Hace ya 32 años que me robaron el
corazón. Era una mañana de enero. Tras los cristales el frío en la distancia de
Somosierra e imagino que también en la calle, al extremo de la Castellana. Las
largas horas de contracciones y resuellos habían quedado atrás, como también
habían quedado atrás los nueve meses de esperanza. Escuché tu llanto casi al
instante de mi vaciamiento; allí los sudores y el escalofrío de haber dado vida
con mi vida, ese milagro que me sigue sobrecogiendo. “¡No se duerma! ¿Me
escucha? ¡No se duerma!” Después del ímprobo esfuerzo no me dejaban hacer lo
único que me apetecía, además de acariciarte. Estaba extenuada, pero impaciente
por tenerte en mi regazo y comenzar a amamantarte… Me contaron una mentira. Tú no naciste
muerta. Yo escuché tu llanto, ese que me sonó a melodía cuando se me abrieron
las entrañas. No naciste muerta, no. “Es una niña”. Te llevaron adonde
corresponda para vete a saber qué, pero no regresaste nunca jamás. “Es una
niña; ha nacido muerta y es mejor que no la vea”. Aquel desgarro fue aún más
doloroso que el de mis entrañas y ni siquiera traía en sí la recompensa. Sé que
estás viva y por eso quiero felicitarte, mi amor. Te habrías llamado Fátima y
hoy sería tu onomástica, pero no sé dónde te encuentras ni qué nombre te
pusieron. Yo te di la vida y te he seguido otorgando vida en mi mente para
poder seguir viva yo misma, ya que no he perdido la esperanza de encontrarte.
Me han privado de acariciar tu pelo, de ponerte lazos y tirabuzones, de verte
crecer y hacernos confidentes… Me
contaron una mentira. Tú no naciste muerta. Es más, estoy segura que sigues
estando viva. Si lograra encontrarte sabrías muy bien lo mucho que te amo y el
motivo de lo que para otros es pura demencia. No llegaste a saber que tienes
dos hermanos mayores. Tú eras la tercera, por fin la niña, esa que no me
dejaron tener, la que me sacaron del nido las rapiñas. Posiblemente seas madre;
posiblemente… Tú no debes saber que
existo, que a mí me robaron y a ti te engañaron; pero si eres madres sabes sin
duda que hay un lazo inquebrantable mucho más allá del cordón umbilical.
Fátima, o como te llames —para mí Fátima—,
no he dejado de buscarte sin éxito ningún día de mi amarga vida, aunque vives
por siempre llena de vida en mi corazón. Tu madre, tu verdadera madre, te desea
un feliz día de tu santo.
Cuanto dolor y amor en este recuerdo, que muera un hijo debe ser lo mas dificil de superar.
ResponderEliminarUn abrazo
Un drama terrible.
ResponderEliminarNo tiene nombre esta atrocidad...
Un abrazo,amigo!
:)
Hola Paco!!!! Triste y actual realidad la que hoy nos narras!!! ARRIBA ESAS MADRES QUE LUCHAN POR LO ROBADO!!! ARRIBA EL CORAJE DE ESAS MADRES QUE FUERON ENGAÑADAS!!! ARRIBA ESAS MADRES QUE HOY DEBERÍAN ESTAR CON SUS HIJOS!!! Todo mi apoyo para ellas y justicia larga y lenta para los malhechores!!! Besos primo!!! que me has tocado el alma!!!
ResponderEliminarUna historia terrible que pone los pelos de punta.
ResponderEliminarNo puedo ni imaginar lo que puede sentir una madre ante una situación de éstas.
Un abrazo Francisco.
Terrible historia vivida por tantas madres. La única esperanza es que puedan recuperar a partir de ahora lo que la maldad del mundo les arrebato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Emotiva carta que me ha encogido el corazón y ha conseguido que una lágrima resbale inquieta, como persiguiendo justicia a tanta desolación. Puedo ponerme en la situación, pero no sé si puedo sentir ¡tanto como todas esas madres sienten!. Porque ese sentimiento de desgarro interior ha de ser muy profundo, y únicamente filedigno a la realidad .... cuando de verdad, se vive.
ResponderEliminarLo has narrado estupendamente, Francisco.
Un beso.
Una felicitación entrañable que seguro que escribirían muchas madres que en su día fueron engañadas y que cada vez salen a la luz en mayor número.
ResponderEliminarSería maravilloso que todas pudieran llegar a encontrarse con esos hijos desaparecidos o robados.
No puedo hacerme a la idea de lo que sentiria si me hubiera pasado algo tan doloroso.Pero lo que si podria imaginarme es el castigo que les imputaría a cada persona que ha contribuido a este robo de bebes para comerciar con ellos. Estas son las cosas que no se deben perdonar ni olvidar.
ResponderEliminarUn fuerte y calido abrazo de domingo Paco.
Ufff
ResponderEliminarMe has hecho llorar!
No logro imaginar el constante sufrimiento al que se debe someter una madre que intuye a su hija viva criada por otros brazos que no sean los suyos...
Besos.
Una tragedia que ahora está saliendo a flote y alcanza proporciones dramáticas. Aunque encuentren a sus hijos, quién reparará todos esos años perdidos?
ResponderEliminarFeliz domingo
Bisous
Un tema de terrible actualidad. Debe ser tremendo pasar por una experiencia así. Y hay que ser canalla sin entrañas para ser capaz de hacer algo semejante.
ResponderEliminarUn saludo.
Con un tema tan actual como este,tu relato me conmueve.Ojalá no existiese este problema y que ninguna madre sufriera este dolor en sus carnes.
ResponderEliminarUn saludo!!
Duro testimonio, que le remueve a uno las entrañas. Ese dolor de la madre es inpagable. Mis felicitaciones a la madre y a Fátima. Abrazos para tí, Francisco.
ResponderEliminarUN RELATO TRISTE Y EMOTIVO QUE NOS LLEGA MUY HONDAMENTE, ES TERRIBLE PARA UNA MADRE PASAR POR ALGO DRAMÁTICO QUE MARCA PARA TODA LA VIDA.
ResponderEliminarUN BESITO
Hola, Francsco:
ResponderEliminarTristemente es así, los mercaderes de ángeles son unas impías aves de rapiña llenas de ambición y con sentimientos de hielo.
Un abrazo.