26 mayo 2012

PARAÍSOS SOÑADOS


Siempre vamos detrás de lo que soñamos y soñamos, por lo general, aquello que está bien lejos de nuestras posibilidades o de los usos cotidianos. Tal vez de ahí las ansias generalizadas por disfrutar de un lugar paradisíaco, casi siempre localizado en una playa de arenas blancas y vírgenes, de aguas cristalinas y una vegetación exuberante hasta la misma orilla, cuya virginidad esté trufada de un buen servicio de comida y bebida, una habitación algo más que confortable, un baño de espumas o incluso un Spa y bebidas heladas. O sea, todo aquello que sirve para que nos sintamos coronados por unos días en lo que no somos, los reyes del mambo.



No solemos soñar con una aventura a lo Crusoe, lo que buscamos es la farsa de habitar el paraíso por unos días, pero servidos de todas las comodidades posibles y sin margen para la frustración. Lo cierto es que si tuviéramos la posibilidad de habitar un auténtico paraíso, un lugar lejos de la civilización, donde la preocupación inmediata y de cada día fuera la de abastecernos de agua, un refugio seguro y alimentos que tomar, ya estaríamos hablando de otra cosa, si bien eso estaría más cerca de lo paradisíaco y no de los ensueños y caprichos. Soñamos en la estancia lejana, en lo desconocido, pero también en un caipiriña o un mojito helado.

De rabiosa actualidad están los cruceros: un viaje nocturno en un inmenso hotel flotante, donde el formalismo ocasional de la cena de gala te eleva a la categoría del falso pasajero de lujo que no eres, y en el que circulas sin tiempo entre un bufé y otro, un espectáculo y el siguiente, como si en la vida no hubiera otro objetivo que la gula y la eterna diversión. Una navegación nocturna que te priva de gozar de la travesía, arribada a puerto a primera hora y autocares que llevan a visitar lugares que luego difícilmente puedes identificar, como le pasaba al turista de Miguel Gila, que tenía una empanada mental entre la Torre Inclinada de Roma, el Coliseo de Londres y el Museo del Louvres de Amsterdam. A la caída de la tarde, de nuevo al barco, de nuevo la cena, la foto con el capitán, los espectáculos y la oscura travesía. Un paraíso caro, ficticio y que finalmente te devuelve a tu realidad, tal vez hasta endeudado.

16 comentarios:

  1. Es bonito soñar con habitar ese paraiso y si hay la posibilidad hasta vivirlo por unos días pero sin permitir que la realidad que nos espera sea más amarga por el simple hecho del sueño pasajero de unos días.
    Siempre tan acertadas tus reflexiones.
    Un abrazo.

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  2. Hola, Francisco:

    Yo tengo un lugar paradisíaco en un parque muy cerca de mi casa: Es un escaño situado bajo un frondoso roble. Sentado en él, paso buenos ratos escuchando el canto de los pájaros y leyendo algún libro.

    No hay que ir muy lejos para disfrutar.

    Un abrazo.

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  3. Y se te ha olvidado algo más que tienen los cruceros, la posibilidad de que exista un accidente y se nos hunda el barco con el correspondiente susto para la tripulación.

    De todos modos, si son paraísos "soñados", todos son buenos; puedes imaginar, si aún queda imaginación, que estás bajando a la cima más profunda, o subiendo al monte sobre el que se divida el mundo, soñar no cuesta dinero ni te endeuda, que no nos roben esa posibilidad de soñar.

    Un abrazo.

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  4. Emilio tiene razón..soñar es el mejor paraíso...te lleva donde quieras en el momento que quieras..sin papeleos..ni pasaportes..y lo mejor..no te cuesta un duro..y si el sueño no te gusta lo puedes cambiar por otro--no hay perdida...
    Por ahora solo quiero dormir y que nadie me despierte de esta vida de pesadilla...
    Bss

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    1. Con los años, los sueños van siendo más pequeños, más cercanos, pero también más imposibles.

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  5. En nuestra mente todos albergamos en efecto esa idea del paraíso en la tierra, de las vacaciones perfectas... Para mí, eso estaría relacionado con el sosiego, la tranquilidad, casi con la soledad... pero no del todo. Pocas compañías pero buenas. Muy lejos de esos cruceros que nombras, llenos de bullicio y de gente haciendo el hortera, donde lo importante no es ni el mar ni el relax ni la cultura ni el visitar sitios maravillosos, sino la cena con el capitán, el baile y la fiesta con desconocidos y esas cosas. Yo siempre he soñado con hacer un crucero por Grecia y el Egeo, pero se me quitan las ganas al ver en qué se convierten estos viajes. Me da miedo pensar que voy a estar encerrado con una multitud que no sé cómo va a reaccionar y en medio del mar, sin posibilidad de irme a otra parte.
    Un saludo.

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  6. Buenos días primo!!!!! Absolutamente real lo que escribes!!!! Fíjate qué cosas... los sitios paradisíacos me gustan como a todo el mundo pero puestos a soñar yo siempre me transporto a Noruega, Finlandia, Islandia... a sitios fríos... ese es mi paraíso!!! Ahhh y sobre el crucero... yo no iría (hice un seudocrucero hace años y no me gustó para nada la experiencia). Besos cariñosos!!!!

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  7. Me pasa como a Liova, mi paraíso estaría en un sitio frío.

    Un abrazo Fco.

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  8. Como tu dices nos apetece la arena blanca de una playa, pero dentro de un costoso paquete vacacional. No ya la de "Contigo y una isla solitaria". Nadie espera siquiera el trepar una palmera en busca del coco.

    Un abrazo amigo. Gracias por visitarme en el blog y buen fin de semana.

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  9. Me encantan los cruceros, es una de mis ilusiones incumplidas, éste año era el que había decidido pero me he vuelto muy cauta con lo que está cayendo y prefiero esperar, hay cosas más importantes en éste momento. Claro que nos gusta todo eso que describes pero también podemos disfrutar de nuestras playas sin irnos tan lejos y gastar tanto
    feliz domingo amigo Francisco

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  10. Está la vida para cruceros. No me atrae nada pasarme una semana subida en un barco:-) Menuda la se lió con el Costa Concordia. Así que ni regalado. Pero ahora están muy baratos yo que tú me animaba y así nos dabas información de primera mano:-)
    Bss y buen domingo

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  11. Felipe Tajafuerte27 de mayo de 2012, 0:03

    Un saludo muy cordial desde este paraiso parecido al que has descrito que se llama
    Croacia.

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  12. Soñar con paraísos, soñar con la belleza de querer alcanzarla.

    Un beso.

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  13. Bueno Paco, soñar de vez en cuando es bueno. Eso sí, después hay que volver a poner los pies en la tierra y tomar las riendas de la actualidad. Hay muchas personas que han pedido créditos para poder salir de vacaciones, yo lo respeto, no entiendo que estén luego varios meses pasando necesidad, por haberse dado el capricho de hacer un crucero o un viaje que no estaba al alcance de la economía. Dicen que sana con gusto no pica, aunque mortifica :-)
    Yo soy la persona más feliz en el monte. Escuchando y observando a los pajarillos e insectos, a las flores, escuchando la respiración mía. Y las hojas de los árboles cuando el viento las mece. No cambio mí tarde del sábado en el monte, aunque vea a una culebra y las dos salgamos corriendo porque nos hemos asustado la una de la otra. O que mi corazón se acelera porque a una abeja la ha gustado mi olor del pelo y se ha enredado en él. No lo cambió por el placer de estar panza arriba en alguna playa del Caribe o en Las Palmas, o en Sevilla. Aunque si he de decir la verdad, prefiero viajar por España que fuera.
    Muy buena tu reflexíon
    Saludos y un abrazo

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  14. Vaya Francisco, por eso yo soy realista y me apaño con lo que tengo, nunca aspire, ni aspiro a lo que no puedo, eso sí mi máxima prioridad la que tu dices si estuviéramos en una playa desierta en la cual tuviésemos que abastecernos con lo que hubiera en ella. Desde hace tiempo mi objetivo principal.

    Me gusto lo de la empanada mental...me ha hecho gracia, mira.

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  15. Soñar es lo más barato que existe y viajar es un grato placer que me gustaría poder realizar constantemente,pero va a ser que no es posible.
    Así que me quedo por ahora con soñar en una hermosa isla paradisiaca de playa limpia y palmeras, de brisa cálida y sol considerado.
    No sigo que se me hacen los dientes larrrrrgosssss
    :)
    Y más besos!

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