Los niños de hoy, en las ciudades,
necesitan que de vez en cuando les lleven a una granja escuela para que les
expliquen cómo los alimentos no se crían en el frigorífico de casa o en el
carro de la compra, cómo el pollo que ellos conocen ya desplumado y descabezado
es un animal vivo que picotea, escarba y
canta, cómo la leche vive un encierro en el cartón del brik, pero su fuente está en la ubre de la vaca, de la cabra o de
la oveja. Pero esto no fue siempre así, sino más bien bastante reciente.
Todavía avanzados los años 70, en Madrid,
mis hijos muy pequeños, íbamos cada sábado algo más allá de Carabanchel Alto, a
la Fortuna, donde jugábamos primero bajo los pinos y después comprábamos una
cántara de leche -unos doce litros-, recién ordeñada y con ella volvíamos todo
ufanos a casa. Antes habían sido los juegos, la búsqueda de flores silvestres
con las que obsequiar a la mamá, y el espectáculo de la granja y habilidad del
granjero exprimiendo el néctar blanco de las ubres.
Ya en casa, aún templada, la
poníamos a hervir mientras íbamos pasando todos por el baño. Tomábamos la
precaución de llevarla hasta un segundo o tercer hervor y luego la dejábamos enfriar
antes de guardarla en el frigorífico. No he vuelto a tomar una leche igual. Lo
más suculento era una gruesa y consistente nata amarillenta que sobrenada en el
cueceleches. Mi mujer, a veces, hacía mantequilla, pero casi siempre se la
desayunaban mis hijos untada en el pan con un poco de azúcar. Además de esto,
hacía yogures, natillas y otros derivados lácteos con un sabor inequívoco que
tan bien sabían mis hijos identificar cuando la leche era de otra procedencia.
Ahora estamos más protegidos
desde el punto de vista sanitario, pero se nos ha perdido en el recuerdo el
sabor genuino de los productos naturales, difuminados entre el código de barras,
los conservantes, estabilizantes y la fecha de caducidad.
Qué razón tienes Francisco, hoy en día los niños, y no tan niños, se piensan que los pollos se crían en el Carrefour.
ResponderEliminarHace unos años le pedí a mi hija una cebolla y me trajo una cabeza de ajos. Qué cosas.
Un abrazo.
Sí,todo avanza para bien y para mal.
ResponderEliminarEstamos más sanos, más protegidos en ese aspecto,aunque no del todo,no creas...
Respecto a la leche,no puedo tomarla,pero sí recuerdo las historias que contaba mi madre de cuando siendo niña,tenían vacas y cabras en el cortijo,de cómo hacían el requesón o tomaban la leche tibia recién ordeñada.
Yo eso ni lo hice ni lo haré,pero la verdad es que mis hijos tampoco si no van a una granja escuela,como bien dices.
Un beso.
Ay, monsieur, usted nos habla de un tiempo en que las cosas eran de verdad. Hoy todo parece sintético. Ojala pudiera al menos estar segura de que es más sano. Es lo que nos queda.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Estamos tan sano con tanta pulcritud..... pero cada vez hay mas alérgicos.
ResponderEliminaryo reconozco que pensaba que los pollos eran de heladera, cuando los vi caminar me costaba asociarlos con el que se cocinaba en casa
ResponderEliminarbesos
Muy importante tu tema. Dicen que los niños antes se asombraban al ver un avion, y hoy lo hacen si ven pasar un caballo. Necesitan mas contacto con lo natural. Saludos
ResponderEliminarGenial
ResponderEliminar¡Cuánta razón hay en tus palabras Francisco!. ¿Sabes que en una escuela pública - bueno, que sea pública es indiferente, claro- pidieron a niños de primero de primaria dibujar el lugar donde viven los pollitos. Y muchos de ellos los dibujaron sin plumas, boca abajo, y en una carnicería...?.
ResponderEliminarProcuro sensibilizar a mi hijo con todo lo natural, con el medioambiente, con los productos salidos de la tierra, pero...¡claro! luego vamos al super y allí compramos la mayoría de nuestros alimentos.
Un abrazo por recordarnos que : ¡¡no hace tanto tiempo!!.
Cierto Francisco,aun recuerdo cuando, tampoco hace tanto, acudía con mis hijas a la vaquería próxima a casa, hoy en su lugar hay un polideportivo y un colegio, a comprar la leche de vaca, que diferencia de sabor, olor y color con las de hoy y no digo nada cuando se cocía, aquella nata que untada en pan con azúcar sabía a gloria.
ResponderEliminarComo bien dices a los niños de hoy hay que explicarles de donde vienen los productos, ya que algunos pueden creerse que nacen en los supermercados.
En cuanto a lo de la protección sanitaria, no voy a entrar en polémicas pero en la actualidad hay mucho de química y números E en todos los productos, pueden que hagan menos daño al organismo a corto plazo, pero aquellos eran naturales y estos no.
Un abrazo.
Me has hecho revivir mi niñez en Lanzarote, en ese momento la vida era como tu la cuentas, recuerdo que a mi vuelta del colegio, por la tarde, mi madre me daba una taza para que fuera al corral de un vecino que tenía cabras, ordeñaba la cabra en mi taza y yo allí mismo le ponía azucar y gofio, calentita y buenisima, es un recuerdo maravilloso, las nuevas normas de higiene lo condenarían pero el sabor de aquello no ha vuelto nunca, otros tiempos amigo, otros tiempos
ResponderEliminarBssss
Me has traído recuerdos de mi infancia... de pequeña mi madre me mandaba a la vaquería a comprar la leche del día, yo iba con mi lechera bien contenta hasta que aparecía un niño de mi barrio que era muy travieso... empezaba a perseguirme y yo corría y corría para que no me cogiera... total... que llegaba a casa con la lechera medio vacía y encima me caía buena bronca de mi madre.
ResponderEliminarBuena entrada primo!!! Besos cariñosos.
El consumo masivo y su comercialización es lo que tiene.
ResponderEliminarSe pierde el encanto de las cosas naturales.
Yo solo como buenos tomates cuando voy al pueblo de mi mujer y los cogemos directamente de la mata, feos, rojos y maduros. Un gazpacho con esos tomates es un manjar.
Un saludo.
Que tiempos aquellos en que la leche era leche y dejaba los bigotes blancos a los niños y los alimentos eran naturales , el aceite , el vinagre y la sal, eran y son conservantes naturales ... hoy todo se conserva en el plástico y con conservantes y colorantes alimenticios artificiales y en nevera la vida industrial mecanizada.
ResponderEliminarBesos de MA y feliz día.
En verdad es maravilloso visitar una de esas granjas. La naturaleza es única.
ResponderEliminarGracias por compartir.
Todavía recuerdo que, cuando era pequeña, una mujer del pueblo de Vallejera, en plena sierra, venía a casa a traer la leche. Por cierto, que ese líquido blanco que se vende hoy en briks no tienen nada que ver con aquella leche de vaca porque ésta tenía una capa de nata, más o menos de un dedo de espesor, ideal para hacer repostería.
ResponderEliminarSaludos
Hola Francisco hace un momento te he reenviado el correo, disculpa mi tardanza.
Si no pasara por cualquier motivo me gustaría me lo hicieras saber.
Gracias!!
Un abrazo
María del Carmen
Ahora si que me has traído recuerdos no de mi infancia pero si la de mis hijos. Con ellos he ido a diario por la leche en los meses de verano. Y lo hervía. Tenía otro sabor desde luego. Pero ya no creo que existan ni en los pueblos.
ResponderEliminarBss
Estaré unos días fuera si echas de menos mis comentarios esa es la razón:-)
Bss
En su día fue "la vieja vaquería" y fueron las cabras; recuerdo también la rica leche condensada. Luego vinieron la leche en polvo y la leche envasada. Hoy tenemos leche semidesnatada,leche desnatada, y hasta ¡nata desnatada! Hemos avanzado pa'trás como los cangrejos.
ResponderEliminar¡Qué recuerdos! La abuela cortaba un par de rebanadas a la hogaza, las untaba con la nata y espolvoreaba un poquito de azúcar. Muchos días esa era la merienda. También recuerdo el arroz con leche .... tenía algo especial.
ResponderEliminarGracias por hacernos recordar!
Ummmmmmmmm, eso si era leche rica rica, y nadie teníamos colesterol.
ResponderEliminarLa nara en el pan riquisima con azucar.
Muy bonito lo que cuentas. La foto preciosa.es supiesen que la leche no nace en el tetrabrik
Saludos y un abrazo, que pases junto con tu familia un bello fin de semana