La vida nos presenta una sorpresa
después de cada esquina, esos escorzos en el deambular sobre los que nunca
tenemos certeza de hacia dónde nos conduce. Para mí ha sido un día agotador, además
de azotado por las altas temperaturas. Aunque uno sea del sur, adaptarse a este
cambio brusco hacia el descamisamiento lo acusan los cuerpos y de qué manera.
Inicié el día bajo el rigor
físico de Macarena, mi monitora acuática, —todo un sargento duro y amable que
me hace surcar la piscina más veces de las que me apetece y que tanto a la
postre me beneficia— cuando llegué a casa estaba Alejandro en brazos de mi
mujer y bien pronto me ejercité en las cucamonas. Por la tarde, para varias
horas, me fui a Cáritas para hacerme manos al servicio del que está en la cruz.
¡Qué comprensivos son los pobres! Ellos tienen sus necesidades y sus muchas
carencias, pero entienden que no son solos, que hay que compartir las dádivas,
que no alcanza para todos. Tengo la suerte de no saber lo que es pedir, pero
puedo hablar de primera mano de lo dulce que es dar y de la felicidad del
trabajo no remunerado.
“¿Nos echamos una cervecita?”
Durante la tarde me he tragado más de un nudo y hasta he tenido que oír alguna
que otra inmerecida alabanza de corazones agradecidos y exagerados. “Una
rapidita”. El día que vengas a Sevilla, lector, no dejes pasar por alto que te lleve a tomar
una cerveza al Eslava. “¡Hombre,
Antonio!, mira te presento a Paco; él ha sido hotelero también” Antonio me
presentó a Andrés, director del hotel donde él es jefe de administración. “Bueno,
en realidad ya no somos colegas, pues hace muchos años que mis circunstancias
me apartaron del mundo laboral; ahora trabajo sin nómina”. Son al menos veinte
años más jóvenes que yo, y entre trasiego de cervecita va y cervecita viene, he
rememorado un tiempo lejano que entre los del gremio siempre se hace común.
Ellos hablan desde los ochenta, yo desde los sesenta; un mundo que para ellos
son meras referencias prehistóricas. Me he sentido bien. Al cabo de muchos años
he vuelto a hablar de lo que fue mi mundo laboral, de lo difícil que se hace el
equilibrio entre facturación y gastos, de la dura competencia, de los altos
costes de las inversiones y la financiación imposible… me ayudaron a rejuvenecer, pero ahora las
cervezas pesan más sobre el aparato digestivo de lo que para mí fue en el
pasado. Por azar, he disfrutado de unos momentos felices.
Ese punto de encuentro, entre aquella gente que trabajamos en los años 60-70 con la que empezaron en los años 80-90 o incluso que aún no han empezado, son los que actualizan y te ponen al día, es lo que hecho de menos cuando estaba en la facultad, los contactos y las largas parrafadas con chavales de poco más de 20 años.
ResponderEliminarun abrazo
Lo importante es lo que has disfrutado, las cervecitas ya te las hará sudar Macarena, jajaja.
ResponderEliminarUn beso
No todo va a ser negativo, aún nos queda la gente, la calle, y unas cervezas con los amigos.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco.
Ojo con las cervecitas que luego la monitora- sargento te va a castigar con unos cuantos largos de más. Pero te comprendo perfectamente. Con el calor y ante una cruzcampo fresquita no hay escapatoria.
ResponderEliminarUn saludo.
Hacer algo por los demás debe llenarte de orgullo y llevarte a pensar que en esta vida estamos para muchas cosas.
ResponderEliminarSe me ocurre que estos días de canícula inmisericorde y durante todo el verano deberías cambiar el título del Blog por este otro. "días de plomo".
Otro saludo.
Hola!!! Tomo nota!!!! Cuando vaya a Sevilla nos acercamos al Eslava a tomar carvezas!!!! jajajajajaja!!!
ResponderEliminarNo me extraña que pasaras un buen rato recordando tu cuitas profesionales. Cuando se ama una profesión y "caes" entre colegas, lo lógico es hablar del tema, siempre se aprenden cosas nuevas!!!! Besos cariñosos primo!!!
Es magnífico que la gente lo pase bien.
ResponderEliminarUn abrazo
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTomo nota porque dentro de unos meses me vuelves a tener por allí.
ResponderEliminarUn abrazo
Bueno, ésta es la forma que tenemos de compartir la vida con alguien que no conocemos y que, sin embargo (y por una razón inexplicable), apreciamos.
ResponderEliminarNo sabía que hiciera tanto calor aún sin haber comenzado el verano, pero es una buena justificación para beberse unas buenas cervezas, caigan como cayeren.
Ya iré yo por aquel lugar, no lo dudes.
Un abrazo.
HD
Y es que echar cervecitas en Sevilla no es sólo una tradición, es casi una obligación, un oficio. Soportaremos la caló como podamos, Francisco. Buen fin de semana.
ResponderEliminar¿Qué es la felicidad sino eso?
ResponderEliminarMomentos,instantes mágicos y complacientes que nos hacen viajar en el tiempo de manera sonriente.
Me alegro por ti.
Besos.
Y de eso se trata Paco, de revivir, de disfrutar esos momentos sencillos que tanto nos benefician, de compartir amistad, de dar y tambien de recibir, y de saborear una cervecita bien fría, como culo de foca, para aliviar los calores.
ResponderEliminarUn fuerte y calido abrazo
Tu día a día da mucho de si, te da tiempo de todo, te cuidas, te das a los demás y disfrutas de nieto, cervecita y rememoración de otros tiempos, te puedo entender, yo disfruto mucho cuando charlo con antiguos compañeros de trabajo, nos jubilamos pero en cierto modo recordamos otros tiempos con nostalgia
ResponderEliminarBssss
Tu post por azar me recuerda que tengo fecha de caducidad y no tardando. Contar de 20 en 20 puede ser peligroso.
ResponderEliminarBss y buen finde.
Sigo sin ordenador:-(
Claro que sí Francisco, hay que disfrutar. Por cierto, buen sitio ¿eh?, también en San Lorenzo. Me ha encantado amigo. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
ResponderEliminarhttp://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
Una cervecita muy merecida !!!
ResponderEliminarla vida ha sido benevola con vos, lo bueno es que lo sabes y lo reconoces. Un abrazo
ResponderEliminarLa vida es una eterna sorpresa que nos deriva a ella, y la felicidad esta siempre ahí si la sabes apreciar en cada instante de lo que la vida nos ofrece, siempre hay algo que nos puede derivar a ella,
ResponderEliminargracias por tu relato de un día a día. un abrazo