PARA VOLVER CUANDO LO NECESITO.
ResponderEliminarEL QUIJOTE NUNCA LO HE TERMINADO DE LEER, TUVE QUE HACERLO CUANDO ESTUDIABA EL PROFESORADO DE LITERATURA, PERO DESPUÉS NO VOLVÍ A ÉL.
SIN DUDA, ES UN GRAN LIBRO.
BESOS
Muy buenas las reflexiones sobre los libros de bolsillo, de los que yo también disfruto. Solo un pequeño inconveniente, que debido a mis incipientes cataratas, me cuesta más leerlos al llevar, en su mayoría, la letra más pequeña.
ResponderEliminarEl quijote, una joya que nunca se pasa.
Besos
Yo ya he regalado en vida la mayoría pero aún me quedan los más queridos. Lo repartí para biblioteca de mayores, colegio, parroquia y entre los hijos. Así todos se benefician, Y lujosemanete encuadernados ninguno:-)
ResponderEliminarBss
Tampoco me veo ante un libro sin un lápiz en la mano, aunque me gustan más los de tapas duras. Más de uno de los de bolsillo, con el paso del tiempo, acaba desmontándose, y a mí me gusta que duren, poder leerlos, pero también tocarlos, releer parrafos, buscar notas... Un saludo.
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