Había sido un hombre de éxito,
tanto profesional como socialmente. Aunque de formación media, fue muy aplicado
en el trabajo y escaló por los distintos grados de la oficialía hasta acabar
como interventor en una céntrica sucursal bancaria. De modales delicados y
vestir elegante, cayó en frecuentar locales nocturnos y acababa las noches
agotado. “Esto te ayudará” —le dijeron, al tiempo que le hacían entrega en la
palma de la mano— Cuando salió de los servicios se sentía otro y pidió de nuevo
otra copa. Así fueron pasando los días y supliendo el descanso con ese extraño
suplemento.
Le conocí cuando estaba en el
arroyo. Desdentado, con una eterna pústula en la nariz, por la que manaba moco
ensangrentado de vez en cuando. No conocí su aspecto anterior, pero lo contaron
y a duras penas lo puedo vislumbrar a través del deterioro del presente. En sus
modos, un resto de formalidades que perduran, a pesar de las noches al raso.
Nunca le pregunté nada; le ofrecí un café y lo usó para calentarse las manos;
luego lo fue sorbiendo lentamente mientras me contaba: “son más lobos los de
traje y corbata, los que te marcan objetivos imposibles para que entregues el
ciento por uno, los que estrenan hígado cada día tras triturar los hígados ajenos…”
El camarero le envolvió el bocadillo en papel de plata y Raúl se lo guardó en
el bolsillo desvencijado de su cazadora. “Hasta la mayor de las desgracias
tiene su puntito sabroso —me soltó con media sonrisa un tanto irónica—, ahora
estoy pagando mis culpas; ellos lo pagarán antes o después.
Todo se paga, siempre.
ResponderEliminartodo en la vida tiene un precio. Cabe pensar que si era bancario de seguro jodió a mucha gente.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola amigo, nadie nos vamos de esta vida sin antes pagar. Un texto para reflexionar, un placer leerlo. Cuidate mucho.
ResponderEliminarEste es un mundo de depredadores. Nadie está a salvo.
ResponderEliminarUn saludo.
Una historia triste como casi todas las de esos hombres y mujeres que deambulan y viven en la calle. Todos tienen un pasado y viven un presente que ninguno de ellos llegó a pensar nunca que se encontrarían en esa tesitud.
ResponderEliminar¿Todo se paga?, no, todo no, ni todos pagan, la gran mayoría siguen viviendo a base de higados ajenos.
Un fuerte y calido abrazo
Es curioso Francisco, esta noche he tenido un sueño que, sin ser igual, tenia la misma conclusión, aunque como dice Nerín, desgraciadamente algunos prohombres, así como sus herederos, se alimentan por los siglos de los siglos de entrañas ajenas.
ResponderEliminarUn abrazo
Hay diferentes formas de tirar la toalla. La historia es triste. Él al menos tuvo una oportunidad. hay milloners que no la tienen.
ResponderEliminarTodo se paga al final. Una amiga mia siempre decía:
"De esta vida nadie se va riendo" Creo que algunos poco si.
Bss
Buenos días primo!!!! Una historia que me ha impactado!!! Tan real como la vida misma!!!! Cuánto tesón, constancia y rectitud hay que tener para no salirse del buen camino aunque haya veces que el factor suerte influya!!! Besosssss!!!!
ResponderEliminarHistoria inventada o no, le pone a uno la carne de gallina.
ResponderEliminarSaludos desde Gran Canaria, Ángel
Para sobrevivir en este mundo hay que estar alerta siempre, muy atento a lo que te rodea y mantenerte fuerte de mente.
ResponderEliminarUn abrazo Francisco.
Una historia que seguro es real.
ResponderEliminarHay que ser muy fuerte y tener la cabeza muy bien amueblada para no sucumbir a las exigencias que, a veces, te marca el mundo el que vivimos.
La verdad es que es difícil!! Nunca hay que olvidar quién eres y de donde vienes ...
ResponderEliminarAbrazos.
A mí me gustaría pensar que es verdad que todo se acaba pagando. Lo cierto es que estoy harta de ver cómo los desalmados se van de rositas, y creo que es mucho pedir confiar en que recibirán entonces el castigo en el Más Allá.
ResponderEliminarFeliz día, monsieur
Bisous
La vida siempre se cobra los errores... de una o de otra forma. Para la reflexión tu escrito. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarUna vida que termina de forma triste.
ResponderEliminarHay bastantes como Raul. La reflexión ayudará...
Besos
Como habréis supuesto, se trata de un caso supuesto, pero de esos que tienen que ver todo con la rabiosa realidad. El personaje piensa que todo se paga antes o después, pero yo creo que no todos pagan sus faltas, y son muchos los ejemplos que podríamos dar. Gracias a todos por los comentarios y a los silenciosos por la lectura.
ResponderEliminarComo ya te he dicho en otras ocasiones tienes don de escritor y bueno, gracias por compartir
ResponderEliminar